La siguiente crisis de Merkel
La elecci¨®n del nuevo presidente federal alem¨¢n abre la posibilidad de otra coalici¨®n tras las elecciones de 2013
Con Europa atascada en una crisis financiera y los gobiernos nacionales en todo el continente fracasando o perdiendo elecciones, Alemania parece una isla de prosperidad y estabilidad. La canciller, Angela Merkel, se presenta como la personificaci¨®n de la nueva fortaleza del ni?o problem¨¢tico de la vieja Europa, un pa¨ªs admirado por algunos y odiado por otros.
Pero eso era el mes pasado. Desde entonces, el presidente del pa¨ªs, Christian Wulff, que fue elegido con el apoyo de Merkel, se ha visto obligado a dimitir debido a los errores que cometi¨® cuando era ministro presidente de Baja Sajonia. Curiosamente, su ca¨ªda se produjo en lo m¨¢s animado del carnaval alem¨¢n: mientras los cat¨®licos del oeste y del sur del pa¨ªs festejaban, los protestantes del este alem¨¢n consolidaban su poder en Berl¨ªn. Alemania, a la que ya gobierna la hija de un pastor protestante, tendr¨¢ como jefe de Estado a otro pastor protestante.
Esto dif¨ªcilmente interesa a los alemanes comunes y corrientes, puesto que la religi¨®n no tiene pr¨¢cticamente ninguna funci¨®n en la vida p¨²blica alemana (siempre que la religi¨®n en cuesti¨®n no sea el Islam). Sin embargo, es muy importante para el principal partido en el poder, la Uni¨®n Dem¨®crata Cristiana (CDU), y m¨¢s a¨²n para su aliada en Baviera, la Uni¨®n Social Cristiana (CSU).
Ambos partidos son sucesores del Partido de Centro Cat¨®lico Alem¨¢n, que luch¨® contra el predominio protestante en Prusia y el Reich de Bismarck. Con el apoyo de las mayor¨ªas cat¨®licas de Alemania occidental y meridional, han sido los gobernantes tradicionales de la Rep¨²blica Federal Alemana de la posguerra desde la ¨¦poca de Konrad Adenauer. Es de esperar que en ambos partidos se arme ruido en contra de la supremac¨ªa protestante.
El verdadero peligro que plantea la actual crisis presidencial a Merkel y su soluci¨®n est¨¢ en otra parte, a saber, en los c¨¢lculos pol¨ªticos que condujeron a que Joachim Gauck, el nuevo presidente alem¨¢n, fuera candidato en primer lugar.
Normalmente, las elecciones presidenciales en Alemania son acontecimientos con mucha carga, ya que pueden ser indicadores de las nuevas mayor¨ªas pol¨ªticas emergentes. Adem¨¢s, el canciller no es electo directamente y s¨®lo se le puede remover mediante una moci¨®n constructiva de censura, es decir, que la mayor¨ªa parlamentaria elija un nuevo canciller.
Por ello, siempre es dram¨¢tico que haya una mayor¨ªa contra un canciller al frente del Gobierno, pues indica que su poder est¨¢ disminuyendo. Esto se aplica a¨²n m¨¢s cuando esa mayor¨ªa se opone al canciller en una cuesti¨®n esencial de cargos, como lo es ciertamente la elecci¨®n del presidente. Eso es lo que ha sucedido en el caso de Gauck.
Hasta hace unos d¨ªas, Merkel parec¨ªa pisar un s¨®lido terreno pol¨ªtico. Goza de un gran respeto a nivel internacional, su popularidad en el pa¨ªs es muy alta y no tiene rivales dentro de su partido. Es cierto que el apoyo a sus compa?eros de coalici¨®n, los liberales, se ha desplomado a 2%. Sin embargo, la CDU/CSU sigue llevando una clara ventaja a los socialdem¨®cratas (el mayor partido de oposici¨®n) y la izquierda est¨¢ fragmentada en cuatro partidos, dos de los cuales no re¨²nen las condiciones para gobernar.
Si quiere proteger su canciller¨ªa, su ¨²nica opci¨®n ser¨¢ una Gran Coalici¨®n con los socialdem¨®cratas
As¨ª pues, incluso ante un fracaso de la coalici¨®n de Merkel en las pr¨®ximas elecciones federales, o antes, se daba por hecho que nadie podr¨ªa disputarle el puesto de canciller, y menos a¨²n en una Gran Coalici¨®n renovada con los socialdem¨®cratas. Sencillamente parec¨ªa que no hab¨ªa una mayor¨ªa contra ella.
Este grave error de c¨¢lculo no tomaba en cuenta la angustia de sus debilitados compa?eros de coalici¨®n, los liberales, por sus posibilidades de sobrevivir. En el corto tiempo que ha pasado desde que se tom¨® la decisi¨®n de llevar a Gauck a la presidencia, el pedestal de granito en el que estaba instalada Merkel se ha convertido en arenas movedizas. ?Qu¨¦ ha sucedido?
En t¨¦rminos llanos, los liberales la abandonaron, cambiaron de bando en una cuesti¨®n cr¨ªtica y se alinearon con los principales partidos de oposici¨®n para apoyar a Gauck. De pronto, las perspectivas de una nueva mayor¨ªa aparecieron y Merkel tuvo que optar por ceder o poner fin a la coalici¨®n. Transigi¨®, pero la ruptura dentro de su coalici¨®n ya no se puede disimular.
Una mayor¨ªa compuesta por los socialdem¨®cratas, el Partido Verde y los liberales, que surgi¨® debido a sus intereses pol¨ªticos comunes, impuso la candidatura de Gauck. La situaci¨®n es m¨¢s peligrosa para Merkel porque el principio del fin de los cancilleres alemanes se da en situaciones similares.
La confianza entre los partidos gobernantes se ha evaporado. Las elecciones regionales que se celebrar¨¢n en la primavera mostrar¨¢n si la maniobra de los liberales les permite superar el umbral electoral de 5% que necesitan para permanecer en el parlamento, o si el temor a una muerte segura les llev¨® al suicidio pol¨ªtico. Si sobreviven y una coalici¨®n de centro-derecha no consigue obtener la mayor¨ªa (lo que es probable), buscar¨¢n una alianza con los socialdem¨®cratas y los verdes, lo que le costar¨ªa a Merkel la canciller¨ªa en 2013.
Lo que significa que la CDU/CSU ya no tendr¨¢ ninguna consideraci¨®n hacia los liberales. Si Merkel quiere proteger su canciller¨ªa, su ¨²nica opci¨®n despu¨¦s de las elecciones generales de 2013 ser¨¢ una Gran Coalici¨®n con los socialdem¨®cratas, y, para quedar a la cabeza en un arreglo de ese tipo, necesitar¨¢ cada voto que pueda conseguir de las corrientes de centro-derecha.
A partir de ahora, la situaci¨®n es sumamente grave para Merkel. Tal vez haya impedido que la crisis europea llegara a Alemania, pero eso no significa que el pa¨ªs no tenga pronto una crisis propia.
Joschka Fischer, ministro de relaciones exteriores y vicecanciller de Alemania de 1998 a 2005, fue uno de los l¨ªderes del Partido Verde Alem¨¢n durante casi 20 a?os.
Traducci¨®n de Kena Nequiz
? Project Syndicate 2012
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