La reina recibe, los novios descansan
Guillermo y Kate rompen la tradici¨®n y no asisten a la cena que ofrece Isabel II de Inglaterra a las casas reales con motivo del matrimonio de su nieto
Hay un protocolo no escrito en las monarqu¨ªas que indica que la noche anterior a una boda real los anfitriones ofrecen una cena a los representantes de las casas reales que asistir¨¢n al enlace. As¨ª ha ocurrido en las m¨¢s recientes. Lo hicieron Victoria y Daniel de Suecia, tambi¨¦n los pr¨ªncipes de Dinamarca y los pr¨ªncipes de Asturias, las ¨²ltimas tres parejas de herederos que han contra¨ªdo matrimonio. Es la manera de presentar al nuevo miembro que entrar¨¢ en este club selecto y exclusivo que forman las cabezas coronadas y los aspirantes al trono. Pero en Reino Unido, donde sobran las tradiciones, Guillermo y Kate rompieron el jueves con esta.
Los novios fueron los grandes ausentes de la cita en el hotel Mandarin Oriental, en el que 40 miembros de la realeza fueron convocados por Isabel II. Seg¨²n inform¨® a este peri¨®dico un portavoz de Clarence House, Guillermo y Kate se quedaron en sus habitaciones descansando para el gran d¨ªa tras cenar con sus respectivas familias. Guillermo, con su padre, Camila y su hermano Enrique, mientras que Kate estuvo acompa?ada en su ¨²ltima cena de soltera por sus padres y hermanos en el hotel Goring. Eso s¨ª, el pr¨ªncipe de Gales se pas¨® a saludar por el hotel Mandarin una vez que Guillermo se retir¨® a descansar.
Rota la tradici¨®n, Kate no ser¨¢ presentada en el club de la realeza hasta hoy. No quedar¨¢ para el recuerdo, como sucedi¨® con Letizia, esa primera aparici¨®n ante reyes y pr¨ªncipes, en la que se considera algo as¨ª como la primera rev¨¢lida que deben pasar las plebeyas convertidas de repente en altezas. Un club que se nutre y, probablemente, sobrevive gracias a la llegada de sangre nueva, de princesas universitarias, profesionales reputadas, que dejan su vida para entrar en los palacios y ayudar a sus parejas a encontrar motivos para que sus puestos tengan sentido. Kate ser¨¢ desde ma?ana una de ellas.
Isabel II dej¨® claro anoche que, a sus 85 a?os, ella es la que manda en la familia real brit¨¢nica. No hizo ninguna concesi¨®n. No permiti¨® que Carlos ejerciera junto a ella de anfitri¨®n. El pr¨ªncipe solo pas¨® a saludar. Quien recibi¨® a la reina Sof¨ªa, a la reina Margarita de Dinamarca, a los reyes de Noruega y a los pr¨ªncipes de B¨¦lgica, M¨®naco y Holanda fue su majestad. Ella ser¨¢ tambi¨¦n quien presida, tras la ceremonia en la abad¨ªa, el almuerzo de celebraci¨®n del enlace. A Carlos solo le queda la oportunidad de invitar por la noche a los amigos -las casas reales ya se habr¨¢n ido-, y lo har¨¢ con una fiesta en una discoteca montada para la ocasi¨®n en Buckingham Palace. A esa cita quien no ir¨¢ ser¨¢ la reina.
Presencia de los Pr¨ªncipes de Asturias
Durante toda la ma?ana de ayer no pararon de llegar a los aeropuertos de Londres aviones privados. En uno de ellos viaj¨® do?a Sof¨ªa acompa?ada de los pr¨ªncipes de Asturias. La Casa del Rey explic¨® que las damas lucir¨¢n en los actos de la boda dise?os creados por modistos espa?oles. La Reina ser¨¢ fiel a Margarita de la Nuez y Letizia a Felipe Varela. Don Felipe llev¨® anoche esmoquin y hoy se vestir¨¢ con un uniforme de capit¨¢n de fragata que le permitir¨¢ lucir dos condecoraciones muy significativas: el Tois¨®n de Oro que le concedi¨® el Rey y una medalla de la orden victoriana que Isabel II le otorg¨® en 1988, cuando visit¨® Espa?a de manera oficial. Y es que en estas citas los gestos son decisivos.
Guillermo y Kate no han querido regalos de boda, han pedido donaciones para las ONG con las que colaboran. La Casa del Rey inform¨® ayer de que los reyes de Espa?a y los Pr¨ªncipes han dado dinero a una de ellas, pero, claro est¨¢, no han informado ni a cu¨¢l, ni cu¨¢nto. Eso ser¨ªa romper una tradici¨®n y esta, de momento, se mantiene.
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