El Parten¨®n, ¨²ltimo consuelo
El robo en el museo arqueol¨®gico de la Antigua Olimpia, un golpe desmoralizador para una Grecia castigada
Acosados por la crisis, los griegos suelen decir que, ante tanto recorte, lo ¨²ltimo que les queda es el Parten¨®n. Los ladrones de arte han comenzado a amenazar este consuelo. El pasado? 9 de enero unos encapuchados sustrajeron en pleno centro de Atenas un cuadro de Picasso y otro de Mondrian. Ahora le ha tocado el turno al museo arqueol¨®gico de la Antigua Olimpia, en el Peloponeso. Los ladrones, encapuchados y armados de fusiles Kal¨¢shnikov, se hicieron con varias decenas de estatuillas de bronce tras maniatar a la ¨²nica vigilante del centro. La forma de extraer las piezas no fue m¨¢s sofisticada: bast¨® un martillo para romper las vitrinas y, es de suponer, un saco de pl¨¢stico donde meter el bot¨ªn. El ministro de Cultura present¨® su dimisi¨®n cuando los servicios del museo a¨²n trataban de establecer el balance del robo.
La dimisi¨®n es un gesto digno de tener en cuenta, pero no es seguro que el ministro de Cultura sea el ¨²nico que deba presentarla. Pese al valor de las obras expuestas, el museo contaba con un ¨²nico vigilante en el momento de producirse el robo. Si antes de la crisis hab¨ªa m¨¢s, la responsabilidad sobrevolar¨ªa como un p¨¢jaro negro la cabeza del miembro del Gabinete que decidi¨® reducir su n¨²mero hasta dejarlo en uno solo.
Puesto que lo m¨¢s seguro es que ese miembro del Gabinete no decidiera voluntariamente reducir la seguridad del museo, sino acuciado por la pol¨ªtica econ¨®mica de extrema austeridad impuesta a Grecia, la conclusi¨®n es que los recortes no solo afectan al consumo como aseguran los? economistas, sino tambi¨¦n al arte cl¨¢sico.
Por el momento, no se sabe cu¨¢ntos guardias de seguridad vigilan el Parten¨®n. Pero, si la pol¨ªtica econ¨®mica impuesta a Grecia no lo impide, m¨¢s valdr¨ªa que se incrementara su n¨²mero, no vaya a ser que al despertarse una ma?ana los griegos se encuentren con que ha desaparecido.
Los efectos econ¨®micos de la p¨¦rdida ser¨ªan dif¨ªciles de calcular, pero el da?o sobre la moral de los griegos ser¨ªa devastador. No solo por verse privados de la belleza del Parten¨®n coronando Atenas, sino tambi¨¦n por perder el ¨²ltimo consuelo con el que se enfrentan a la crisis.
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