El champ¨²
Te mueres si haces cuentas, mejor no saber. As¨ª, de entrada, f¨ªjate, est¨¢ el recibo de la luz, el del tel¨¦fono, el del agua, el recibo del gas...
Te mueres si haces cuentas, mejor no saber. As¨ª, de entrada, f¨ªjate, est¨¢ el recibo de la luz, el del tel¨¦fono, el del agua, el recibo del gas, el de la comunidad de vecinos, el de la hipoteca, tambi¨¦n el impuesto sobre bienes inmuebles, sobre la recogida de residuos urbanos, por no hablar del IVA de la carne, del de las verduras, del de los pa?ales del ni?o, por no hablar del IVA de la puta leche, y no te olvides de la letra del televisor, del coche a plazos, de la aspiradora a plazos, del ordenador chungo a plazos.
Te levantas de la cama, enciendes la l¨¢mpara de la habitaci¨®n y ya est¨¢ el contador dando vueltas dentro de la caja como una idea obsesiva dentro de la cabeza. Abres luego el grifo del agua y destapas el tubo del dent¨ªfrico para cepillarte los dientes, y sin haber puesto el pie todav¨ªa al pasillo has arrojado 30 c¨¦ntimos por el sumidero del lavabo, como si en lugar de limpiarte las muelas las echaras. No hablemos de la espuma de afeitar ni del gel de ba?o ni del champ¨² con acondicionador. El champ¨² con acondicionador, fuera, sale m¨¢s barato el anticaspa. Pero no tenemos caspa, dice ella. Como si la tuvi¨¦ramos, dice ¨¦l, y en cuanto al pasillo, desde hoy, a oscuras, lo conocemos de memoria. Pero a m¨ª me da miedo, dice ella, por las apariciones.
?Y qui¨¦n se te aparece?, dice ¨¦l. Tu madre, dice ella, la he visto dos veces en camis¨®n corto, me hace un gesto as¨ª con la mano, como pidi¨¦ndome que me acerque para ense?arme una herida. Pues a m¨ª se me aparece ?ngela Merkel, dice ¨¦l, y me echa el aliento en las narices. ?A qu¨¦ huele el aliento de ?ngela Merkel?, dice ella. A chucrut podrido, dice ¨¦l. Ser¨¢ que tiene caries, dice ella. Ser¨¢, dice ¨¦l, pero sigamos con las cuentas, a ver por d¨®nde recortamos. ?Y si nos liamos un porro y vemos una peli? dice ella. Vale, concluye ¨¦l, pero el champ¨², anticaspa.
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