Italia, tres ministras pero mucho camino por recorrer
Por LUCIA MAGI En su primer encuentro con la prensa, Anna Mar¨ªa Cancellieri cont¨® que el primer ministro, Mario Monti, la llam¨® a primera hora de la ma?ana para comunicarle que a las cinco de la tarde ten¨ªa que estar en Roma porque quer¨ªa que ella fuese su ministra del Interior. Cancellieri es, en origen, una delegada del Gobierno ya jubilada (tiene 67 a?os) que sin embargo sigue ¡°sirviendo al Estado¡± y corre all¨ª donde la necesitan. Antes de su nombramiento se hallaba en Parma, rica localidad del Norte donde el alcalde dimiti¨® por corrupto y los ciudadanos necesitaban a un comisario que administrara la ciudad. ¡°No me daba tiempo volver a casa para cambiarme. Me met¨ª en un tren, menos mal que llevaba un vestido elegante porque la noche anterior estuve a teatro¡±. Con un austero conjunto de americana y pantalones negros, tres hilos de perlas al cuello, Cancellieri firm¨® y jur¨® sobre la Costituci¨®n italiana, puntual, a las cinco de la tarde, en Roma. Con ella, otras dos mujeres tambi¨¦n en ministerios importantes: Paola Severino, en Justicia, y Elsa Fornero, en Trabajo. Analistas, prensa, representantes de los movimientos femeninos y ciudadanos de a pie han aclamado el cambio. Adi¨®s a las velinas, bienvenidas las mujeres de m¨¦rito a un lugar donde queda tanto camino para recorrer hacia la igualdad real.
Italia es un pa¨ªs donde millares de ni?as participan en los casting itinerantes organizados por las productoras para elegir las bailarinas de los programas de televisi¨®n; ni?as cuyo ¨²nica ambici¨®n es aparecer en la tele, cuya mayor convicci¨®n es que menear el culo al lado de un presentador es una manera brillante de realizarse a s¨ª misma. En Italia, hace pocos meses una procesi¨®n de unas 30 j¨®venes desfilaba dentro y fuera del Tribunal de Mil¨¢n, camufladas de se?oras de ¨¦xito detr¨¢s de inmensas gafas de sol y prendas de firma: eran las prostitutas que animaban las noches de Berlusconi en su finca a las puertas de Mil¨¢n y que ¨¦l manten¨ªa pag¨¢ndoles lujosos pisos y coches. Acud¨ªan a los fiscales para testificar en la investigaci¨®n, que tiene entre los imputados al exprimer ministro, por un delito de inducci¨®n a la prostituci¨®n y que contaron recibir por noche incluso 5.000 euros, cifras que una coet¨¢nea con carrera y m¨¢ster puede tardar un a?o en ganar con su beca. En Italia, la higienista dental de Silvio Berlusconi, de 26 a?os, que tambi¨¦n participaba en el bunga bunga y est¨¢ acusada de llevar prostitutas a su se?or (el entonces primer ministro), fue candidata del Pueblo de la Libertad (de Berlusconi) a las elecciones regionales. Ahora se sienta en un esca?o que le da derecho a un sueldo estelar y a privilegios. En 2008,Berlusconi eligi¨® para el ministerio de Igualdad a una exvelina y modelo Mara Carfagna, que no logr¨® borrar de su cara un cierto aire de p¨¢nico esc¨¦nico en los tres a?os que dur¨® en el Gobierno. Italia, en fin, es el pa¨ªs donde ni siquiera la gram¨¢tica contempla la idea de que algunos trabajos ¨Ccomo el de ministro, m¨¦dico o abogado ¨C puedan ser ejercidos por mujeres.
As¨ª que la an¨¦cdota de Cancellieri preocupada por no tener un vestido adecuado despierta ternura, simplicidad, cercan¨ªa porque su curr¨ªculum s¨®lido despierta admiraci¨®n y confianza. Algo ha cambiado. No cabe duda. Lo mismo vale para las otras dos ministras. Elsa Fornero, ministra del Trabajo, Pol¨ªticas sociales e Igualdad, de 63 a?os, catedr¨¢tica de Econom¨ªa pol¨ªtica en la Universidad de Tur¨ªn y Paola Severino, abogado penalista de renombre. Las asociaciones femeninas -que se re¨²nen bajo el lema '?Si no ahora, cu¨¢ndo'?, detr¨¢s del cual se manifestaron en millones el pasado 13 de febrero, indignadas por el primer ministro que ven¨ªa acusado de inducci¨®n a la prostituci¨®n de menores¨C celebraron el triple nombramiento, porque Monti tuvo como principal estrella de referencia el m¨¦rito, la competencia. Algo que ¨Ctal como iban las cosas hasta hace diez d¨ªas - en Italia es digno de celebraci¨®n. La c¨®mica Luciana Litizzetto, con muchos seguidores ironiz¨® sobre el hecho de que, por fin, el pa¨ªs luce un gabinete donde los ministros entienden de lo que van a decidir.
El estado an¨ªmico difuso entre la mayor¨ªa de las mujeres (y de los hombres que tampoco quer¨ªan verse reducidos al topicazo del latin lover que no piensa en otra cosa sino en las curvas de un mudo objeto sexual) era tan bajo y humillado que las nuevas ministras fueron acogidas por aplausos pr¨¢cticamente un¨¢nimes. Pero no todo es oro lo que brilla. O mejor, no solo es oro lo que brilla.
¡°Es un principio, pero pod¨ªan hacer m¨¢s¡±, coment¨® la presencia femenina en el neonato Gabinete Susanna Camusso, secretaria del mayor sindicato italiano. La misma ministra Cancillieri, preguntada por si piensa introducir las cuotas rosas (es decir, un porcentaje m¨ªnimo de presencia femenina en las administraciones locales y nacionales) dijo estar a favor pero ¡°ser¨ªa bonito si no fueran necesarias¡±.
De hecho, el gabinete de Mario Monti refleja en formato peque?o la fotograf¨ªa de Italia: el poder en manos de hombres y de hombres viejos: una media de edad de 63 a?os. De los 16 ministros (aunque cinco no tengan cartera) solo tres son mujeres (aunque en ministerios clave) y ellas tambi¨¦n superan los 60. ¡°?No existen mujeres j¨®venes competentes? ?Para estar preparada y hacerte valer tienes que ser tan madura? Ser¨ªa un error grave pensarlo¡±, subraya en su blog Lorella Zanardo. Ella realiz¨® en v¨ªdeo documental El cuerpo de las mujeres, donde critica el tratamiento de la mujer en la televisi¨®n italiana.
El problema del pa¨ªs transalpino es end¨¦mico y queda reflejado en los cargos clave tanto en el mundo empresarial, acad¨¦mico y pol¨ªtico: una de cada dos mujeres no trabaja fuera de casa. Una de cada tres abandona el empleo tras tener el primer ni?o. Ahora, el pa¨ªs da un buen respiro de alivio por haberse liberado de un hombre p¨²blico que con su conducta privada legitimaba y fomentaba un sistema que premiaba la belleza m¨¢s que el m¨¦rito, la apariencia m¨¢s que la sustancia, pocos segundos de televisi¨®n m¨¢s que a?os de estudios y carrera. Sin embargo, para restituir su plena dignidad al papel de las mujeres no basta con cambiar de primer ministro y de Gobierno. Queda mucho camino por delante.
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