La falsa cocina de Leonardo Da Vinci
He guardado el secreto durante a?os pero creo que ya es hora de contarlo.
Todos sabemos que la historia est¨¢ llena de mentiras. O de interpretaciones tergiversadas, que m¨¢s o menos es lo mismo. Os hago este comentario porque me asombra comprobar c¨®mo a partir de una aventura inventada se ha creado un mito.
Me refiero al libro ¡°Notas de Cocina de Leonardo da Vinci¡±, casi un dogma en ciertas escuelas de cocina del que, seg¨²n la editorial Temas de Hoy (Planeta), se llevan vendidos 75.000 ejemplares.
?xito del que me alegro a condici¨®n de que los lectores sepan que su contenido es pura broma, que el supuesto manuscrito original de Da Vinci que se denomin¨® ¡°Codex Romanoff¡± no est¨¢ en el museo de l?Hermitage (Leningrado) como algunos piensan ni en poder de los herederos del genio renacentista. No est¨¢ porque no existe. Hablamos de un libro imaginado cuyo contenido es completamente falso.
En el a?o 1998 yo dirig¨ªa la colecci¨®n de gastronom¨ªa de la editorial ¡°Temas de Hoy¡± que acababa de iniciarse. De golpe recibimos una copia de un titulo en ingl¨¦s, ¡°Leonardo?s kitchen note books¡±. Una obra que, al parecer, hab¨ªa tenido una magn¨ªfica acogida en Inglaterra. El libro -- me dijeron -- lo hab¨ªa escrito una pareja de historiadores, Shelagh y Jonathan Routh, sin otra intenci¨®n que divertir a sus lectores.
Tan claro hab¨ªa sido su prop¨®sito que en Londres se present¨® a la prensa el d¨ªa de los inocentes, ¡°The fool?s day¡±, el 1 de abril, si no me equivoco.
De acuerdo con la directora editorial, Ymelda Navajo, en 1999 decidimos acometer la edici¨®n espa?ola. Como director solo retir¨¦ dos trampas de bulto que los autores hab¨ªan introducido. Dos ingredientes como las alubias y el ma¨ªz, productos americanos que a principios del XVI eran desconocidos en Europa. En cambio, respetamos los dibujos originales como el de la m¨¢quina de pelar patatas, artefacto absurdo porque tampoco estos tub¨¦rculos hab¨ªan llegado al puerto de Sevilla.
Es cierto que Leonardo era un cocinilla declarado, y es verdad que tuvo una taberna en Florencia a medias con su amigo Sandro Boticelli. Negocio que cerraron por falta de clientela. Sin embargo, ni invent¨® el sacacorchos para zurdos, ni las m¨¢quinas para cortar fiambres, ni un gram¨®fono para filetear la carne, ni tampoco el tenedor, utensilio que ya se usaba en Constantinopla en el siglo XI. Nada de esas cosas que se le atribuyen por culpa de esta obra. Si alguien est¨¢ interesado en profundizar en su figura que se busque otras fuentes. El libro de marras es fantas¨ªa pura.
Sin embargo, el error se agiganta. Antes del verano le¨ª una rese?a en el Diario de Noticias digital (www.diariodegastronomia.com) del 10/7/ 2011 en la que se aseguraba con desparpajo que Leonardo podr¨ªa haber escrito el Codex Romanoff entre 1481 y 1500. Eso y muchas otras cosas de su vida sacadas del libro que el autor del comentario daba como ciertas
Si Leonardo levantara la cabeza...
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