La extrema derecha econ¨®mica
Esta ideolog¨ªa se basa en la convicci¨®n de que todos somos rehenes de la cultura del dinero
De lo mucho que se ha hablado hasta ahora de la crisis econ¨®mica hay dos aspectos que resultan sorprendentes: el tratamiento de la econom¨ªa como una ciencia pura que no admite discrepancias y su car¨¢cter as¨¦ptico, desvinculado de cualquier ideolog¨ªa.
Parece como si todo lo que nos est¨¢ pasando sea irremediable, que nadie sea responsable de nada, que nadie sea due?o de su vida y que todos aceptamos resignadamente las consecuencias deshumanizadoras de una enfermedad que nos destruye como personas y como sociedad y que no somos capaces ni de reconocer.
Se intentan obviar las ra¨ªces ideol¨®gicas de todo lo que nos sucede, cuando no parece absurdo situar el origen de la crisis actual en los mandatos de Reagan y Thatcher y su acentuaci¨®n tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn. Mucha gente celebr¨® el colapso del comunismo, incluyendo buena parte de sus partidarios, decepcionados por la deriva totalitaria del sistema.
Entonces hubo un cierto consenso en la creencia de que el ¨²nico sistema econ¨®mico mundial viable era la econom¨ªa de mercado que, mediante unas reglas establecidas, deb¨ªa conciliar libertad individual y justicia social, libre competencia e igualdad de oportunidades.
Pero pronto alguien se aventur¨® a anunciar que se hab¨ªa acabado la Historia y se extendi¨® la idea de que tambi¨¦n se hab¨ªan acabado las ideolog¨ªas. Progresivamente, el espacio hegem¨®nico que hasta entonces hab¨ªan ocupado las ideolog¨ªas lo ocup¨® el dinero, nunca reconocido como ideolog¨ªa. La exhibici¨®n del dinero pas¨® a ser uno de los principales reclamos medi¨¢ticos y sociales, la principal forma "de ser alguien".
"Los mercados" han ido dejando por el camino a millones de personas sin trabajo
Llegados a este punto se puede considerar que la ra¨ªz de nuestra situaci¨®n actual obedece a una ideolog¨ªa de una sola idea, la del dinero. No es el capitalismo regulado, sino la forma m¨¢s salvaje de capitalismo despojado de cualquier aspiraci¨®n moral que solo responde a los intereses de lo que podr¨ªamos denominar como la EDE, la Extrema Derecha Econ¨®mica. Extrema, por su darwinismo social. Derecha, porque su referente es el dinero. Econ¨®mica, porque se estructura en base a un mundo solo econ¨®mico donde impera la anomia social y donde no importan la degradaci¨®n humana y ecol¨®gica.
A diferencia de la exuberante Extrema Derecha Pol¨ªtica que conocimos en el siglo pasado, la EDE del siglo XXI tiene un eje determinante: la opacidad. Desde el anonimato, a trav¨¦s de un sujeto colectivo impersonal ¡ªlos mercados¡ª ha ido marginando la econom¨ªa productiva en beneficio de la econom¨ªa especulativa, dejando a millones de personas sin trabajo por el camino y tentando a empresas responsables a buscar salidas irregulares.
El circuito de esa EDE parece especialmente perverso: eliminaci¨®n de regulaciones sociales, disminuci¨®n de impuestos a la gente con mayores recursos, bendici¨®n de los para¨ªsos fiscales, la corrupci¨®n y el fraude fiscal, rechazo de todo espacio p¨²blico y desprestigio de la pol¨ªtica. Desde Reagan a Clinton, desde Schr?der a Merkel, desde Blair a Cameron o desde Aznar a Zapatero, todos parecen haberse arrodillado ante las exigencias de los mercados. En nombre del crecimiento ilimitado, dieron su apoyo incondicional a la econom¨ªa especulativa desprestigiando la propia pol¨ªtica y olvidando qu¨¦ tipo de sociedad y qu¨¦ tipo de progreso estaban potenciando.
Y aqu¨ª estamos, en un mundo narcotizado por el imperio de la codicia. Recordando a Erich Fromm, la cultura del tener desprecia los valores del ser. As¨ª la EDE se encarga de recordar a quien fomente cualquier otro valor que no sea el del dinero (esfuerzo, responsabilidad, honestidad, cultura) que eso de los valores ¨¦ticos (solidaridad, generosidad, sensibilidad, empat¨ªa) es cosa de ingenuos. ?Esa es la sociedad que queremos?
La gran fuerza de esa EDE estriba en su convicci¨®n de que todos somos rehenes (con s¨ªndrome de Estocolmo) de la cultura hegem¨®nica del dinero a la que hemos ayudado a contribuir con nuestras acciones o silencios. La EDE es consciente que con la adoraci¨®n a la cultura del dinero abr¨ªamos la puerta al individualismo m¨¢s feroz y al consumismo m¨¢s voraz. Detr¨¢s de esa puerta se escond¨ªan impagos, frustraciones, depresiones, insolidaridad, vac¨ªo personal y, sobre todo, mucho miedo (hipotecas, desempleo, inseguridad). Y el miedo provoca par¨¢lisis personal y desmovilizaci¨®n social.
Estamos ante una encrucijada esencial. Ahora m¨¢s que nunca hemos de tener coraje para mirarnos al espejo y ver qu¨¦ estamos dispuestos a hacer, como sociedad y como personas. Nos necesitamos todos y necesitamos lo mejor de la pol¨ªtica. Si reconocemos el origen ideol¨®gico de la crisis,? podremos analizar ideol¨®gicamente las salidas y debatirlas pol¨ªticamente. ?Acaso no fue ideol¨®gico permitir al mundo financiero la brutal irresponsabilidad de las hipotecas basura que ha originado esta crisis mundial? ?Y las soluciones posteriores a Lehman Brothers? ?No act¨²an ideol¨®gicamente las agencias de calificaci¨®n y los tecn¨®cratas?
Albert Camus nos alert¨® de que la peste se propaga a trav¨¦s de lo m¨¢s oscuro del ser humano. Hace algunos a?os, en un aeropuerto extranjero, me top¨¦ con una inmensa pared en la que solo hab¨ªa un diminuto anuncio publicitario. Se ve¨ªa la imagen de una tarjeta de cr¨¦dito y debajo se le¨ªa: "Todo lo dem¨¢s es exceso de equipaje". Si esa Extrema Derecha Econ¨®mica consigue que nuestro exceso de equipaje sean los sentimientos, la relaci¨®n con los dem¨¢s, la exigencia de dar un sentido a nuestras vidas y reivindicar una sociedad m¨¢s justa para nuestros hijos, es posible que la peste est¨¦ cerca. Entonces cabr¨ªa preguntarnos por el motivo del propio viaje y hacia d¨®nde nos dirigimos realmente.
Jordi Muix¨ª es periodista.
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