Las dos alas del PP comparecen juntas en Madrid

El olor de la victoria y el poder son el mejor pegamento para un partido. Poco ha cambiado en el fondo en el PP desde el Congreso de Valencia, en 2008. El ala dura sigue existiendo, y a¨²n defiende un discurso muy distinto al de Mariano Rajoy. ?l sigue apostando por su perfil bajo, su ambig¨¹edad calculada. Pero hay una enorme diferencia: ahora que la victoria est¨¢ cercana, ya no hay enfrentamiento. Rajoy deja hacer e incluso parece haber hecho de la necesidad virtud: cada uno habla para un p¨²blico distinto. No tiene ninguna intenci¨®n de frenar la jaula de grillos en la que se ha convertido el PP, en la que cada dirigente dice lo que estima m¨¢s oportuno en todos los asuntos, sin que haya apenas un discurso central coherente.

En unas comunidades no va ning¨²n imputado en las listas, en otras s¨ª. En unas, como Catalu?a, se hace un discurso dur¨ªsimo contra la inmigraci¨®n. En otras, como Madrid, se busca el voto emigrante con un discurso en positivo. En unas, donde est¨¢ en la oposici¨®n, el PP denuncia el despilfarro y la deuda. En otras, como Madrid, con el Ayuntamiento m¨¢s endeudado de Espa?a, o como la Comunidad Valenciana, con la deuda m¨¢s alta, se presume de las obras que se han hecho con ese dinero. En unas, como Galicia, se defiende que debe gobernar la lista m¨¢s votada. En otras, como el Pa¨ªs Vasco o Canarias, donde el PP ha apoyado a partidos que no eran la lista m¨¢s votada -PSE y CC-, se defiende a un partido que "puede pactar con todos". Ha pasado tambi¨¦n con el agua, con la energ¨ªa nuclear, con las ayudas al carb¨®n, con la educaci¨®n para la ciudadan¨ªa...

Ayer lleg¨® el gran momento de ese camino iniciado por Rajoy al permitir un doble o un triple discurso sobre casi cada asunto, muy lejos de la obsesi¨®n del PP de anta?o por controlar a sus barones regionales. Se vieron las caras los dos PP. Uno, el de Rajoy y Alberto Ruiz-Gallard¨®n, el ¨²nico hombre sin cargo org¨¢nico al que el l¨ªder eligi¨® para asesorarle cada lunes en la reuni¨®n de maitines. Y otro, el de Esperanza Aguirre, la hero¨ªna de ese ala dura y de los medios de comunicaci¨®n que presionan a Rajoy para que endurezca su discurso sobre el tema de Bildu.

Los tres ofrecieron un mitin en Madrid. Rajoy pod¨ªa haber pedido a Aguirre que no sacara el asunto de Bildu, que ¨¦l ha decidido eliminar de sus m¨ªtines porque cree que moviliza a la izquierda. Pero o no lo hizo, o no sirvi¨®. Por la forma de gobernar de Rajoy, es m¨¢s probable lo primero. Y as¨ª, en el mismo mitin, mientras Gallard¨®n y Rajoy no mencionaban a Bildu, Aguirre enfervorizaba a su p¨²blico con un mensaje dur¨ªsimo y contradictorio con el comunicado oficial y la posici¨®n de Rajoy, que no critica al Gobierno por dejar pasar a Bildu, respeta la decisi¨®n judicial y simplemente la "lamenta" como un "paso atr¨¢s". Rajoy tambi¨¦n ayer evit¨® en La Raz¨®n criticar al Gobierno o responsabilizarle de lo de Bildu. Aguirre, lejos de eso, se tir¨® a deg¨¹ello: "El balance de Zapatero es una Espa?a arruinada, una Espa?a dividida y la ETA en las instituciones". Ante los gritos de "Bildu fuera", se creci¨®: "Quiero tener aqu¨ª un recuerdo muy especial para todas las v¨ªctimas del terrorismo. Y para todos los polic¨ªas, los guardias civiles que se han jugado la vida para recolectar las pruebas irrefutables de que Bildu es una estrategia de ETA. Y para todos los concejales del PP que se van a tener que sentar junto a quienes les apuntan y les asesinan. El 22-M vamos a decir basta ya a un Gobierno que ha permitido que ETA est¨¦ en las instituciones".

Aguirre suele ir a las manifestaciones de Voces contra el Terrorismo, el ala radical de las v¨ªctimas, dirigida por Francisco Jos¨¦ Alcaraz, que el d¨ªa 14 ya est¨¢ convocando una marcha. Rajoy siempre evita esas manifestaciones, pero parece vivir cada vez m¨¢s c¨®modo en este nuevo PP en el que conviven todo tipo de discursos sin que ¨¦l se responsabilice o trate de desautorizar ninguno de ellos. Los dos PP siguen existiendo. Pero, gracias a Rajoy y al olor a victoria, ahora est¨¢n juntos, revueltos, y muy bien avenidos, porque Aguirre, Rajoy y Gallard¨®n se cruzaron todo tipo de piropos en p¨²blico.