"?C¨®mo es aquello? ?C¨®mo es realmente ?frica?"
Cuando llegas a Espa?a tras pasar por primera vez una temporada en el ?frica subsahariana, los amigos siempre se te quedan mirando como evalu¨¢ndote y luego te preguntan: "Bueno¡ ?y c¨®mo es aquello? ?C¨®mo es realmente ?frica?"
Es una cuesti¨®n demasiado amplia, claro. ?frica es un continente enorme en todos los sentidos -como precisamente decimos en la introducci¨®n a este blog-, m¨¢s grande que Europa y con una mayor diversidad cultural y ling¨¹¨ªstica, por compararlos de alguna forma. Es como si -por ejemplo- quisi¨¦ramos que alguien que vuelve de Corea del Sur nos hablara de toda Asia. O mejor, como si un keniano le preguntara sobre Europa a otro que s¨®lo ha estado en Finlandia y esperara que ¨¦ste le hablara tambi¨¦n de Espa?a, Grecia y Reino Unido y de toda Europa.
Pero uno de los lugares que yo s¨ª puedo describir es Nairobi, la capital de Kenia y, con unos tres millones de habitantes, la mayor ciudad y centro econ¨®mico y comercial de toda el ?frica oriental.
Algo que suele sorprender a los que vienen por primera vez es el centro de Nairobi. Est¨¢ coronado por varios rascacielos, algunos con nombres de bancos, y a su alrededor crecen cada vez m¨¢s edificios modernos llenos de oficinas acristaladas. Hoteles con nombres hist¨®ricos compiten por los turistas y hombres y mujeres de negocios que visitan la ciudad: Hilton, Sheraton, Intercontinental¡ Las calles y avenidas del centro financiero est¨¢n absolutamente repletas de gente a todas horas durante el horario laboral. Y es el mismo tipo de gente que uno se encontrar¨ªa en la misma parte de la ciudad en Madrid, Londres o Par¨ªs. Son hombres y mujeres -en buena parte j¨®venes- que caminan r¨¢pidos y decididos, enfundados en trajes, en una mano el malet¨ªn y junto a la oreja la BlackBerry o el smartphone o el ¡®manos libres¡¯ o los auriculares del mp3 o el dispositivo Bluetooth. Esta parte del centro de Nairobi no desentonar¨ªa en cualquier pa¨ªs occidental. Quiz¨¢ mucha gente no pensar¨ªa precisamente en Nairobi al ver una fotograf¨ªa de su 'skyline', del perfil de sus edificios recortados contra el horizonte.
Parte del centro de Nairobi durante la noche (imagen en el dominio p¨²blico)
Aunque otra cosa: el clima aqu¨ª es casi perfecto. Templado todo el a?o, no llega a hacer demasiado calor ni fr¨ªo. Los pocos cambios vienen dados por las dos temporadas de lluvias, m¨¢s o menos entre marzo y mayo y luego entre octubre y diciembre. Y como la ciudad est¨¢ muy cerca del ecuador, amanece y anochece a la misma hora durante todo el a?o: se hace de d¨ªa sobre las 6.00 de la ma?ana y anochece entre las 18.30 y las 19.00 de la tarde.
Nairobi sigue teniendo mal nombre y una mala fama de ciudad peligrosa. Claro que hay partes de ella que conviene evitar, sobre todo por la noche, pero lo mismo ocurre en Madrid, Londres o Par¨ªs o en cualquier otra gran ciudad. Y quiz¨¢ tambi¨¦n haya quien tema extra?as enfermedades tropicales que acechan. Pero tampoco sueler ser el caso y, por ejemplo, en Nairobi no hay malaria. Lo que es realmente peligroso, insisto, es el tr¨¢fico. Algunos de los del centro son los ¨²nicos sem¨¢foros que la gente suele respetar pero incluso ah¨ª y sobre todo m¨¢s all¨¢, el tr¨¢fico es una jungla en la que rige la ley del m¨¢s fuerte o del m¨¢s temerario. Las v¨ªas de varios carriles y las rotondas son circuitos de competici¨®n. Por la noche la iluminaci¨®n es m¨ªnima o nula fuera del centro y la mayor¨ªa de las calles est¨¢n aderezadas con agujeros y baches de los que el ayuntamiento parece estar orgulloso, ya que lleva a?os sin repararlos.
Eso s¨ª, en los ¨²ltimos meses Nairobi ha iniciado un ambicioso plan de desarrollo de su red de calles y carreteras y varias circunvalaciones y pasos elevados est¨¢n alz¨¢ndose -o ya lo han hecho- alrededor del centro y a las afueras para intentar aliviar los embotellamientos y evitar que los camiones de mercanc¨ªas tengan que atravesar la ciudad.
Tambi¨¦n es cierto que el centro no es todo rascacielos de cristal y j¨®venes trajeados con iPhones. Tom Mboya Street, que corre paralela a Moi Avenue hacia el oeste pero a¨²n en el mismo centro, ya muestra otra cara m¨¢s desali?ada, m¨¢s ruidosa, m¨¢s sucia tambi¨¦n, en la que los edificios son viejos y m¨¢s bajos y albergan tiendecillas y puestos en los que es posible comprar casi de todo. Esta cara es m¨¢s bulliciosa y aglutina aun a m¨¢s gente; a primera vista puede parecer algo amenazante, pero tambi¨¦n es m¨¢s viva y sus habitantes m¨¢s cercanos.
River Road, parte del 'otro' centro de Nairobi (Foto: Matthias Kihr / Flickr)
M¨¢s all¨¢ del centro, los suburbios de Nairobi hacia el norte, el sur y el oeste parecen otra urbe. Situados en colinas verdes y boscosas, al norte se encuentran Muthaiga, Gigiri (donde est¨¢ la sede de Naciones Unidas), Spring Valley¡ Aqu¨ª, alrededor de calles tranquilas y poco transitadas, se alzan mansiones de ensue?o rodeadas de extensos jardines y ocultas tras muros con alambradas el¨¦ctricas, portones y guardas de seguridad. Aqu¨ª residen embajadores y representantes de los numerosos cuerpos diplom¨¢ticos. Y tambi¨¦n altos y bajos cargos de agencias y programas de Naciones Unidas y de ONGs, kenianos y extranjeros. Hay periodistas que ya llevan cierto tiempo y tienen un sueldo respetable o que han dado el salto al otro lado y ahora trabajan en las relaciones p¨²blicas de las mismas agencias y programas de Naciones Unidas y de ONGs. Y kenianos adinerados, normalmente pol¨ªticos o grandes empresarios.
Vista de Gigiri desde oficinas de la ONU (Foto: Thomas Stellmach / Flickr)
Al oeste se encuentran Lavington, bonito y rico y con grandes casas pero no tanto, y Kileleshwa, m¨¢s 'popular', donde edificios y urbanizaciones de buen nivel son m¨¢s comunes y donde encuentra acomodo la clase media-alta keniana.
Al suroeste, m¨¢s lejos y por las protot¨ªpicas praderas africanas se extiende el suburbio de Karen, donde vivi¨® Karen Blixen -autora del libro Memorias de ?frica-. Aqu¨ª las propiedades suelen ser vastas fincas o granjas que pertenecieron o pertenecen a familias brit¨¢nicas y europeas de la ¨¦poca colonial. Muchas hoy se han reconvertido en restaurantes, hoteles o mansiones.
Sin embargo, y adem¨¢s del mal estado de muchas calles, la gente acomodada tampoco puede escapar de algunos de los problemas de Nairobi. Los cortes de luz son muy comunes y, seg¨²n zonas, pueden durar varias horas y ocurrir varias veces por semana. Olv¨ªdate, entre otras cosas, de tener comida congelada, a no ser que tu casa o tu finca cuenten con un generador propio (algo, por cierto com¨²n a la mayor¨ªa de pa¨ªses africanos, ver la entrada de Cheihk S¨¦ne). Y aseg¨²rate de que el ordenador est¨¦ siempre con la bater¨ªa al m¨¢ximo si eres de los que lo necesitas para trabajar. Adem¨¢s, los cambios en la tensi¨®n y las sobrecargas cuando vuelve la electricidad pueden acabar quemando cualquier aparato el¨¦ctrico. Tambi¨¦n, la presi¨®n del agua es muchas veces d¨¦bil o puede simplemente desaparecer. Entre una cosa y otra, muchas viviendas no pueden tener lavadoras y son las mujeres de la limpieza las que lavan a mano la ropa de quienes tienen dinero.
Otro de los rasgos definitivos de Nairobi son sus centros comerciales. Westgate, Sarit Centre, Yaya Centre, Village Market, The Junction¡ son algunos de los grandes establecimientos repartidos por los suburbios de la ciudad. Los que se lo pueden permitir acuden aqu¨ª a comprar, comer y cenar, tomar caf¨¦ y ver pel¨ªculas. En sus cafeter¨ªas, que suelen ofrecer internet gratis, son cada vez m¨¢s raros los clientes que no juguetean o trabajan con su port¨¢til, iPad o iPhone u otro smartphone.
Las facilidades y ofertas de entretenimiento de estos centros conllevan a veces que haya gente, sobre todo extranjeros con grandes ingresos pero tambi¨¦n kenianos de clase alta, que acaban yendo de casa al trabajo y al centro comercial y apenas pisan otras partes de la ciudad.
Pero si hubiera que describir Nairobi en una o dos palabras, ¨¦stas ser¨ªan ¡®contraste¡¯ o ¡®desigualdad¡¯. Junto a la modernidad y la normalidad de la vida de clase media occidental, en Nairobi conviven extensos barrios de chabolas en los que pobreza, miseria y falta de oportunidades suelen ser la norma.
Mathare, Korogocho y el famoso Kibera son algunos de los barrios chabolistas cuyas im¨¢genes de calles embarradas y llenas de basura quiz¨¢ se suelen asociar m¨¢s habitualmente con la ciudad. Es aqu¨ª donde viven unas dos terceras partes de la poblaci¨®n. Aunque no son tan peligrosos como su mala fama dice ¨Cal menos no durante el d¨ªa-, son pocos los extranjeros que se aventuran por sus laber¨ªnticas callejuelas, m¨¢s all¨¢ de los cooperantes que precisamente trabajan en ellos. En estos barrios suele reinar una gran animaci¨®n mientras dura la luz del d¨ªa, ni?os corren y juegan por todas partes y j¨®venes y mayores vienen y van o simplemente observan la vida pasar sentados en los portales de las peque?as chozas y casuchas que hacen de casas, bares y tiendas. El olor a basura y excremento se mezcla con los aromas del arroz, el chapati o el ugali, comidas tradicionales cocinadas al exterior en hornillos de carb¨®n.
Una calle de Kibera (Foto: J.M.C.)
Muchos de los habitantes de estas barriadas trabajan en las casas, tiendas o centros comerciales de otras partes de Nairobi como porteros, guardas nocturnos, criadas o mujeres de la limpieza. Cuando cada d¨ªa estas personas recorren la distancia que separa sus chabolas de las zonas ricas de la ciudad pasan efectivamente de un mundo a otro.
Comentarios
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.