Lugares marcados por el terror de ETA
HAY UNA cicatriz. Aunque no se vea en los portales, en las carreteras, en las aceras, en los bosques, en los pasos de cebra o en las escaleras. A pesar del tiempo transcurrido. Tres semanas despu¨¦s del comunicado de ETA declarando el "cese definitivo de su actividad armada", cuando para unos parece haber esperanza, otros son mucho m¨¢s esc¨¦pticos y prefieren callar. Lo comprobamos cuando solicitamos la colaboraci¨®n de distintas personalidades de dentro y fuera del Pa¨ªs Vasco, al hilo de esta nueva etapa. Les pedimos que reflexionaran en torno a las fotograf¨ªas de Eduardo Nave, im¨¢genes de los lugares donde la banda terrorista ha asesinado a lo largo de su historia. Nave ha retratado las calles, a?os despu¨¦s, el mismo d¨ªa y a la misma hora en que fueron escenarios de la barbarie. Algunos no entendieron la propuesta, otros la consideraron "violenta" y respondieron con su silencio o aduciendo un exceso de trabajo para no aportar 10 l¨ªneas. Un tema demasiado visceral, sobre todo en Euskadi, del que muchos, sencillamente, no quieren opinar.
A quienes m¨¢s doloroso les resulta es a los familiares y amigos de los asesinados y a los supervivientes de atentados. Algunos no quieren hablar. Pero otros necesitan desahogarse, cuentan su relato con detalle y agradecen ser escuchados. La mayor¨ªa dice que jam¨¢s perdonar¨¢ ni olvidar¨¢. Lo que sigue a continuaci¨®n es una reflexi¨®n libre de personas de todo tipo de ¨¢mbitos profesionales, ideolog¨ªas y procedencias. De aquellos que han querido participar en este ejercicio conjunto de memoria. Las im¨¢genes no pretenden contar la historia de ETA. No est¨¢n todos los atentados, ni hay un orden cronol¨®gico, pero s¨ª son una muestra del vac¨ªo que han dejado esos 43 a?os de terrorismo.
pulsa en la foto¡°Podr¨ªa marcar con tiza el sitio donde yac¨ªan mi padre y sus compa?eros¡±. Joaqu¨ªn Carrasco, hijo de Manuel Carrasco, trabajador de la Armada. Muri¨® asesinado junto a Santiago Esteban, Jos¨¦ Ram¨®n Intriago, Florentino L¨®pez, F¨¦lix Ramos y Mart¨ªn Rosa el 11 de diciembre de 1995 en la calle de Pe?a Prieta de Madrid. Eran las 15.00.Eduardo Nave
EMILIO LLED? | Fil¨®sofo y miembro de la RAE
"Un pueblo magn¨ªfico como el vasco no puede permitir que lo aterroricen embaucadores y asesinos"
Falta una foto en esa serie de recuerdos tr¨¢gicos: la de un peque?o despacho en la Universidad Aut¨®noma de Madrid donde un desgraciado, miserable individuo asesin¨® a mi amigo Francisco Tom¨¢s y Valiente. No voy a traer a estas l¨ªneas las palabras que se me ocurren para describir semejante ignominia, de la que no es solo culpable el imb¨¦cil que perpetr¨® la fechor¨ªa, sino el siniestro cabecilla que se lo mand¨®.
Semejante crimen tiene ra¨ªces muy profundas, no por lo interesantes, sino por los tenebrosos fondos que lo alimentan. ?Qu¨¦ palabras bestiales, sentimentalismos pringosos, han ido ocupando la supuesta corteza cerebral de semejantes sujetos? Probablemente, un guiso condimentado con fanatismo, racismo, clericalismo, fascismo chulesco, "izquierdismo", solapadas oligarqu¨ªas, separatismo -?separatismo hoy, cuando, con todas las dificultades y traiciones, empezamos a andar el camino de una democracia aniquilada en 1936 y todav¨ªa tan balbuciente?-. Un pueblo magn¨ªfico como el vasco, como todos los pueblos de nuestro entristecido y luminoso pa¨ªs, no puede permitir que lo aterroricen embaucadores y asesinos. Una gota de sangre de mi amigo, de cada uno de los asesinados y mutilados, vale hoy mil veces m¨¢s que el invento manipulado, anacr¨®nico, de sus inexistentes patrias.
KIRMEN URIBE | Escritor
"Tan solo recu¨¦rdame, recu¨¦rdame vital y generoso. Con el tiempo crecer¨¢n la hierba y el respeto"
Tan solo recu¨¦rdame, recu¨¦rdame vital y generoso, / yo quise vivir hasta el ¨²ltimo d¨ªa. / Recu¨¦rdame y con el tiempo crecer¨¢n la hierba y el respeto, / brotar¨¢n las hojas y las palabras. / Cr¨¦eme, crecer¨¢n: aunque lo hagan muy lentamente, / como las piernas de un ni?o, mientras sue?a.
FRANCISCO ETXEBERRIA | M¨¦dico forense
"Todas las madres lloran igual ante sus hijos sobre la mesa de autopsia. Los muertos no sufren, sino los vivos"
Es tiempo de memoria y de recuerdo respetuoso. ETA ha matado a uno de mis profesores y tambi¨¦n a uno de mis alumnos. Pero los muertos no sufren, sufrimos los vivos. Y todas las madres lloran igual ante sus hijos sobre la mesa de autopsia con el alma rota. Cada paso que doy en mi querida Gipuzkoa es un escenario que me recuerda un caso y luego otro. Apenas se lo digo a nadie. Apenas recuerdo sus nombres. Las v¨ªctimas de ETA necesitan lo que no tienen entre nosotros, reconocimiento social. No es lo m¨¢s dif¨ªcil en este largo proceso, es otra etapa.
CARMEN CAFFAREL | Directora del Instituto Cervantes
"Impresiona contemplar nuestros espacios cotidianos convertidos en lugares de muerte"
Todos tenemos en la memoria infinidad de espacios de muerte: campos de exterminio, ciudades destruidas, paisajes minados, bosques arrasados con armas qu¨ªmicas... Est¨¢n lejos de nuestro pa¨ªs, son remotos, resultan extra?os. Por eso impresiona tanto contemplar nuestros espacios cotidianos convertidos en lugares de muerte. As¨ª, vac¨ªos de personas e intactos, se alzan aqu¨ª nuestros jardines, calles, portales, pasos de peatones, aceras, tiendas de comestibles, escaleras y aparcamientos. Pagan con su soledad el recuerdo del mal y constituyen la met¨¢fora perfecta de la desolaci¨®n. Sabemos tambi¨¦n que ya son parte del pasado.
?SCAR TEROL | Creador del programa de televisi¨®n 'Vaya semanita'
"Los escenarios no pertenecen a bando alguno. Nos devuelven los ecos de nuestras emociones"
Son los escenarios, los decorados de los recuerdos y, ahora, bambalinas del presente. Cementos, asfaltos y piedras en los que se represent¨® la tragedia; los mismos que sirvieron antes y servir¨¢n despu¨¦s, en cruel paradoja, para festejar y celebrar encuentros. Solo escenarios, m¨¢s o menos bellos, arquitectura que envuelve nuestras vidas. No escuchan, no hablan; son paisajes. Es nuestra acci¨®n la que les otorga un peso y un car¨¢cter en nuestra memoria. No son responsables, no tienen culpa ni pertenecen a bando alguno; simplemente nos devuelven los ecos de nuestras emociones. Por eso no se debe caer en la tentaci¨®n de apropiarse de ellos, y mucho menos otorgarse el derecho de defenderlos de otros ojos.
JAVIER ELZO | Soci¨®logo
"Nos falta abordar el olvido reversible, el imposible olvido de lo inolvidable"
Nunca hay que olvidar. Paul Ricoeur, en su imprescindible libro La memoire, l'histoire, l'oublie, habla de dos formas b¨¢sicas de olvido, el "olvido por ocultamiento", por borrado de las trazas de la memoria, y el "olvido de reserva", el reversible. El primero puede tener dos formas: la amnesia, tanto involuntaria como voluntaria, y la amnist¨ªa. La amnesia voluntaria (en la transici¨®n y tantos a?os despu¨¦s en Euskadi) como la involuntaria (por los que, a pesar de todo, logran no ver), as¨ª como la amnist¨ªa (en el caso de ETA precisamente), ya se han aplicado.
Pero nos falta abordar el olvido reversible, el imposible olvido de lo inolvidable, los dramas que se alojan en la rec¨¢mara de la memoria y que, por mucho tiempo que pase, nada podr¨¢ borrar. Es la estela de Las Eum¨¦nides de Esquilo que recuerda Jonathan Littell al final de su novela Les bienveillantes.
EL?AS QUEREJETA | Cineasta. Productor de 'Al final del t¨²nel'
"El atentado de Barajas fue una grave detenci¨®n, pero hizo que el proceso fuera irreversible"
Por mi trabajo, he tenido ocasi¨®n de ver muy de cerca la evoluci¨®n de una realidad que hace una d¨¦cada ten¨ªa un aire lleno de oscuridad. En su d¨ªa conoc¨ª el asesinato de Fernando Buesa y de su escolta, Jorge D¨ªez Elorza. Luego pude ver desde muy cerca la vida de aquellos que, a lo largo del d¨ªa a d¨ªa, viv¨ªan con la sensaci¨®n de que en cualquier momento pod¨ªan sufrir el mismo destino. A partir de 2006, poco a poco, el panorama se ha ido modificando lenta, pero de forma imparable. El atentado de Barajas supuso una grave detenci¨®n. Pero, incluso aquella terrible circunstancia, se convirti¨® para algunos en una gran raz¨®n para que el proceso se hiciera irreversible. A trav¨¦s de poco m¨¢s de una d¨¦cada, el proceso hacia la paz contin¨²a y la luz al final del t¨²nel es cada vez m¨¢s resplandeciente y para muchos y de muy diferente ideolog¨ªa. Imposible de apagar.
UXUE BARKOS | Candidata al Congreso por Geroa Bai
"El reto ahora es inundar todos esos lugares, todos esos vac¨ªos, de confianza y de futuro"
El vac¨ªo que rezuman las im¨¢genes es sin embargo solo eso: vac¨ªo en una estampa. El vac¨ªo que nos ha dejado durante d¨¦cadas la violencia es mucho m¨¢s hondo, es vac¨ªo que ha inundado la vida de tantos, el dolor de tantos... Ese es ahora el reto: inundar esas im¨¢genes, esos lugares, esos vac¨ªos; inundarlos de confianza, de futuro. Porque el instante no tiene vuelta atr¨¢s, pero el espacio tiene futuro.
LU?S CHILLIDA | Hijo del escultor Eduardo Chillida
"Mi padre se pregunt¨®: '?No vale un hombre, cualquiera, m¨¢s que una bandera, cualquier bandera?"
Viendo las fotos de Eduardo Nave, de los lugares donde ocurrieron terribles atentados, al cabo de unos a?os me vienen a la cabeza, en estos momentos en los que empezamos a ver el principio de una nueva etapa sin terror, varios aspectos que fueron muy importantes en la vida de mi padre, como son el lugar y el vac¨ªo, y entre ellas, la foto de la iglesia de Santa Mar¨ªa, donde fue asesinado el guardia civil retirado Benjam¨ªn Fern¨¢ndez Fern¨¢ndez. Esta era la iglesia adonde acud¨ªa mi padre todos los domingos y en la que dej¨® su obra en alabastro Gurutz, sobre la pila bautismal. Donde comienza la vida, por una sinraz¨®n acaba otra, creando un vac¨ªo. Mi padre se preguntaba: "?No vale un hombre, cualquier hombre, m¨¢s que una bandera, que cualquier bandera? ?Hay alguna raz¨®n suficientemente grande para ser superior a la vida m¨¢s peque?a?".
MIGUEL ZUGAZA | Director del Museo del Prado
"O¨ªmos los m¨¢s de 30 tiros y salimos corriendo. En un coche estaban los cuerpos inertes de los funcionarios"
"Esto no es el pueblo vasco", proclam¨® el lehendakari Garaikoetxea al conocer la muerte de tres polic¨ªas nacionales en un atentado en Durango el 3 de octubre de 1980, el a?o m¨¢s sanguinario de todos los de la actividad de ETA. Yo ten¨ªa 16 a?os, la edad actual del mayor de mis hijos. Volv¨ªa del instituto a comer a casa cuando o¨ªmos los m¨¢s de 30 tiros. Tras hacerse el silencio, corrimos hacia el lugar de donde proced¨ªan, el cruce entre la iglesia de San Agust¨ªn y Bruno Mauricio Zabala. Un Seat 124 azul con los cristales deshechos se encontraba cruzado contra la acera. En su interior, los cuerpos inertes de los funcionarios que ven¨ªan desde Bilbao todos los primeros d¨ªas del mes a tramitar la solicitud del DNI. Todav¨ªa ol¨ªa a p¨®lvora. Recordando aquella terrible escena no puedo m¨¢s que pensar en los que incesantemente se ven obligados a volver al d¨ªa, la hora y el lugar para no encontrarse nada m¨¢s que con su ausencia.
JUAN PEDRO GUZM?N | Exdirectivo del Athletic de Bilbao, secuestrado por ETA en 1985 y liberado 377 d¨ªas despu¨¦s por los GEO
"He pasado muchas veces por el sitio donde fui secuestrado. Ya no me causa impresi¨®n alguna"
El fin de ETA era esperado. Lees los peri¨®dicos y ves que todo avanza, pero cuando ocurre, sin duda es una explosi¨®n de felicidad. Hace 25 a?os fui secuestrado, un d¨ªa antes de Nochevieja, a la salida de la comida tradicional con los medios de comunicaci¨®n y liberado despu¨¦s en un lugar de Basauri por lo que me enter¨¦ despu¨¦s. Por el sitio en el que fui secuestrado he pasado muchas veces. Est¨¢ parecido a entonces y ya no me causa impresi¨®n alguna. Era el restaurante habitual donde celebr¨¢bamos muchas comidas, antes y despu¨¦s, los miembros de la junta directiva.
AURORA INTXAUSTI | Periodista de El Pa¨ªs y v¨ªctima de atentado de ETA
"Siempre tem¨ª morir en la calle, era una obsesi¨®n. El terror ha provocado vac¨ªo y sufrimiento"
Siempre tem¨ª morir en la calle, era una obsesi¨®n que me persegu¨ªa constantemente. En 20 a?os de periodista en el Pa¨ªs Vasco hab¨ªa visto demasiados cad¨¢veres asesinados por ETA en el asfalto, abandonados en la tierra h¨²meda, y tener que sacar rollos de tela de una tienda para ocultar el terror de la muerte y que los trozos de los cuerpos de un militar, su esposa y su hijo, diseminados por las aceras, quedasen tapados. Durante muchos a?os hab¨ªa calles por las que no pasaba porque me recordaban a las v¨ªctimas, era una manera de protegerme para seguir ejerciendo mi trabajo. Jam¨¢s podr¨¦ olvidar los rostros y los cuerpos empeque?ecidos por el dolor de esas madres de guardias civiles y polic¨ªas nacionales vestidas de negro, con las zapatillas de pa?o nuevas, que se llevaban a escondidas los f¨¦retros de sus hijos. El escultor Eduardo Chillida siempre estuvo obsesionado con el vac¨ªo. Y eso es lo que ha provocado el terror de ETA, vac¨ªo y sufrimiento.
HELENA TABERNA | Cineasta, directora de 'Yoyes'
"Estos espacios vac¨ªos obligan a pensar en el tr¨¢gico momento en que fueron ocupados por la muerte"
Recuerdo la impresi¨®n que me produjo la foto publicada en prensa sobre la noticia de la muerte de Yoyes a manos de sus antiguos compa?eros de ETA. Al recordar la foto, ah¨ª sigue estando Yoyes, muerta, en el suelo, como si hubiera sido atropellada por esas enormes ruedas de tractor, que son como las ruedas de la historia. Esta misma sensaci¨®n me ha producido el recorrido por las fotos de este reportaje. Ver estos espacios vac¨ªos obliga a pensar en el tr¨¢gico momento en que fueron ocupados por la muerte.
SANTIAGO CARRILLO | Ex secretario general del PCE
"Al logro de la paz, tan positivo, la amargura sigue presente para quienes lloran a sus seres queridos"
No entiendo el mensaje. Se trata de fotos, en lugares donde hubo atentados terroristas, tomadas a?os m¨¢s tarde, cuando hab¨ªan recuperado su aspecto normal. Es dif¨ªcil que la mayor parte de los lectores recuerden el nombre de las calles en que hubo atentados dado los a?os transcurridos, y la visi¨®n de las fotos, si acaso, podr¨ªa llegar a la conclusi¨®n de que el tiempo lo arregla todo. Desgraciadamente, el destrozo causado en los sentimientos de las familias es distinto. Ah¨ª los da?os son irreparables, lo que hace que al logro de la paz, tan positivo para el pa¨ªs, la amargura siga presente en el coraz¨®n de quienes lloran a sus seres queridos.
JUANMA L?PEZ ITURRIAGA | Exjugador de baloncesto
"Muertes en portales, tan cerca del hogar, de la familia. Muertes hasta de la mano de un hijo. Nunca m¨¢s"
Portales. Unos cuantos. Su observaci¨®n me impresiona. S¨ªmbolos de cotidianidad, lugares comunes hasta que en uno de ellos ETA asesinaba cobardemente y los llenaba de desesperaci¨®n carg¨¢ndolos para siempre de triste recuerdo. Muertes en portales, tan cerca del hogar, de la familia. Muertes de la mano de un hijo. ?Qu¨¦ idea puede mantener en pie salvajadas semejantes? ?Qu¨¦ retorcido razonamiento puede ampararlas? Ninguno. Nunca m¨¢s. Los portales est¨¢n hechos para abrirse a la vida, no para segarla.
ALFREDO P?REZ RUBALCABA | Candidato del PSOE a la presidencia
"Reivindiquemos la vida que transcurre en los lugares que contemplaron la tragedia"
Los terroristas saben que nunca alcanzar¨¢n una victoria material sobre la sociedad. Aunque tratando de dotar a sus actos de una ¨¦pica de la que carecen se apropiaran de una jerga ajena; aunque hablaran de comandos o de lucha armada, los terroristas de ETA siempre fueron muy conscientes de que su lucha era psicol¨®gica. Que solo podr¨ªan alcanzar alguno de sus objetivos si la sociedad claudicaba ante su chantaje. Por eso no es casual que para sus cr¨ªmenes eligieran escenarios cotidianos; porque en ellos el contraste entre la vida y la muerte, entre la paz y la violencia, era m¨¢s intenso; y de ese contraste surg¨ªa el horror. Hoy, cuando los terroristas han tenido que abandonar la violencia, cuando su historial de cr¨ªmenes se revela especialmente est¨¦ril; hoy m¨¢s que nunca es necesario subrayar la distancia que hay entre la dignidad de las v¨ªctimas y la miseria moral de los asesinos. Conservemos siempre la memoria de los que murieron y reivindiquemos tambi¨¦n la vida que transcurre en estos lugares que contemplaron la tragedia. Para quienes generaron muerte y sufrimiento, esa normalidad es la mejor constataci¨®n de su total, de su rotundo fracaso.
ANTONIO MU?OZ MOLINA | Escritor
"La infamia es esa calle donde una persona esgrimi¨® una pistola y se march¨® sin apresurar el paso"
A Jean Am¨¦ry lo que m¨¢s le sorprendi¨® de los hombres de la Gestapo que fueron a detenerlo fue que no tuvieran caras de la Gestapo, sino de personas normales, y eso fue tambi¨¦n lo que empez¨® a darle m¨¢s miedo. Lo que sorprende de este cat¨¢logo de lugares donde los matarifes etarras asesinaron a sus v¨ªctimas es precisamente su normalidad. El crimen, el mal no pertenecen al reino de las tinieblas, no son propios de un linaje particular de monstruos: el lugar de la infamia es esa calle por la que personas comunes pasan todos los d¨ªas, en la que una persona igualmente com¨²n encontr¨® la muerte, en la que otra persona tambi¨¦n com¨²n esgrimi¨® una pistola y se march¨® despu¨¦s de la ejecuci¨®n sin apresurar el paso ni taparse la cara, en la que hay ventanas y quicios de puertas a las que un cierto n¨²mero de personas comunes se asomaron al escuchar los disparos. Lo que da m¨¢s miedo de los cr¨ªmenes provocados y consentidos por una virulenta infecci¨®n ideol¨®gica es la normalidad con la que suceden en los lugares comunes de la vida.
LU?S R. AIZPEOLEA | Periodista de El Pa¨ªs
"Un d¨ªa de 1986 me llam¨® mi hermano. Un comando de ETA hab¨ªa secuestrado a mi sobrino"
El 23 de febrero de 1984 entrevist¨¦ al secretario de organizaci¨®n del PSE, senador y cabeza de lista por Gipuzkoa, Enrique Casas. Hablamos de aquella campa?a, la segunda de las auton¨®micas vascas. Fue su ¨²ltima entrevista porque 24 horas despu¨¦s era asesinado en su domicilio, en San Sebasti¨¢n, por una escisi¨®n de ETA. Un d¨ªa de 1986 me llam¨® mi hermano. Un comando de ETA hab¨ªa secuestrado a uno de mis sobrinos, polic¨ªa municipal. A ¨¦l y a su compa?ero los llevaron al monte Ul¨ªa. Les despojaron de su uniforme, y mientras una parte del comando les reten¨ªa, otra, con su uniforme, asesinaba a dos polic¨ªas nacionales en el Boulevard donostiarra. En septiembre de 2000, a mi mejor profesor, Jos¨¦ Ram¨®n Rekalde, un comando le hiri¨® de gravedad delante de su casa en el monte Igueldo. En noviembre de ese a?o, Aurora Intxausti, amiga y compa?era de EL PA?S, estuvo a punto de ser asesinada al salir de su domicilio, con su marido y su hijo. La bomba no estall¨®. Pero marc¨® su vida y la de su familia para siempre. Podr¨ªa contar otras historias de Donosti, la ciudad m¨¢s castigada por ETA, que me vienen a la memoria estos d¨ªas. Y que he tenido guardadas en un rinc¨®n de mi mente para poder seguir pisando las calles de mi ciudad.
GEMMA NIERGA | Periodista, conductora de 'La ventana' (Cadena SER)
"?Perder¨¢n significado las cicatrices? ?C¨®mo administraremos el olvido y la memoria?"
Siempre que he ido al Pa¨ªs Vasco, mis anfitriones me han mostrado lugares marcados por la violencia de ETA, que me producen la misma sensaci¨®n que estas fotos: horror, absurdo, vac¨ªo. Con el anuncio de ETA se abre una nueva etapa, que no por esperada resulta menos extraordinaria. ?Estos paisajes cotidianos, cicatrices en la memoria sentimental de cada ciudad, perder¨¢n significado en el nuevo escenario? Mario Benedetti aseguraba que el olvido est¨¢ lleno de memoria, porque el olvido es un gran simulacro. ?C¨®mo administraremos el olvido y la memoria?
ANTONIO BASAGOITI | Presidente del PP en el Pa¨ªs Vasco
"Estas im¨¢genes reflejan el silencio y la injusticia que empapa el ambiente tras arrebatar la vida a inocentes"
Estas fotograf¨ªas nos recuerdan que hemos ganado a ETA con un irreparable coste humano. Reflejan el silencio y la injusticia que empapa el ambiente despu¨¦s de arrebatarles la vida a personas inocentes. Y al mismo tiempo demuestran que ni los tiros ni las bombas consiguieron cambiar las cosas que pretend¨ªan. Todo ha seguido igual despu¨¦s de todos y cada uno de los cr¨ªmenes de ETA. Esos escenarios son la prueba de que los atentados no han servido a los terroristas para alcanzar sus metas. Y esa es la clave. ETA lleva desde hace d¨¦cadas y en democracia sembrando el terror en el Pa¨ªs Vasco y en el resto de Espa?a. Su objetivo siempre ha sido imponer sus pretensiones de independencia y territorialidad, y despu¨¦s de tanto tiempo ha tenido que anunciar que baja la persiana sin conseguirlo. El ¨¦xito es de la ciudadan¨ªa, que no ha permitido la imposici¨®n, y el m¨¦rito es de las v¨ªctimas, que han dado ejemplo de entereza y respeto al Estado de derecho.
JOS? JULIO RODR?GUEZ | Jefe del Estado Mayor de la Defensa
"Vamos a dejar de vivir bajo el chantaje del miedo, porque es el triunfo del Estado de derecho"
Sol y sombra. La foto no nos dice aparentemente nada, pero... por ese lugar, Javier, Jos¨¦ Manuel, Jos¨¦ Alberto, Fidel, Pedro, Domingo y Juan pasaban todos los d¨ªas camino de su lugar de trabajo. A unos 500 metros de distancia, una placa conmemorativa en el vest¨ªbulo del Cuartel General del Estado Mayor de la Defensa, en Vitruvio, n¨²mero 1 (Madrid), nos recuerda el atentado del 21 de junio de 1993. Hoy, 18 a?os despu¨¦s, han cambiado muchas cosas. El cese de la violencia etarra es una buena noticia, una excelente noticia. Y lo es porque vamos a dejar de vivir bajo el chantaje del miedo, porque es el triunfo del Estado de derecho y porque estamos cerrando un cap¨ªtulo definitivo. Lo que no es posible olvidar es lo que ha costado. Muchas muertes, mucho sufrimiento... Ojal¨¢ que este d¨ªa hubiera llegado antes.
ANA ROSA G?MEZ MORAL | Periodista y miembro de Gesto por la Paz
"La violencia ha dejado un hueco irreparable, casi mil huellas indelebles a nuestro alrededor"
A diferencia de las huellas que dejamos sobre la arena, que son f¨¢cilmente subsanadas por las olas, las huellas de la violencia se convierten en un hueco irreparable. A nuestro alrededor hay cerca de mil de esas huellas indelebles que dejan las vidas arrebatadas. Si estas existencias ausentes pudieran ser representadas mediante socavones descarnados, justo all¨ª donde fueron vaciadas de vida, tendr¨ªamos que ir sorteando cientos de agujeros negros en las calles de nuestros pueblos y ciudades. Y aunque la sangre se limpie r¨¢pidamente para que podamos seguir caminando por los adoquines entre cuyos intersticios se col¨® la vida de una persona, la memoria los convierte en un nuevo lugar, en un punto de encuentro entre quienes ya no est¨¢n y quienes deseamos producir valores significativos a partir de su ausencia.
HELENA RESANO | Periodista, presentadora de noticias de La Sexta
"Los d¨ªas de sol en Donostia se aprovechan. El fin de la violencia espero que tambi¨¦n"
La lluvia. En Donostia siempre llueve. Es algo que repetimos los de Pamplona. Cada vez que me tocaba hacer un directo tras un atentado, no s¨¦ por qu¨¦, llov¨ªa. Decirle adi¨®s a tu marido o a tu padre bajo esa lluvia lo hace terriblemente doloroso. El d¨ªa despu¨¦s del anuncio de ETA brillaba el sol. Ni una sola nube. Los d¨ªas de sol en Donostia se aprovechan. El fin de la violencia espero que tambi¨¦n.
PATXI ZABALETA | Coordinador general de Aralar
"No cabe cobrar precio pol¨ªtico por la paz, pero tampoco puede exigirse ning¨²n peaje"
La paz es la infraestructura de la convivencia democr¨¢tica y de la solidaridad. La paz es rec¨ªproca por su propia esencia; solo puede darse y recibirse, pues debe originar una sociedad de iguales. No cabe cobrar precio pol¨ªtico por la paz, como tantas veces se repiti¨®; pero tampoco puede exigirse ning¨²n peaje, como pretende alguien. La paz se sustenta en la ¨¦tica y no tiene precio. El lenguaje de victoria y derrota, de vencedores y vencidos es un lenguaje militar de guerra. Siempre es tarde para la paz de tantas v¨ªctimas, de tantas presas y presos, de tanto dolor. Pero hacer la paz es la ¨²nica dignidad para compartir el futuro. El anochecer de la tempestad se siente tarde, pero en el umbral de nuestra historia es temprano.
RAM? ETXEZARRETA | Exviceconsejero de Pol¨ªtica Ling¨¹¨ªstica del Gobierno Vasco. Milita en el PSE-EE
"Descubr¨ª la capacidad de convivir con la violencia como si fuera un fen¨®meno meteorol¨®gico"
Le¨ª Un grito de paz, de Pedro Baglieto, descubriendo lo que ignor¨¦ de mi valle en mis primeros a?os de concejal¨ªa en Azpeitia, la capacidad de convivir con la violencia como si esta fuera un fen¨®meno meteorol¨®gico o paisaj¨ªstico. A menudo, descargo mi conciencia desviando mi ruta de Urrestilla y entro en Azpeitia. Una casa de cinco plantas vac¨ªa, tabicada en parte, desde que su due?o fuera liberado del secuestro. A nada, el punto donde mataron al agente franquista de la Guardia Civil, el cabo Posadas.
Veinte pasos m¨¢s y circundan la rotonda la casa, de fachada triste, donde viv¨ªa el extreme?o asesinado Francisco Mach¨ªo y la sociedad gastron¨®mica del fusilado ?ngel Otaegi. A 200 metros, la casa del industrial secuestrado, mi primera pancarta de repulsa de la violencia. Son 350 metros. Azpeitia es un pueblo bonito y cuidado. En la rotonda hay un gran l¨¢baro vasco, lauburu, vegetal divisable con nitidez solo mediante Google u ojo de p¨¢jaro.
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