Marie Curie, un siglo con dos nobel
Marie Curie (1867-1934, premio Nobel de F¨ªsica en 1903), en su laboratorio parisiense en los primeros a?os del siglo XX.
Fue la moderna hero¨ªna de principios del siglo XX. Un icono cient¨ªfico que salt¨® en vida del laboratorio a los libros de texto. Marie Curie obtuvo el Nobel de Qu¨ªmica de 1911 por su descubrimiento del radio. A?os antes, en 1903, hab¨ªa logrado ya el preciado galard¨®n en la modalidad de F¨ªsica de forma conjunta con su marido, Pierre Curie, y el profesor Henri Becquerel por sus investigaciones sobre la radiactividad. Han pasado cien a?os y el escenario en el que se desarrolla la investigaci¨®n cient¨ªfica ha cambiado sustancialmente, aunque los profesionales que trabajan en este campo vivan dificultades y obst¨¢culos para llevar a cabo sus proyectos. Marie Salomea Sklodowska Curie (1867-1934) abri¨® para todos ellos una senda hasta entonces minoritaria. Doblemente precursora, fue mod¨¦lica como investigadora y adelantada como mujer. No solo ten¨ªa una mente privilegiada: fue tambi¨¦n una excepci¨®n en una sociedad en la que el papel de la mujer era otro y sobresalir en cuestiones cient¨ªficas era una rareza, algo fuera de gui¨®n.
Sabia, desde luego; tenaz y entregada a la ciencia, desprendida de todo lo que no fuera tiempo para dedicarse a investigar. Pero no lleg¨® a la actividad cient¨ªfica de forma lineal, ni hizo una carrera acad¨¦mica c¨®moda. Marie Sklodowska creci¨® en la adversidad. Hija de profesores, el amor al estudio impregn¨® sus primeros a?os y actu¨® probablemente como una br¨²jula el resto de su vida. La partici¨®n y ocupaci¨®n de Polonia por parte de Prusia, Austria y el imperio Ruso trunc¨® el futuro de sus padres, pero no fren¨® sus propios deseos de formarse y avanzar. La doble identidad de saberse polaca y asumir, sin embargo, que administrativamente viv¨ªa en el Zarato de Polonia, bajo dominio ruso, le ayud¨® a madurar y a plantearse salir al extranjero.
De su Polonia ocupada lleg¨® a Par¨ªs en 1891 para estudiar en la universidad de La Sorbona. Hab¨ªa que tener coraje y determinaci¨®n para adentrarse en las complejidades de la vida universitaria parisina siendo extranjera. Sobria en el vestir, ajena al impacto que pudiera producir en sus compa?eros m¨¢s convencionales, la estudiante polaca trataba de sentarse siempre en primera fila para no perderse nada interesante de lo que acontec¨ªa en la clase de F¨ªsica. Consciente de que su franc¨¦s no era a¨²n lo bastante bueno, la cercan¨ªa del profesor le aseguraba un mejor aprovechamiento y una mayor atenci¨®n.
Pocos a?os despu¨¦s consigui¨® la licenciatura de F¨ªsica y un a?o m¨¢s tarde la de Matem¨¢ticas, esta ¨²ltima gracias a una beca de la Fundaci¨®n Alexandrowitch, dotada con 600 rublos, que la cient¨ªfica devolvi¨® posteriormente. Por esa ¨¦poca conoci¨® al profesor de F¨ªsica Pierre Curie, con quien form¨® el t¨¢ndem adecuado para investigar juntos y desentra?ar las causas de la radioactividad. Se casaron en 1895, poco despu¨¦s de empezar a trabajar juntos. Su viaje de bodas, en bicicleta, le permiti¨® a Marie Curie recorrer la Francia profunda. Su vida en com¨²n abarc¨® desde 1895 a 1906.
En paralelo, se lanz¨® al doctorado, siguiendo los pasos de la alemana Elsa Neumann, la ¨²nica mujer doctora en F¨ªsica hasta entonces. Marie Curie eligi¨® como director de tesis a Henri Becquerel, un profesor de La Sorbona que hab¨ªa descubierto que las sales de uranio transmit¨ªan unos rayos de naturaleza desconocida. Un trabajo relacionado con el entonces reciente hallazgo de los rayos X. De ese modo la joven Curie sigui¨® dos l¨ªneas de investigaci¨®n: por un lado trabajaba con su marido, y por otro, bajo la supervisi¨®n de Becquerel. Ella misma logr¨® que esta doble l¨ªnea investigadora confluyera en su tesis: Investigaciones sobre las sustancias radiactivas. Por estas investigaciones, los tres cient¨ªficos compartieron el Nobel de F¨ªsica de 1903, aunque qued¨® claro que ella era el cerebro del equipo Pierre Curie-Marie Curie.
El reconocimiento internacional no se hizo esperar, pero Curie tuvo que seguir en solitario tras la muerte de su marido, en 1906. De forma indirecta, la muerte de Pierre Curie facilit¨® que la c¨¢tedra de F¨ªsica de La Sorbona que le hab¨ªa sido otorgada pasara a su esposa. La cient¨ªfica tuvo as¨ª la oportunidad de ser la primera mujer que impart¨ªa clase en la Universidad. No fue f¨¢cil. A pesar de la expectaci¨®n que concitaban sus progresos, tambi¨¦n fue cuestionada e incomprendida en algunos c¨ªrculos. En el terreno de la investigaci¨®n, Pierre y Marie Curie ya hab¨ªan logrado aislar en 1898 el polonio, denominado as¨ª en alusi¨®n a la Polonia natal de su descubridora. El Nobel de Qu¨ªmica de 1911 supuso un nuevo reconocimiento internacional. Si en 1903 se convirti¨® en la primera mujer en recibir el Nobel, en 1911 pas¨® a ser la ¨²nica persona en obtener el preciado galard¨®n en dos campos cient¨ªficos distintos. Sigue ostendando este r¨¦cord, ya que aunque Limus Pauling logr¨® dos Nobel, uno de ellos fue el de la Paz, no cient¨ªfico. Por su parte, John Bardeen recibi¨® en dos ocasiones el Nobel, pero siempre de F¨ªsica, al igual que Frederick Sanger obtuvo en dos a?os distintos el de Qu¨ªmica.
Marie Curie estuvo en Espa?a varias veces: en 1919 asisti¨® en Madrid al Congreso Nacional de Medicina y se aloj¨® en el hotel Palace. En 1931 imparti¨® una conferencia sobre la radiactividad en la Residencia de Estudiantes y pernoct¨® con su hija Ir¨¨ne (futura Nobel tambi¨¦n) en la Residencia de Se?oritas de la calle Fortuny (Madrid) que dirig¨ªa Mar¨ªa de Maeztu. La vinculaci¨®n con la Junta de Ampliaci¨®n de Estudios y las instituciones culturales y cient¨ªficas espa?olas fue estrecha: en 1933 volvi¨® a la Residencia de Estudiantes para presidir el Comit¨¦ de Cooperaci¨®n Intelectual de la Sociedad de Naciones. Por entonces era ya una mujer de rostro grave y gastado a quienes todos admiraban. En esta ¨²ltima visita a la Residencia, el final de su vida estaba ya pr¨®ximo. Un a?o despu¨¦s, en 1934, falleci¨® a consecuencia de una anemia provocada por su reiterada exposici¨®n a la radiaci¨®n.
Es tiempo de celebraciones en todo el mundo y en Madrid se puede evocar y recorrer su vida a trav¨¦s de una muestra que se expone en la Real Academia de Ciencias (RAC) hasta el 20 de diciembre. Adem¨¢s, un grupo de especialistas, entre ellos Jos¨¦ Manuel S¨¢nchez Ron, impartir¨¢ conferencias en torno a su figura en la RAC. Como complemento, una conmemoraci¨®n gastron¨®mica: mientras dure la exposici¨®n, el restaurante del hotel Palace ofrecer¨¢ de jueves a viernes en el horario de cenas el mismo men¨² con el que la Academia Sueca honr¨® a Marie Curie y a sus invitados en 1911. Un men¨² sin duda suculento: consom¨¦ Doria (con trufa laminada y jerez seco), suprema de rodaballo con salsa cardinal, y un plato de carne a elegir entre pularda fermi¨¨re acompa?ada de corazones de alcachofa duquesa o un fr¨ªo-caliente de codorniz con ensalada de can¨®nigos. Como broche, el postre Charlotte R?chel. El precio del men¨² Curie es de 55 euros y a los que hagan una doble reserva se les obsequiar¨¢ con el libro Una polaca en Par¨ªs, de Bel¨¦n Yuste y Sonnia L. Rivas-Caballero. Es la doble evocaci¨®n de una una epopeya personal y una proeza cient¨ªfica.
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