Solidaridad ib¨¦rica
Espa?a y Portugal nunca hemos sido capaces de mantener, en estos a?os de crisis, una voz pol¨ªtica com¨²n para saber imponernos en el marco europeo
Nuestros dos Estados ib¨¦ricos atraviesan por un espl¨¦ndido per¨ªodo en sus relaciones, independientemente de los gobernantes que los dirijan. Tras la Revoluci¨®n de los Claveles y la Transici¨®n democr¨¢tica espa?ola, las relaciones entre Espa?a y Portugal cambiaron profundamente, para mejor. Hoy son fraternales y afectivas entre los pueblos de ambos Estados, que han comprendido que la confianza reinante resulta extremadamente ¨²til para ambos.
Por el contrario, los dos dictadores ¡ªFranco y Salazar¡ª nunca abandonaron la desconfianza que siempre hubo entre ellos, a pesar de la ayuda permanente que Salazar proporcion¨® a Franco durante la guerra civil. Por tal raz¨®n, Adolfo Su¨¢rez y yo mismo sustituimos el Pacto Ib¨¦rico por un Tratado de Amistad y Cooperaci¨®n, que sigue a¨²n hoy vigente. Portugal, pa¨ªs con casi nueve siglos de historia, con las mismas fronteras, no perdi¨® ni un ¨¢pice de su identidad por volverse un amigo sincero de Espa?a. Todo lo contrario. Como es sabido, nuestra adhesi¨®n a la CEE, hoy Uni¨®n Europea, se produjo el mismo d¨ªa, el 12 de junio de 1985. Y m¨¢s tarde, el 16 de noviembre de 2000, nos adherimos al euro, al mismo tiempo y por razones semejantes.
Salta a la vista que un buen entendimiento pol¨ªtico, en el marco europeo y de Iberoam¨¦rica tambi¨¦n, resulta de enorme utilidad para ambos Estados. As¨ª como en relaci¨®n con el Mediterr¨¢neo, con los pa¨ªses de ?frica del Norte y, muy en especial, con los de su franja occidental: T¨²nez, Argelia, Marruecos y Mauritania.
Curiosamente, a lo largo de los ¨²ltimos 38 a?os, siempre en democracia, los dos Estados ib¨¦ricos, han sido gobernados con frecuencia por partidos pol¨ªtica e ideol¨®gicamente cercanos y sus respectivos gobernantes fueron tambi¨¦n, muchas veces, del mismo color pol¨ªtico. PS y PSOE, en la primera fase; PSD y PP, en la segunda, con algunas intermitencias. En los ¨²ltimos a?os, de crisis aguda, se volvi¨® al PSOE y al PS con Rodr¨ªguez Zapatero y Jos¨¦ S¨®crates y, recientemente, tras las ¨²ltimas elecciones, son el PSD de Passos Coelho y el PP de Mariano Rajoy, quienes est¨¢n al frente de ambos gobiernos.
N¨®tese que, d¨¢ndose esa concordancia de signo pol¨ªtico o no, las relaciones entre los dos Estados, ambos democracias asentadas, siempre fueron excelentes. Con todo, nunca hemos sido capaces de mantener, en estos a?os de aguda crisis, una voz pol¨ªtica com¨²n, o concorde cuanto menos, para saber imponernos, en el marco europeo, con la suficiente fuerza como para ser escuchados. Insisto, con la suficiente fuerza.
En las reuniones de los Consejos europeos, y en las sucesivas Cumbres, con poca relevancia, los dirigentes de nuestros dos Estados ib¨¦ricos optaron por el silencio o, como mucho, se limitaron a defender, sin ponerse previamente de acuerdo, sus respectivos intereses nacionales. Supongo que fue un error, que las circunstancias actuales exigen que sea corregido. El momento pol¨ªtico europeo, tan dif¨ªcil, as¨ª lo aconseja.
Espa?a y Portugal, con sus respectivas historias, ambas gloriosas, tienen un peso pol¨ªtico, cultural y econ¨®mico enorme que no debe ser menospreciado, ni por los gobiernos ni por los partidos de la oposici¨®n, porque ambos deben hacer gala de un aut¨¦ntico sentido de la responsabilidad al servicio de sus respectivos Estados. Es el momento para comprender, por ambos lados, la importancia de actuar al un¨ªsono, en un momento de aguda crisis como el que estamos viviendo.
Curiosamente, Mariano Rajoy, nada m¨¢s resultar ser elegido, viaj¨® a Portugal y mantuvo una larga conversaci¨®n con su hom¨®logo portugu¨¦s, Passos Coelho, a quien cubri¨® adem¨¢s de elogios. El actual gobierno portugu¨¦s pretende ser un buen alumno de la se?ora Merkel y mantiene excelentes relaciones con la Troika, que, con su pol¨ªtica de austeridad a toda costa, est¨¢ imponiendo recortes asesinos que afectan a una parte muy considerable de su poblaci¨®n. El malestar social, el descontento profundo, la criminalidad y la econom¨ªa paralela son lo que hemos visto crecer m¨¢s en los ¨²ltimos meses.
Mariano Rajoy, callado en la ¨²ltima semana, no habl¨® de manera cr¨ªtica en la Cumbre de Bruselas. Pero al d¨ªa siguiente anunci¨®, inesperadamente, que Espa?a iba a aumentar el d¨¦ficit del 4,4% al 5,8%, para no provocar m¨¢s peligrosas manifestaciones de descontento popular. Bruselas y la canciller Merkel se pusieron furiosos, afirmando que esa medida, contraria a los deseos de Bruselas, ¡°representaba un gran descr¨¦dito para Espa?a¡±.
El l¨ªder de la oposici¨®n espa?ola, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, con lucidez y sentido com¨²n, dijo por el contrario que ¡°Espa?a va por el buen camino¡±. Tambi¨¦n a m¨ª me lo parece. Las llamadas pol¨ªticas de austeridad, por s¨ª solas, son contraproducentes, como la evoluci¨®n de los ¨²ltimos meses, demuestra, tanto en Grecia como en Portugal, al igual que en otros pa¨ªses como Italia y Francia. Hacen que aumente la recesi¨®n, que crezca el desempleo hasta extremos inaceptables, que se desarrolle la econom¨ªa paralela y que se cree un profundo malestar en el tejido social. En otras palabras: por s¨ª solas no resuelven nada, como lo demuestran los pa¨ªses que las aplican, que van de mal en peor.
Los gobernantes y la oposici¨®n, que as¨ª lo piensan, tanto en Espa?a como en Portugal, deben levantar sus voces, en com¨²n, contra este estado de cosas. Supondr¨ªa un gran servicio para Occidente, antes de que la Uni¨®n se vea empujada hacia el abismo, como ya han advertido Helmut Kohl y Helmut Schmidt.
M¨¢rio Soares fue presidente y primer ministro de Portugal.
Traducci¨®n de Carlos Gumpert.
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