Oposici¨®n ¨²til
Alfredo P¨¦rez Rubalcaba comienza ofreciendo di¨¢logo a Mariano Rajoy apoyado en un equipo de direcci¨®n a su medida
Alfredo P¨¦rez Rubalcaba no ha tardado en ofrecer los primeros signos de c¨®mo entiende la oposici¨®n cr¨ªtica, y a la vez ¨²til, proclamada desde el 38? Congreso de su partido. Es un asunto importante en tiempos de desconfianza hacia la clase pol¨ªtica, reiterada ayer mismo en el ¨²ltimo bar¨®metro del CIS. Antes de ser elegido como secretario general, Rubalcaba lanz¨® una advertencia al PP contra el retroceso en libertades y derechos c¨ªvicos que ¨¦l cre¨ªa consolidados a lo largo del periodo constitucional; y tras su elecci¨®n, lo primero que ha hecho el nuevo secretario general es pedir una reuni¨®n con Mariano Rajoy, acompa?ado de una promesa de colaboraci¨®n en materia antiterrorista. De entrada es un cambio respecto a las malas relaciones entre oposici¨®n y Gobierno de la etapa anterior. Si ese esp¨ªritu va a extenderse a otros terrenos depender¨¢ de que el Ejecutivo confirme sus intenciones contrarreformistas en materia de derechos sociales; y tambi¨¦n, de los c¨¢lculos sobre la capacidad de Rajoy para desgastarse.
Esas primeras se?ales del l¨ªder socialista se producen despu¨¦s de montar un equipo de direcci¨®n a su medida, tanto en la ejecutiva del PSOE como a la cabeza del grupo parlamentario. Personas de perfil m¨¢s bien pragm¨¢tico, pero muy del aparato, un equipo destinado a servir de instrumento al l¨ªder y en el que se va m¨¢s all¨¢ en algunos criterios del periodo anterior. Nunca una mujer hab¨ªa sido sido vicesecretaria general del partido, cargo que recae en Elena Valenciano; tampoco una mujer hab¨ªa alcanzado la portavoc¨ªa socialista en el Congreso, para la que Rubalcaba propone a Soraya Rodr¨ªguez. Lo cual, unido al respeto a algo muy cercano a la paridad en la composici¨®n de la ejecutiva, transmite el mensaje de que el PSOE sigue creyendo en la igualdad como una de sus se?as de identidad.
No menor inter¨¦s reviste el nombramiento del lehendakari Patxi L¨®pez como secretario de relaciones pol¨ªticas del PSOE. Todo parece indicar que Rubalcaba se lo reserva para cubrir las eventualidades de un futuro que no est¨¢ escrito. Y a corto plazo, lo sit¨²a a su lado en la etapa de administraci¨®n del fin de ETA y de los efectos de la entrada de la izquierda abertzale en el juego pol¨ªtico vasco. El nuevo equipo tampoco implica un bloqueo a la renovaci¨®n generacional, al haber incluido a toda una serie de personas en la cuarentena y en la treintena.
Queda en pie la cuesti¨®n de si el nuevo l¨ªder socialista arriesga demasiado al emprender la traves¨ªa sin haber integrado al sector derrotado el fin de semana pasado, y con los congresos pendientes en los ¨¢mbitos auton¨®mico y local. Se ha limitado a no ningunear a Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n a pocas semanas de las elecciones andaluzas, y a ofrecer puestos secundarios a personas que apoyaban a Carme Chac¨®n. El tiempo dir¨¢ si sus apuestas son las que convienen para remontar las pasadas derrotas electorales y revitalizar el maltrecho proyecto socialdem¨®crata.
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