Thomas Lubanga condenado, ?y ahora qu¨¦ pasa con los menores soldados?
El Tribunal Penal Internacional (TPI) acaba de dictar su primer veredicto desde que fuera creado en 2002. Thomas Lubanga Dyilo ha sido declarado culpable de reclutar a ni?os y ni?as para utilizarlos como soldados y esclavas sexuales.
Thomas Lubanga Dyilo. Foto El Pa¨ªs
La decisi¨®n llega ocho a?os despu¨¦s de que Thomas Lubanga fuera entregado al Tribunal y tres desde el comienzo de su juicio.
?Qui¨¦n es Thomas Lubanga Dyilo? Es un l¨ªder rebelde congol¨¦s que ha utilizado menores soldados en el conflicto de Ituri, de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, durante los a?os 2002 y 2003. Ituri es una regi¨®n congole?a rica en oro, diamantes, petr¨®leo y coltan. Por eso tanta violencia.
Seg¨²n los Principios de Par¨ªs, un ni?o o ni?a soldado es ¡°cualquier persona menor de 18 a?os de edad que es o haya sido reclutada o utilizada por una fuerza armada o grupo armado en cualquier capacidad, incluyendo, pero no limit¨¢ndolo, a menores, ni?os y ni?as, que se utilicen como combatientes, cocineros, porteadores, esp¨ªas o con fines sexuales. No se refiere solamente a menores que est¨¦n tomando o hayan tomado parte directa en las hostilidades¡±.
El Protocolo Facultativo de la Convenci¨®n sobre los Derechos del Ni?o proh¨ªbe el reclutamiento de ni?os y ni?as menores de 18 a?os en grupos armados y en ej¨¦rcitos pertenecientes a gobiernos y su participaci¨®n directa en las hostilidades. El Estatuto de Roma ¡ªque da origen al TPI¡ª califica el alistamiento y reclutamiento de menores de 15 a?os o su utilizaci¨®n activa en hostilidades, como un crimen de guerra. El TPI es el primer tribunal internacional capaz de juzgar a los individuos acusados de genocidio, cr¨ªmenes de guerra y cr¨ªmenes contra la humanidad.
Para saber m¨¢s sobre este tema se puede consultar la p¨¢gina de Menores Soldados.
Lubanga fue presidente del partido pol¨ªtico Uni¨®n de Patriotas Congole?os (UPC) y en 2002 se convirti¨® en el Comandante jefe de su ala militar, las Fuerzas Patri¨®ticas para la Liberaci¨®n del Congo. El objetivo de este grupo era establecer el domino de la etnia Hema ejerciendo la violencia sobre las personas no pertenecientes a ese grupo. Fue detenido en marzo de 2005 y trasladado a La Haya en marzo de 2006.
M¨¢s informaci¨®n sobre la persona y la carrera pol¨ªtico-militar-criminal de este se?or de la guerra se puede encontrar en el art¨ªculo de Sheila V¨¦lez para Periodismo humano.
Thomas Lubanga Dyilo ante el TPI. Foto Michael Kooren/Reuters v¨ªa The Guardian.
El juicio contra Thomas Lubanga es el primer juicio que celebra el TPI. Se inici¨® el 26 de enero de 2009 y constituye un paso muy importante en la lucha contra el uso de menores soldados.
Como dijo la ahora Fiscal Jefe del Tribunal, Fatou Bensouda, este juicio ha dado voz a los ni?os y ni?as que el se?or de la guerra Thomas Lubanga ¡°ha transformado en asesinos; aquellas ni?as que el Sr. Lubanga ofreci¨® a sus comandantes como esclavas sexuales (¡) Ni?os y ni?as que fueron utilizados en las hostilidades. Que se usaron para matar, violar y saquear¡±.
Se estima que 30.000 menores de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, m¨¢s de un tercio de ellos son ni?as, han sido convertidos en soldados para ayudar a combatir una guerra por el poder pol¨ªtico y tribal, al mismo tiempo que por el control de los recursos naturales, en la que han muerto, al menos, cuatro millones de personas.
Ahora, uno de los se?ores de la guerra, Thomas Lubanga, ha sido declarado culpable del uso de menores soldados por el Tribunal Penal Internacional.
Sin embargo, el camino hasta este veredicto no ha sido f¨¢cil y ha estado plagado de altibajos que incluso llevaron a que los jueces del TPI decretaran la libertad de Lubanga en 2008, aunque tras una apelaci¨®n revocaron su decisi¨®n. Los grupos de derechos humanos tambi¨¦n han criticado que la acusaci¨®n contra este se?or de la guerra se reduzca al uso de menores soldados cuando tambi¨¦n es responsable de distintas masacres, violaciones, saqueos¡ Todo esto cuestiona bastante el papel que el TPI juega a la hora de impartir justicia.
El Tribunal Penal Internacional, que no es reconocido por tres de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ¡ªEstados Unidos, Rusia y China¡ª ha sido acusado de ser un instrumento pol¨ªtico a favor de los poderosos y de no tener el valor de llegar hasta los verdaderos responsables de los cr¨ªmenes contra la humanidad. De quedarse en los eslabones intermedios.
Este tribunal lleva casi diez a?os funcionando y, curiosamente, los casos que tiene abiertos son, exclusivamente, relacionados con ?frica. Hasta el d¨ªa de hoy, han sido imputados 25 individuos, todos ellos, sospechosamente, nacionales de pa¨ªses africanos: Libia, Kenia, Sud¨¢n, Uganda, Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo y Rep¨²blica Centroafricana. A pesar de todo ello, este juicio trae esperanza en la lucha contra el uso de menores soldados. Es una advertencia para todos los se?ores de la guerra que siguen utilizando a tantos menores en sus filas.
Pero para nada supone un punto y aparte, el fin de una situaci¨®n de injusticia. Este proceso no deja de tener un mero valor simb¨®lico y servir¨¢ a la comunidad internacional para justificar que hace algo para poner fin al uso de menores soldados. Hace falta mucho m¨¢s. Thomas Lubanga es el chivo expiatorio que carga sobre sus espaldas la hipocres¨ªa de la comunidad internacional.
Por muy buena noticia que este veredicto pueda suponer tambi¨¦n nos hace recordar que siguen existiendo miles de ni?os y ni?as, en muchas partes del mundo, que todav¨ªa son reclutados y forzados a convertirse en soldados y esclavas sexuales. En realidad no sabemos cu¨¢ntos son (?300.000?). En los ¨²ltimos a?os su n¨²mero ha disminuido, debido m¨¢s al fin de algunos conflictos que a las acciones tomadas por la comunidad internacional. Y muchos de ellos no encuentran los medios que les ayuden a rehabilitarse e iniciar una vida nueva fuera de la violencia. Cada d¨ªa son menos los fondos que los gobiernos y las organizaciones internacionales destinan a estos programas.
El verdadero problema es que no hay voluntad pol¨ªtica para poner fin a la utilizaci¨®n de menores como soldados y esclavas sexuales. Los instrumentos jur¨ªdicos internacionales existen y los pasos a seguir se conocen. Pero aquellos que pueden hacer algo, los pa¨ªses occidentales que se benefician de las guerras africanas para acceder a los recursos naturales del continente y venden las armas que matan, no quieren terminar con esta realidad de la que se sirven para hacer negocios de sangre.
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