El 'kit' del diputado
Es cierto que no todo son malas noticias. En una semana de profesores fuera del colegio y con la Reina inaugurando el curso dentro, conseguimos enterarnos de que en el Congreso ya est¨¢n preparando la llegada de los 350 nuevos diputados a ser elegidos el pr¨®ximo 20-N. Seg¨²n explica el diario Abc, el nuevo diputado recibir¨¢ un kit dotado de un tel¨¦fono m¨®vil ?que puede escoger que sea BlackBerry o iPhone?, una tarjeta de taxi con 3.000 euros para gastar durante un a?o y un iPad.
Un miembro de la Mesa califica el kit del diputado como "todo lo necesario para sobrevivir". No sabemos c¨®mo lo hacen sus hom¨®logos griegos, italianos o franceses, pero la alt¨ªsima tecnolog¨ªa que envolver¨¢ a nuestros pol¨ªticos obliga a algunas consideraciones.
Cuando ¨¦ramos ricos, nos fascinaba ver a Victoria Beckham sosteniendo bolsos Herm¨¨s casi vac¨ªos
Los ac¨¦rrimos de la BlackBerry defienden el secreto de su mensajer¨ªa; los del iPhone, su velocidad y aplicaciones para todo. A lo mejor crean una para que los diputados voten desde sus casas o coches.
En cuanto al iPad, entendemos que el Congreso, y los contribuyentes, tengan a bien regalarles uno, a fin de cuentas es casi lo m¨¢s econ¨®mico de su existencia. Porque luego vienen los gastos reales, el d¨ªa a d¨ªa, que a lo mejor les obligan a canjear euros del bonotaxi para costearlos. ?Qu¨¦ ocurre en caso de robo o p¨¦rdida? Un iPad para todos y todas, s¨ª, pero un iPad sin funda a juego es un horror. Puede crear desasosiego est¨¦tico en el hemiciclo y ciclos de comentarios hirientes. Luego est¨¢ la conexi¨®n, la de 3G garantiza mayor rapidez a un coste elevad¨ªsimo, pero justificad¨ªsimo. Aquel diputado con la tarifa inferior, la 2G, puede ser objeto de chanzas adolescentes en los pasillos. Pero lo que en realidad deber¨ªa preocuparles levemente es que, cada vez que abran el iPad y se conecten, un d¨ªa de estos la pantalla les devuelva la imagen de la mano de un indignado avanzando hacia sus esca?os para arrancarles la tableta. O el kit entero.
Sin duda, un diputado moderno necesita un iPad para soportar las largas horas de deliberaciones. Cuando necesiten un respiro, deslizar¨¢n sus yemas sobre la pantalla y pinchar¨¢n en im¨¢genes del pasado. Por ejemplo, cuando Victoria Beckham vivi¨® entre nosotros y el Real Madrid era gal¨¢ctico y se permit¨ªa prescindir de todo un marqu¨¦s de Del Bosque porque no era guapo.
En esa ¨¦poca, cuando ¨¦ramos ricos, nos fascinaban las im¨¢genes de Victoria Beckham sosteniendo bolsos de Herm¨¨s extra large y casi vac¨ªos avanzando sobre arrogantes tacones. Ahora ella aparece con una lesi¨®n discal, sin tacones y las manos vac¨ªas (o con su ni?ita de meses) promocionando su l¨ªnea de ropa m¨¢s barata, que ser¨¢ un ¨¦xito seguro.
Y si se aburren de nostalgia, los nuevos diputados pueden colocarse los auriculares y escuchar la radio en sus smartphones. En muchas emisoras se habla de una posible operaci¨®n est¨¦tica en el futuro duque de Alba, Alfonso D¨ªez. El comentario es que podr¨ªa haberse rebajado la punta de la nariz. En primer lugar, deseamos que tal intervenci¨®n no le haga perder su fino olfato para las antig¨¹edades exquisitas. Quiz¨¢ para darnos en las narices con tal decisi¨®n, D¨ªez acudi¨® a ver la perla La Peregrina en Christie's.
La famosa perla forma parte de la colecci¨®n de joyas propiedad de Elizabeth Taylor, aunque su primer propietario fue Felipe II, y antes de ser subastada se expone en la capital. El precio de salida, dos millones de d¨®lares. Otro lujo. En la visita le preguntaron si pensaba adquirirla para la duquesa, su futura esposa. A D¨ªez se le hincharon las narices. La pregunta irrespetaba su pericia. La de un hombre sensible a lo bello, cualquiera que sea su edad.
D¨ªez est¨¢ molesto porque cuestionen sus arreglos. Estas peque?as intervenciones suelen acompa?arse de un poquito de b¨®tox, que no pone ni quita hombr¨ªa a un duque, solo lo alisa. Llama la atenci¨®n que los nuevos arist¨®cratas, los que como D¨ªez o Letizia adquieren rango por matrimonio, se cambien la nariz en el proceso. Antes cre¨ªamos que los nobles se distingu¨ªan de nosotros precisamente por sus perfiles pronunciados y a veces narizotas. Ahora pareciera que los que empiezan a serlo quieren echarle narices pero con naricilla. D¨ªez es un caballero dispuesto a compartir con nosotros su fascinaci¨®n por lo antiguo.
Strauss-Khan y Mourinho, los machos alfa de la semana, en cambio ocupan la escena donde ni piden perd¨®n ni ofrecen explicaciones claras sobre el comportamiento cuartelario de sus jugadores. ?Qu¨¦ esta pasando? Todo est¨¢ en crisis. ?Y el lujo? El lujo no. No es que est¨¦ en crisis, sino que apetece menos. Pesa m¨¢s y es indiscreto.
No solo bajan los precios, sino que de los r¨®tulos de las tiendas van borr¨¢ndose las palabras gourmet, vip o delicatessen, porque ahora ya solo suenan a caro. De esta manera, el delicatessen vuelve a ser colmado, y el gourmet, cocinero. Con o sin nariz nueva, tanto el futuro duque como los nuevos diputados deber¨¢n aprender una peque?a lecci¨®n: gustamos m¨¢s con menos look. Tanto en el caso de los que todav¨ªa creen que una nariz operada es mejor que la original como para los que ans¨ªen estrenar iPad en el hemiciclo, es necesario asumir que lo que para unos es una necesidad, para otros es un lujo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.