?Es normal preferir a uno de tus hijos?

Durante mi segundo embarazo, uno de mis temores era si querr¨ªa a la peque?a tanto como al mayor. En pleno enamoramiento de mi entonces ¨²nico peque?¨ªn, David, me agobiaba pensando c¨®mo me iba a repartir, no ya solo en tiempo y manos, sino en amor, cuando naciera Natalia. Recuerdo que una vecina me coment¨® algo as¨ª: "Es incre¨ªble la capacidad que tenemos, c¨®mo cuando nace el segundo, el amor se multiplica". Efectivamente, al poco de nacer mi peque?a, me encontraba ya enamorada no de uno, sino de dos beb¨¦s. Ahora, esperando a la tercera, y viendo el manicomio diario de casa, dudo de si alguien podr¨¢ cogerla en brazos o hacerle caso, pero no dudo en absoluto de que la querr¨¦.

Pero, ?los querr¨¦ a todos por igual? La pregunta no es gratuita. Hay padres que quieren m¨¢s a un hijo que a otro, como reconoci¨®, con una honestidad apabullante y quiz¨¢ peligrosa, la bloguera estadounidense Kate Tietje en un pol¨¦mico art¨ªculo en la web de crianza Babble. De hecho, a?os antes de leerlo, no recuerdo si ya hab¨ªa nacido David (3 a?os y medio), mi amiga psic¨®loga, Blanca Ram¨ªrez, me hizo un comentario que me dej¨® impactada: seg¨²n algunas teor¨ªas, lo normal es preferir a uno de tus hijos. No se refieren a adolescentes o cuando ya son adultos, donde quiz¨¢ sea normal sentir m¨¢s afinidad con uno que con otro, sino a ni?os peque?os. Desde entonces, no he dejado de darle vueltas, m¨¢s ahora que tengo dos. A veces me planteo la pregunta ?qu¨¦ har¨ªa si hubiera una situaci¨®n de vida o muerte y solo pudiera salvar a uno? Pero no tengo el valor de seguir el hilo mental hasta el final, as¨ª que no s¨¦ la respuesta.

Tras leer el art¨ªculo de Kate Tietje en Babble, llamo a mi amiga psic¨®loga para que me ampl¨ªe la teor¨ªa. Hay una explicaci¨®n evolutiva: es una estratagema que llevamos impresa en nuestros genes para sobrevivir. Cuando nuestros antepasados no pod¨ªan mantener a todos sus descendientes, establec¨ªan una escala de preferencias, de forma puramente instintiva, privilegiando al que cre¨ªan que ten¨ªa m¨¢s probabilidades de salir adelante. En principio, se tender¨ªa a preferir a los varones, al tener m¨¢s posibilidad de esparcir su semilla, pero hay otros factores, como la fortaleza, la habilidad, la inteligencia...

"Es instintivo, no se razona, pero se tiende a preferir a uno sobre otro". En la pr¨¢ctica, en una sociedad industrializada como la nuestra, con pocos hijos por pareja y la posibilidad de criar a todos con calidad, "desechamos ese instinto, como hacemos con muchos otros, porque ahora no nos viene bien", me explica Ram¨ªrez. Pero no hace falta irse a una situaci¨®n de hambruna o de guerra: dar estudios universitarios al hijo que vemos m¨¢s preparado, cuando no hay dinero para todos; o impedir que una de las hijas forme su propia familia para que cuide de sus hermanos, dando prioridad a sacar adelante a los hijos de la pareja que a posibles nietos, que comparten una carga gen¨¦tica menor, son casos no tan lejanos en los que sale a relucir esa escala de preferencias.

Incluso, como en mi pregunta nunca resuelta, estos instintos har¨¢n que "autom¨¢ticamente, aunque no se quiera, se priorice a uno de los hijos en casos extremos, como que se estuvieran ahogando los dos", me dice Ram¨ªrez. Esas preferencias no son inmutables: puede que haya ¨¦pocas en las que se cuide m¨¢s del peque?o, porque lo necesita, y se deje al mayor, que ya puede apa?arse solo.

Sin embargo, ambas coincidimos en que preferencia no equivale a amor. "Que tengas preferencia por la supervivencia de uno no significa que lo trates con m¨¢s cari?o". As¨ª, hay personas que son m¨¢s r¨ªgidas y disciplinadas con el favorito. O que se vuelcan con un ni?o discapacitado, aunque, seg¨²n la teor¨ªa evolutiva pura y dura, tiene menos posibilidades de tener descendencia.

?Qu¨¦ hacer cuando crees que prefieres, o quieres m¨¢s a uno de tus hijos, como le sucede a Kate Tietje? "Culpabilizar a los padres no sirve de nada", opina mi amiga psic¨®loga. "Lo mejor es buscar lo positivo, lo bueno de cada hijo, no fijarte solo en lo que est¨¢ fallando". Y "observar las caracter¨ªsticas del ni?o como persona independiente" -por ejemplo, si es tenaz, h¨¢bil, sociable, etc¨¦tera- y no solo desde el punto de vista de la relaci¨®n con los padres -si nos llevamos bien, nos hace caso, compartimos pensamientos...-.

De acuerdo. Este post es serio. Es algo en lo que he estado pensando durante mucho tiempo, pero he tenido demasiado miedo para decirlo. Aunque no puedo ser la ¨²nica que se siente as¨ª. Porque las madres no son perfectas. (...) As¨ª que he inspirado fuerte, y voy a compartirlo.

Creo que quiero a mi hijo solo un poquito m¨¢s que a mi hija".

El texto es desgarrador por la honestidad de la madre, su sentimiento de culpa y su miedo a que sea demasiado tarde para reparar la relaci¨®n con su hija. Una de las cr¨ªticas expresadas por los lectores en los comentarios, que comparto, es sobre la conveniencia de sincerarse en un foro tan p¨²blico como es Internet sobre estos sentimientos tan ¨ªntimos y duros. No por la madre, que parece haberlo escrito con una intenci¨®n de catarsis, sino por la peque?a. ?C¨®mo se sentir¨¢ la ni?a cuando crezca y lea el texto de su madre? Pero tambi¨¦n, entre los comentarios, hay varios lectores que se ven reflejados en lo que cuenta Tietje y le agradecen haber tratado de un tema que parece tab¨².

Os traduzco algunos p¨¢rrafos del art¨ªculo:

Hay momentos -en mis pensamientos tipo La decisi¨®n de Sophie- en que me pregunto a cu¨¢l de los ni?os ser¨ªa realmente peor perder... si me obligaran a elegir. Inmediatamente me siento horrible y quiero ir y abrazarlos a los dos y no dejarlos marchar (...).

Entonces me siento fatal y avergonzada por haber pensado algo as¨ª, porque realmente quiero a mi hija y nunca querr¨ªa perderla. Cuando no es desafiante, es una peque?a ni?a adorable que me hace re¨ªr y maravillarme de todas las historias que cuenta y las cosas que sabe hacer (...).

La cosa es que, en el d¨ªa a d¨ªa, encuentro m¨¢s f¨¢cil gravitar hacia mi hijo. Soy m¨¢s paciente con ¨¦l. Es menos probable que me enfade con ¨¦l (aunque lo hago, si hace algo que no debe). Es m¨¢s probable que le coja y le achuche, o que le d¨¦ algo que pida m¨¢s r¨¢pidamente. Soy menos paciente con mi hija, es m¨¢s probable que pelee con ella o que le niegue algo sin una buena raz¨®n(...). Esto en mis d¨ªas peores... En los mejores, en los normales, hago un esfuerzo mayor para intentar ser justa con los dos (...).

S¨¦ que si no hago algo, e intento superar mis extra?os rechazos y ser realmente una madre, crecer¨¢ para acusarme de estas cosas: "?Por qu¨¦ fuiste tan dura conmigo? ?Por qu¨¦ fuiste tan impaciente? ?Por qu¨¦ no me abrazaste y me quisiste como hiciste con ¨¦l? Y podr¨ªa responderla de mil formas... porque ¨¦l quer¨ªa que le abrazara m¨¢s, porque ¨¦l es m¨¢s sensible, porque ¨¦l es m¨¢s peque?o... porque ¨¦l me necesitaba m¨¢s...

No es suficiente. Porque ella tendr¨ªa raz¨®n, y yo no tendr¨ªa nada que decir. Acepto completamente que lo peor de su comportamiento es totalmente culpa m¨ªa. Es culpa m¨ªa por preferir silenciosamente a su hermano, por ignorar sus necesidades, por darle de lado y exigirle demasiado.

Tengo la secreta esperanza de que el nuevo beb¨¦ sea una ni?a. Quiero empezar de nuevo con una peque?a ni?a ahora que tengo salud y soy una madre con experiencia. Quiero amarla y apreciarla como se merece. Y quiz¨¢... pueda aprender a amar y criar una ni?a de la forma adecuada, y pueda usarlo para cambiar y criar mejor a mi hija mayor. Quiz¨¢ pueda salvarnos a todos antes de que sea demasiado tarde. Solo espero que pueda ser una madre mejor. Que no lo haya estropeado ya. Porque no es justo querer m¨¢s a mi hijo... porque mi hija es quien es y necesita mi amor, respeto y aprecio tanto como ¨¦l. Quiz¨¢ m¨¢s ya que es tan independiente y deseosa de apartar a la gente. Espero que pueda d¨¢rselo, que pueda ser la madre que ella -y todos mis futuros hijos- merecen".