La rivalidad M¨¦xico-Brasil
La econom¨ªa mexicana creci¨® m¨¢s, pero los brasile?os han realizado una magn¨ªfica labor de autoelogio y promoci¨®n mundial
Brasil est¨¢ de moda en el mundo; M¨¦xico no. Brasil es, a los ojos de los mercados, los analistas, los acad¨¦micos y los medios, una historia de ¨¦xito; M¨¦xico, de un fracaso. El pa¨ªs sudamericano aguarda la Copa del Mundo de f¨²tbol en 2014, las Olimp¨ªadas de 2016, y el petr¨®leo del llamado presal, todo ello en el contexto del doble milagro de crecer y reducir la pobreza. Hasta la secular y aguda desigualdad brasile?a disminuye.
M¨¦xico es visto como todo lo contrario. Un pa¨ªs estancado econ¨®micamente, preso de la violencia, de la inseguridad y de las violaciones a los derechos humanos, paralizado en materia pol¨ªtica y cada vez m¨¢s cercano a Estados Unidos, a pesar de sus ocasionales pataletas ¡°anti-yanquis¡±. Huelga decir que a los mexicanos les irrita sobremanera este contraste, y que a los brasile?os les encanta: en los a?os noventa la narrativa era exactamente la contraria, y provocaba la ira de Brasil y la arrogancia mexicana.
A los empresarios mexicanos y a algunos miembros de la comentocracia la comparaci¨®n genera fastidio y un dejo de envidia; a un sector de la izquierda pol¨ªtica e intelectual del pa¨ªs, los logros brasile?os sirven para golpear al gobierno con cierta eficacia: lo que s¨ª ha podido hacer un gobierno de izquierda en un pa¨ªs con retos tan grandes como los de M¨¦xico; ya urge tener un gobierno as¨ª. En Brasil, el cotejo tan favorable con M¨¦xico le resulta funcional a sus ambiciones regionales e internacionales: qu¨¦ mejor justificaci¨®n y sustentabilidad del liderazgo brasile?o que el ocaso de su ¨²nico rival latinoamericano, tanto por historial fallido como por su alejamiento de Am¨¦rica Latina.
En Estados Unidos y en Europa, Brasil es una cuento de hadas y M¨¦xico, de terror
Claro que si en M¨¦xico y en Brasil la comparaci¨®n tiende a ser favorable al gigante sudamericano, en el extranjero se amplifica. Por lo menos en Estados Unidos y en Europa, Brasil es un cuento de hadas, y M¨¦xico, de terror. Ahora bien, en realidad, los n¨²meros no cuadran: simplemente no avalan este conjunto de apreciaciones. Muchos se sorprender¨¢n al saber que el a?o pasado la econom¨ªa mexicana creci¨® casi 33% m¨¢s que la brasile?a: M¨¦xico se expandi¨® aproximadamente 4%, Brasil ligeramente menos de 3%. Para el 2012, la expectativa de un crecimiento de alrededor de 3.5% es parecida para ambas econom¨ªas, pero si Estados Unidos mantiene su recuperaci¨®n y China y Europa siguen enfri¨¢ndose, puede suceder lo mismo. No es imposible que en 2012, por segundo a?o consecutivo, M¨¦xico crezca m¨¢s que Brasil.
No es que a M¨¦xico le vaya bien. El pa¨ªs no puede superar sus enormes desaf¨ªos sin crecer sostenidamente a menos del 5% anual; no se encuentra ni remotamente cerca de dichas metas. Pero estos datos sirven para mostrar que el famoso milagro brasile?o empieza a perder brillo. En parte por un entorno internacional cada d¨ªa m¨¢s halag¨¹e?o para M¨¦xico que para Brasil; en parte por la necesidad que sinti¨® el gobierno de Dilma Rousseff de reducir el gasto excesivo del expresidente Lula en a?o electoral; y en parte por una inflaci¨®n de casi el doble de la mexicana (3.82% vs. 6.56%). Brasil hoy presenta expectativas m¨¢s modestas de lo que el mundo piensa.
Es cierto que la clase media brasile?a ha crecido y que hoy representa una proporci¨®n mayor que en M¨¦xico. Y es cierto tambi¨¦n que la reducci¨®n de la pobreza en Brasil desde 2000 ha sido ligeramente mayor que en M¨¦xico. Habr¨¢ que ver si con los mejores n¨²meros econ¨®micos mexicanos de estos a?os se revierte esta tendencia. Pero conviene recordar y subrayar que tanto en PIB per c¨¢pita, como en desarrollo humano, pobreza y desigualdad, M¨¦xico supera a Brasil por un margen estrecho, aunque no insignificante. En el Informe de Desarrollo Humano-2011 del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, M¨¦xico ocupa el lugar 57 y Brasil el 84; M¨¦xico contaba en el 2011 con un PIB per c¨¢pita de 13.000 d¨®lares y Brasil 10.000 d¨®lares (en d¨®lares PPP); el coeficiente Gini de M¨¦xico es menos malo, por no decir mejor, que el de Brasil.
Brasil hoy presenta expectativas m¨¢s modestas de lo que el mundo piensa
Estos datos pueden ser sorprendentes, pero son explicables. Los dos ¨²ltimos gobiernos brasile?os y el actual han realizado una magn¨ªfica labor de autoelogio y promoci¨®n mundial. Los dos gobiernos mexicanos anteriores (Fox y Zedillo) desarrollaron faenas medianamente exitosas para vender sus logros en el mundo y dentro de M¨¦xico, pero el actual (Calder¨®n) ha desarrollado un esfuerzo perseverante para pintar el panorama m¨¢s negro posible ante el mundo y en M¨¦xico. Su insistencia en centrar todo en la guerra contra el crimen organizado, y los resultados de la misma (m¨¢s de 50.000 muertos en cinco a?os, seg¨²n el propio gobierno), han generado una percepci¨®n de debacle en el pa¨ªs azteca que no corresponde a la realidad econ¨®mica y social del mismo.
Incluso la evoluci¨®n de los distintos estamentos de la econom¨ªa mundial tiende ahora a favorecer a M¨¦xico. Este ¨²ltimo exporta principalmente manufacturas (casi tres cuartas partes de sus ventas totales en el extranjero), ante todo (80%) a Estados Unidos. La clara mejora econ¨®mica norteamericana, si se consolida, le garantiza a M¨¦xico un mercado en expansi¨®n para sus exportaciones, que a su vez, por tratarse de productos elaborados, generan empleos (ciertamente en cantidades insuficientes). Brasil, en cambio, exporta commodities de manera creciente (m¨¢s de la mitad de sus ventas for¨¢neas), y China se ha convertido en su principal comprador, junto con la India, Europa y Jap¨®n. Todos estos pa¨ªses pasan por momentos dif¨ªciles en su coyuntura econ¨®mica (en t¨¦rminos relativos, obviamente: el enfriamiento chino es objeto de envidia por toda la Uni¨®n Europea), y por tanto los precios de varias exportaciones brasile?as comienzan a caer. La soja, el hierro, el caf¨¦, la carne de cerdo y el az¨²car, junto con otras materias primas o alimentos, han visto descender sus precios, y en consecuencia los ingresos de Brasil. Si ambas tendencias se mantienen ¡ªrecuperaci¨®n estadounidense, letargo de los dem¨¢s¡ª la diversificaci¨®n y ¡°re-primarizaci¨®n¡± brasile?a habr¨¢ resultado menos prometedora que la integraci¨®n mexicana a Am¨¦rica del Norte.
Cuando termine la guerra del narco en M¨¦xico (con el nuevo presidente en diciembre del 2012) y llegue el Mundial de Brasil en el 2014, haciendo que afloren todas las insuficiencias de infraestructura, comunicaciones, turismo e incluso de seguridad que padece Brasil, se podr¨¢ percibir la realidad con mayor nitidez. A lo largo de los ¨²ltimos 80 a?os, los dos pa¨ªses han hecho las cosas m¨¢s o menos igual de bien o de mal, tanto en lo pol¨ªtico como en lo econ¨®mico y social (a pesar de la nostalgia por la era priista en M¨¦xico, y de la actual prepotencia brasile?a). Sus dos historias son de relativo ¨¦xito, y de decepciones recurrentes. Pero ninguno ha rebasado al otro de manera permanente. Salvo en dos cosas, en las que los brasile?os son infinitamente mejores que nosotros los mexicanos: el f¨²tbol y contar historias de ¨¦xito.
Jorge G. Casta?eda es analista pol¨ªtico y miembro de la Academia de las Ciencias y las Artes de Estados Unidos. Su m¨¢s reciente libro es Ma?ana o pasado. El misterio de los mexicanos.
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