¡®Merkozy¡¯ y sus l¨ªmites
Transferir a la Uni¨®n competencias sin control democr¨¢tico genera rebeli¨®n m¨¢s que consenso
La Europa comunitaria no existir¨ªa sin la previa reconciliaci¨®n de sus dos principales socios, Francia y Alemania. El papel de la locomotora germano-francesa es clave para generar impulso pol¨ªtico, identificar y eliminar obst¨¢culos y estimular a las instituciones y al resto de socios. Siempre que esa locomotora se aver¨ªa, la Uni¨®n se paraliza. Cuantas m¨¢s iniciativas de mayor asociaci¨®n bilateral adopten Berl¨ªn y Par¨ªs, mejor para todos los socios europeos: no solo alejan a¨²n m¨¢s los fantasmas de los enfrentamientos hist¨®ricos, sino que apuntan derroteros transitables por otros, a trav¨¦s de lo que la jerga europea entroniz¨® como ¡°cooperaciones reforzadas¡± de hecho.
Sucede eso con la decisi¨®n de armonizar la fiscalidad sobre sociedades que acaban de adoptar la canciller Merkel y el presidente Sarkozy. Y sucede incluso en un ¨¢mbito tan discutible como la utilizaci¨®n del socio en el escenario electoral interno, con la participaci¨®n de la canciller en la campa?a presidencial francesa.
Ahora bien, entre impulsar como una locomotora y aplastar como una apisonadora dista un abismo que la pareja Merkozy franquea con demasiada frecuencia y funestos efectos. La frontera que ni Par¨ªs ni Berl¨ªn ni nadie, ni en solitario ni en comandita, debe perforar es la del respeto a las instituciones comunes: s¨ª a la complicidad con ellas, no a su sometimiento. De los fundadores a Giscard y Schmidt, a Mitterrand y Kohl e incluso a Chirac y Schr?der, todos demostraron un respeto esencial a la autonom¨ªa de la Comisi¨®n y de las dem¨¢s instituciones comunes. No se trata de un prurito procesal, ni siquiera del debido respeto a las normas de funcionamiento pactadas, sino, sobre todo, de que las instituciones comunes representan a todos. Erosionarlas es afrentar al conjunto.
Ello es m¨¢s imperativo ahora que nunca, dada la importancia de los cambios pol¨ªticos, jur¨ªdicos y econ¨®micos que la profundidad y dureza de la actual crisis impone. Con raz¨®n postula Merkel la necesidad de que todos los socios asuman una din¨¢mica de nuevas transferencias a la Uni¨®n: solo una Europa concertada y no 27 en desorden podr¨¢ dome?ar la inminente recesi¨®n y evitar su marginalizaci¨®n por EE UU y China.
Nuevos traspasos de soberan¨ªa en pol¨ªtica econ¨®mica a Bruselas requieren nuevas transferencias de control democr¨¢tico a la Uni¨®n. Resultar¨ªa un desprop¨®sito que el vaciado adicional de funciones parlamentarias y de vigilancia a los Gobiernos propias del Estado-naci¨®n se realizase sin encomendar esas tareas a las instituciones comunes. A las instituciones: no a una capital u otra, ni a un binomio ni a un engendro intergubernamental. Pretensiones parejas anidan en el incompleto e insuficiente proyecto de tratado fiscal o en la idea de someter a Grecia a un gendarme externo de Hacienda. Ese es el camino de la apisonadora, no el de la locomotora. Susceptible de herir y generar rebeli¨®n m¨¢s que consenso.
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