Swift en Valencia
Hace casi tres siglos el bueno de Jonathan Swift ofrec¨ªa a sus contempor¨¢neos la modesta proposici¨®n de que los depauperados campesinos irlandeses vendiesen sus hijos a los terratenientes para que ¨¦stos se los comiesen. Pretend¨ªa poner remedio a la miseria end¨¦mica que diezmaba la poblaci¨®n irlandesa y, de paso, limpiar las calles de menesterosos. No todos entendieron entonces la intenci¨®n sat¨ªrica de la propuesta.
Las autoridades policiales de Valencia, con la ilustre jurista delegada del Gobierno a la cabeza, seguro que ahora entienden y aprecian como se merece la modesta proposici¨®n de Swift, y consecuentemente se han puesto manos a la obra para aplicarla, convenientemente adaptada a las circunstancias actuales, las de la renacida Comunidad Valenciana de la era post-Camps. En este caso no son los ni?os mendigos de Irlanda las v¨ªctimas, sino los estudiantes; y el medio elegido para eliminar la ingrata presencia callejera de tantos gandules indignados no es el canibalismo sino la proporcionada intervenci¨®n policial, que algunos malintencionados se obstinan en calificar de brutal cuando no es sino una ejemplar manera de ense?ar urbanidad y formaci¨®n del esp¨ªritu nacional a los j¨®venes descarriados, siempre tan necesitados de ellas. Como dijo hace tiempo nuestro querido presidente: Espa?a es un gran pa¨ªs que necesita un Gobierno con ideas claras, y con voluntad y determinaci¨®n para llevarlas adelante. En eso estamos y con media docena de intervenciones educativas como la de ayer terminaremos de captar la idea.¡ª Jos¨¦ Manuel Asensio Villar.
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