Paga o muere
Fotograf¨ªa de NathaliePaco
Marxistas del mundo, ?alegraos! Los candidatos a la Presidencia del Gobierno de Espa?a han logrado vuestro sue?o de eliminar las diferencias sociales. Hablan de ¡°empleo¡±, ¡°educaci¨®n¡± o ¡°sanidad¡± como si todos fu¨¦semos iguales, con las mismas necesidades y preocupaciones. Pero ellos saben que no es as¨ª. Hay paro, claro est¨¢, pero hay mucho m¨¢s: la pobreza que afecta ya a una de cada cinco personas, medio mill¨®n de hogares sin ingresos y unas diferencias de oportunidades que empiezan a adquirir tintes caribe?os.
?Por qu¨¦ han elegido no hablar de este asunto?
Les doy un par de pistas: los socialistas, porque bajo su gobierno Espa?a se ha incorporado al Club de los Pa¨ªses M¨¢s Desiguales de Europa, solo por delante de Letonia, Lituania y Ruman¨ªa; el PP, porque durante los a?os de bonanza econ¨®mica dejaron que el gasto social cayese del 24 al 20 por ciento, sentando las bases de este batacazo. Si a usted le parece que en este contexto los arrebatos nacionalistas de partidos como ERC y UPyD est¨¢n completamente fuera de siglo, quiz¨¢s sea porque tiene raz¨®n.
La cuesti¨®n es simple: no es posible plantear respuestas dignas a la crisis sin considerar las implicaciones que tendr¨¢n para esta parte de la sociedad, que a menudo pesa poco en la balanza electoral de los partidos. Una simple conversaci¨®n con los trabajadores de Caritas, RAIS o cualquier otra ONG en la trinchera te pone los pelos de punta: parejas j¨®venes con hijos, cincuentones insomnes, madres solas con cargas familiares, inmigrantes¡ ninguno de ellos pens¨® nunca que se ver¨ªa pidiendo alimentos en Caritas. Pero primero se acab¨® el subsidio de desempleo, despu¨¦s los ahorros y m¨¢s tarde el margen de maniobra de padres y amigos.
Miles de familias de inmigrantes que ni siquiera tienen eso retornan a sus pa¨ªses avergonzados por no poder pagar los uniformes o el material escolar de sus hijos.
De ellos no se habl¨® en ninguno de los debates.
Ustedes s¨ª pueden tenerles presentes la pr¨®xima vez que escuchen referencias altisonantes al ¡°esfuerzo de todos los espa?oles¡±. Yo, por ejemplo, pienso que hay que tener poca verg¨¹enza para insinuar medidas similares al copago sanitario mientras marean la perdiz con el Impuesto a las Transacciones Financieras. Incluso Merkel y Sarkozy, la Brigada de la Tijera, apoyan p¨²blicamente esta medida.
Porque no hace falta mucho esfuerzo para imaginar las consecuencias del nuevo recorte. En buena parte del mundo los pacientes deben hacer pagos complementarios para ser atendidos en los servicios de salud. Quien no tiene no se cura. En Grecia, por utilizar un ejemplo cercano, el t¨¦rmino fakelaki (sobrecito) describe el ¡®extra¡¯ que un ciudadano debe entregar a m¨¦dicos y enfermeras para ser atendido adecuadamente. Todos lo pagan y casi todos lo reciben, solo que a unos les cuesta m¨¢s que a otros.
Pero ustedes ya sab¨ªan todo esto. La cuesti¨®n es si les importa lo suficiente.
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