El futuro ya est¨¢ aqu¨ª

Despu¨¦s de la ¨²ltima reuni¨®n que mantuvimos entre los delegados sindicales y la empresa en la que curro, les confesar¨¦ que no termino de ubicarme. Resulta que alguno de los innumerables departamentos que componen la c¨²pula organizativa ha gestado una brillante idea. Se les ha ocurrido implantar un m¨¦todo para fichar digitalizando las huellas y el iris de los trabajadores.

Ustedes pensar¨¢n que trabajamos en la NASA, para los servicios secretos o en laboratorios donde se custodian f¨®rmulas de valor incalculable. Pues nada m¨¢s lejos de la realidad. Somos limpiadores en un hospital p¨²blico.

Nuestra asistencia y puntualidad est¨¢ garantizada por unas hojas de registro que firmamos delante del responsable de turno que nos conoce personalmente. Adem¨¢s de ser imposible, no se me ocurre que nadie quiera suplantar nuestra identidad laboral para espiar una ces¨¢rea o un c¨®lico nefr¨ªtico. A servidora la propuesta le ha parecido un combinado entre Matrix y Un perro andaluz. Se me han puesto los pelos como alcayatas con la idea de que mis jefes me hurguen, aunque sea digitalmente, en el iris. Ya ven, ser¨¢ que soy escrupulosa, pero ?es que no tienen bastante con la sangr¨ªa que han recibido v¨ªa reforma laboral?, ?quieren tambi¨¦n nuestro c¨®digo gen¨¦tico?

Por lo visto, nunca estar¨¢n satisfechos. Adem¨¢s, las nuevas tecnolog¨ªas pueden ayudarles a trasladarnos al siglo XVI o donde les apetezca. A esos tiempos gloriosos en los que los trabajadores eran propiedad del amo y se dejaba constancia en sus pieles. Antes era trabajoso marcar a fuego a los esclavos. Digitalizarnos es mucho m¨¢s moderno, no tiene tan mala imagen y est¨¢ m¨¢s acorde con ese futuro que se nos viene encima.¡ª Ana Cuevas Pascual.