Dise?ar lo menos posible
A estas alturas no hace falta explicar que la sencillez no es lo contrario de la complejidad. Los 500 dise?os y los cincuenta a?os de vida profesional del alem¨¢n Dieter Rams lo ilustran. Pero tambi¨¦n retratan una ¨¦poca cada vez m¨¢s lejana del dise?o y de la industria. Un tiempo en el que algunos empresarios contrataban a sus empleados cuando sent¨ªan que compart¨ªan una misma onda, cuando pensaban que sus ideas estaban en sinton¨ªa. El de las afinidades puede parecer un criterio poco serio a la hora de ponerse a trabajar. Pero que el jefe presuponga que su futuro empleado tiene ideas y quiera conocerlas es tan fundamental como que el empleado conozca que su jefe las tiene m¨¢s all¨¢ de la voluntad de hacer dinero.
Algo as¨ª le sucedi¨® a Dieter Rams (Wiesbaden, Alemania, 1932) cuando comenz¨® a trabajar para la empresa Braun en el a?o 1950 y la profesi¨®n de dise?ador industrial no ten¨ªa todav¨ªa nombre.
Braun produjo aparatos el¨¦ctricos que, aun hoy, se contraponen a la obsolescencia programada de tantos electrodom¨¦sticos. La empresa era seria. Los clientes tambi¨¦n. Rams y Braun trabajaban para clientes que buscaban instrumentos, no juguetes. Como jefe de dise?o de Braun Dieter Rams desarroll¨® una especial habilidad para colaborar con otros profesionales. Tambi¨¦n para atender a la realidad. As¨ª, la belleza accesible, el gesto reducido y limpio y la elegancia de lo preciso que firmaron Braun y Rams han permitido que varias generaciones utilicen id¨¦nticos exprimidores o m¨¢quinas de afeitar. Eso en un mundo como el de los aparatos el¨¦ctricos en el que las batidoras llegan a las cocinas con fecha de caducidad en el envase.
El dise?o de Rams, y c¨®mo no la indisociable historia de la empresa Braun, tienen hoy su biblia en el nuevo libro Dieter Rams: As Little Design as Possible que Sophie Lovell ha escrito para la editorial Phaidon. Piezas fr¨ªas, de aspecto ligero y tacto s¨®lido, los mejores materiales para el dise?o m¨¢s simple. Lo m¨¢s para lo menos, la suma para la mejor resta, la precisi¨®n. ¡°En dise?o, la indiferencia hacia la gente y hacia la realidad en la que vivimos es el ¨²nico pecado capital¡±, explica Rams. Su trayectoria le permite hablar con credibilidad de la belleza de lo humilde y de la necesidad de combinar el racionalismo con la sensibilidad. Tener sensibilidad es denunciar que ¡°el dise?o de muchos productos est¨¢ determinado por las especulaciones que hacen los industriales con las debilidades de los compradores¡±. Eso puede producir ganancias en un plazo corto. Pero no conduce al ¨¦xito. El buen dise?o es un arma contra el caos visual mundial y una herramienta para limitar la producci¨®n irracional.
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