?Ahora s¨ª! Valencia est¨¢ en el mapa
Llev¨¢bamos a?os oyendo el mantra y se nos escapaba el verdadero alcance de la idea. Nos lo dec¨ªan una y otra vez y no lo ve¨ªamos. Se trataba de "poner a Valencia en el mapa", y no alcanz¨¢bamos a verlo. Era la panacea para atraer turistas, para conseguir que llegaran inversores nacionales y extranjeros, para despertar inter¨¦s, urbi et orbe, por todo lo que se hac¨ªa en esta comunidad. Casi todo serv¨ªa al objetivo primordial de "poner a Valencia en el mapa". Se trataba, por as¨ª decirlo, de un m¨¦todo infalible para tener el mundo a nuestros pies. ?bamos a ser la California europea, la envidia de todos, el para¨ªso junto al Mediterr¨¢neo. Para conseguirlo val¨ªa casi cualquier cosa, ya fuera organizar la Copa del Am¨¦rica o llevar una carrera de f¨®rmula 1 al centro de la ciudad, erigir el Museo de las Ciencias, y el Palau de les Arts, organizar la Luz de las Im¨¢genes, construir el ?gora y el aeropuerto sin aviones de Castell¨®n, poner en marcha Terra M¨ªtica, la Ciudad de la Luz, Mundo Ilusi¨®n y la Ciudad de la M¨²sica, incluso la Ciudad de las Lenguas, volcarse hasta extremos indecentes con la organizaci¨®n de la visita papal o pasearse ufanos a bordo de un Ferrari por el circuito de Cheste... Todo val¨ªa.
Han pasado los a?os y, efectivamente, ahora Valencia ya est¨¢ "en el mapa", aunque ha de quedar claro que no ha sido gracias (o a lo mejor s¨ª) a todos esos proyectos megal¨®manos, despilfarradores, a veces in¨²tiles, que han jalonado la historia valenciana de los ¨²ltimos lustros. La mayor¨ªa de los cuales, con muy pocas excepciones, o no se han llevado a cabo o han desaparecido, mientras que otros malviven entre la inanidad, las deudas, la corrupci¨®n y las goteras. Porque, lamentablemente, si Valencia ha conseguido, por fin, estar "en el mapa" en el inicio de este a?o 2012, no ha sido gracias todos esos proyectos, sino m¨¢s bien a sus m¨¢s negativas consecuencias.
Valencia, efectivamente, est¨¢ ahora "en el mapa". Pero lo est¨¢ m¨¢s que nada porque ha sido la primera comunidad aut¨®noma que ha necesitado ser rescatada por el Gobierno central para no entrar en quiebra ante una situaci¨®n financiera insostenible producto de a?os de alegr¨ªas y propaganda que nos han llevado al punto en el que estamos, con la deuda valenciana a punto de ser calificada de bono basura. Valencia est¨¢ en el mapa porque tiene la deuda per c¨¢pita m¨¢s alta del Estado; porque ha perdido a sus principales instituciones financieras; porque no paga a los farmac¨¦uticos que distribuyen los medicamentos que prescriben los m¨¦dicos de la sanidad p¨²blica; porque no hace frente a sus compromisos con las personas dependientes; porque debe ingentes cantidades a sus proveedores, a muchos de los cuales ha abocado al cierre; porque su sistema educativo cuenta con el mayor n¨²mero conocido de aulas precarias, los conocidos como barracones; porque tiene las tasas de paro m¨¢s altas del pa¨ªs; porque acoge el mayor vivero de econom¨ªa sumergida de toda Espa?a; porque ostenta r¨¦cords de cierre de empresas y negocios. Porque ha sido capaz de condenar a la irrelevancia y casi al cierre a un centro de investigaci¨®n que se promet¨ªa puntero (y cuya construcci¨®n supuso, ?faltar¨ªa m¨¢s!, una enorme inversi¨®n, con sus correspondientes desviaciones presupuestarias, claro est¨¢)... La relaci¨®n es extens¨ªsima.
Pero Valencia tambi¨¦n est¨¢ en el mapa por la corrupci¨®n. Porque tiene el dudoso honor de tener a un expresidente de la Generalitat sentado en el banquillo de los acusados por aceptar regalos de una trama corrupta que presuntamente financi¨® al partido que nos ha gobernado todos estos a?os. Porque permiti¨® que esa misma trama y algunos de sus protegidos locales se lucraran con la visita del Papa. Est¨¢ en el mapa porque una empresa p¨²blica de depuraci¨®n de aguas ha sido esquilmada de forma grosera sin que los responsables pol¨ªticos de la misma hayan admitido la m¨¢s m¨ªnima responsabilidad. Est¨¢ en el mapa porque una trama se ha llevado a capazos el dinero del negocio de la basura. Est¨¢ en el mapa porque la tramitaci¨®n del urbanismo de Alicante huele horriblemente mal. Porque ha sido incapaz de dar respuestas y se ha mostrado inhumanamente insensible frente a los afectados por un accidente de metro que seg¨® 43 vidas en 2006.
Pero Valencia tambi¨¦n est¨¢ en el mapa por otras cuestiones menos tangibles, aunque igualmente graves. Por ejemplo, por tener el Parlamento auton¨®mico que acumula el mayor n¨²mero de sentencias contrarias a un uso de la democracia y de los reglamentos que cercena los derechos (y obligaciones) de los diputados de los grupos de la oposici¨®n. Por su opacidad y su oscurantismo y por esconder, literalmente, informaci¨®n oficial que deber¨ªa ser de dominio p¨²blico. Por permitir y alentar una radiotelevisi¨®n p¨²blica partidista que ha perdido su ¨²nica raz¨®n de ser (la de constituir un servicio para los ciudadanos) para erigirse en una m¨¢quina de propaganda y manipulaci¨®n que, adem¨¢s de convertirse en un nido de amiguismo y, salvo honrosas excepciones, de producci¨®n de bazofia, acumula una enorme deuda y cuya nefasta gesti¨®n ha hundido en la miseria al sector audiovisual valenciano.
Por todo eso, y por algunas otras cuestiones que seguramente se quedan en el tintero, en este inicio del a?o 2012, ahora s¨ª, Valencia est¨¢ en el mapa. ?Era este el mapa en el que nos quer¨ªan colocar? ?Pues que me borren!
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