La 'Pepa' y los bicentenarios de la independencia
La p¨¦rdida de la perspectiva auton¨®mica y federal en el seno de la Monarqu¨ªa y de los derechos y principios que implicaba la Constituci¨®n de C¨¢diz promovi¨® definitivamente en los territorios americanos la opci¨®n por la separaci¨®n de Espa?a
Dec¨ªa Mar¨ªa Zambrano que el hombre es el ¨²nico ser que no s¨®lo padece la historia, sino tambi¨¦n la hace. Que en ese hacer la historia ha buscado el ser humano la realizaci¨®n de creencias y de ideas; pero que mientras las creencias nos ligan necesariamente hacia el pasado, las ideas nos orientan hacia el futuro y lo adelantan.
Se cumplen en estos tiempos con el de la Constituci¨®n de C¨¢diz, los bicentenarios de las independencias, un parteaguas, un punto de inflexi¨®n de la historia de los pueblos de los entonces espa?oles de ambos hemisferios que la alumbraron, no s¨®lo en el qu¨¦, sino tambi¨¦n y especialmente en el c¨®mo de ese hacer la historia. De las creencias a las ideas como gu¨ªa y motor de ¨¦sta. De la sociedad cerrada a la sociedad abierta.
Fin de un mundo construido en ambos hemisferios sobre la expansi¨®n por la conquista ¨Creconquista peninsular primero, conquista del nuevo mundo descubierto despu¨¦s- de una creencia, la fe cat¨®lica com¨²n que lo aglutinaba junto a la com¨²n condici¨®n de s¨²bditos de un monarca cuya legitimidad din¨¢stica proven¨ªa de la voluntad de Dios. Un mundo que se ve cuestionado a partir de 1808 con las abdicaciones de Bayona y la imposici¨®n de Jos¨¦ Bonaparte. El cuestionamiento de la validez de ¨¦stas y por ello de la legitimidad de la nueva dinast¨ªa lleva al levantamiento, a la creaci¨®n de las juntas, siempre en nombre del Rey deseado, y en definitiva en C¨¢diz a la afirmaci¨®n de una nueva fuente de legitimidad aglutinadora de la Monarqu¨ªa: la voluntad del pueblo que suscribe a trav¨¦s de la reuni¨®n en Cortes de sus representantes el contrato social expresado en la Constituci¨®n para garantizar los derechos fundamentales de los ciudadanos, afirmar su condici¨®n de tales, y regular el funcionamiento del Estado y sus instituciones. Se establece no s¨®lo la divisi¨®n de poderes, sino tambi¨¦n el triple nivel nacional, provincial y municipal en que se organizar¨ªan sus territorios peninsulares, americanos y asi¨¢ticos. A partir de su proclamaci¨®n, se instalan las ideas, sus ideas, frente a las creencias como necesario referente en la construcci¨®n de la historia, y la pugna entre unas y otras marcar¨¢ la lucha fraticida que atraviesa en las d¨¦cadas siguientes el mundo hisp¨¢nico, su devenir hist¨®rico.
La Constituci¨®n de C¨¢diz y las independencia constituyen un punto de inflexi¨®n de la historia de los pueblos de los entonces espa?oles de ambos hemisferios
De alguna manera tal es la cuesti¨®n decisiva, por encima de cualquier otra, a uno y otro lado de ese mundo ba?ado por el Atl¨¢ntico, a partir de la reinstauraci¨®n del absolutismo por Fernando VII en 1814. Hasta el punto de que s¨®lo la p¨¦rdida de la perspectiva auton¨®mica y federal en el seno de la Monarqu¨ªa y de los derechos y principios que implicaba la Constituci¨®n de C¨¢diz promueve definitivamente la opci¨®n por la independencia entre quienes luchan contra la reinstauraci¨®n del viejo orden en las guerras civiles que en Am¨¦rica llevaron a las separaciones. Hasta el punto, carente de precedente en cualquier otra historia imperial o colonial, de que con el pronunciamiento en Cabezas de San Juan que conduce a la reinstauraci¨®n de la Pepa en 1820, Riego reh¨²sa embarcar las tropas destinadas a luchar contra los liberales americanos y en su lugar las dirige a Madrid para forzar la implantaci¨®n de esta Constituci¨®n. S¨®lo desaparecida de nuevo su vigencia, y con ella la de cualquier posible evoluci¨®n interpretadora en sus par¨¢metros del encaje de las aspiraciones liberales americanas, identificada definitivamente la permanencia del poder espa?ol con la del absolutismo, es cuando los liberales americanos realizan finalmente sus ideas en la historia a trav¨¦s de las independencias. Pues as¨ª como la presencia de 60 diputados americanos en C¨¢diz nos muestra que la Pepa fue un proyecto hemisf¨¦rico; la de firmantes americanos en el Manifiesto de los Persas que inst¨® a Fernando VII a la reinstauraci¨®n del absolutismo en 1814 muestra que ¨¦ste tambi¨¦n lo fue. Hasta el punto, en definitiva, de que el qu¨¦ determina al qui¨¦nes, la opci¨®n por el contrato social frente al poder absoluto, la creaci¨®n de comunidades pol¨ªticas distintas y su organizaci¨®n en Estados tras la realizaci¨®n efectiva de las independencias.
Cuesti¨®n decisiva, esencial, que no tiene s¨®lo como corolario los procesos de construcci¨®n nacional e identitaria y de escritura o reescritura de la historia que tienen lugar en las rep¨²blicas americanas, sino tambi¨¦n el de la independencia de Espa?a y la necesidad de reinvenci¨®n de ¨¦sta que conlleva. Pues el discurso cl¨¢sico que presenta el proceso de creaci¨®n de las rep¨²blicas americanas como su independencia de Espa?a presupone que ¨¦stas y Espa?a eran previamente comunidades pol¨ªticas diferenciadas y no que, como proclamaba la Constituci¨®n de C¨¢diz, la naci¨®n espa?ola cuya soberan¨ªa afirmaba fuese ¡°la reuni¨®n de los espa?oles de ambos hemisferios¡±. Cuando, como ha demostrado la historiograf¨ªa reciente, el sujeto pol¨ªtico previo era una un Imperio, la Monarqu¨ªa Cat¨®lica, aglutinado por la com¨²n soberan¨ªa del monarca, que C¨¢diz intentaba transformar en Monarqu¨ªa Constitucional afirmando la soberan¨ªa de los habitantes de todos sus territorios. Su ruptura implica el desmembramiento del Imperio, del que todas sus partes, incluyendo la que impuls¨® su creaci¨®n, son herederas. Y a todas se les plantea un reto de reinvenci¨®n, de construcci¨®n nacional desde la nueva comunidad pol¨ªtica constituida. Todas, de alguna manera, si ¨¦se es el t¨¦rmino que se quiere utilizar, se independizan.
Las independencias forzaron a Espa?a a concebirse de nuevo en su realidad y l¨ªmites
Bien pudiera sostenerse tambi¨¦n, frente al relato can¨®nico, que la Espa?a que resiste al orden napole¨®nico, la que cuestiona la legitimidad de ¨¦ste y le derrota, no es s¨®lo la del C¨¢diz sitiado, sino ¨¦ste y los territorios de ultramar que lo sostienen y cuyos representantes participan en sus Cortes. Y que la restauraci¨®n del absolutismo por Fernando VII da lugar a una nueva guerra de legitimidades en el mundo hisp¨¢nico, saldada primero en Am¨¦rica y despu¨¦s en Espa?a a favor del liberalismo constitucional, al precio de la implosi¨®n y fragmentaci¨®n del Imperio.
La independencia de Espa?a, implica para ¨¦sta el fin de su dependencia econ¨®mica de Am¨¦rica - que plantea la necesidad de b¨²squeda de un nuevo modelo econ¨®mico - y de su condici¨®n de potencia de primer orden, consagrado en el Congreso de Viena. Y la necesidad de reinventarse, de concebirse de nuevo en su nueva realidad y l¨ªmites, algo que no asumir¨¢, sin embargo, hasta 1898.
La promulgaci¨®n de la Pepa, los bicentenarios de la independencia de Espa?a y, sobre todo, el paso de las creencias a las ideas como motor de la historia, la afirmaci¨®n del contrato social como fundamento de la ley y del sistema pol¨ªtico, suponen un sue?o y referente compartido, de pasado y de futuro, en el caminar por la historia de los pueblos que la alumbramos, para los que fue alumbrada.
Manuel Montobbio es diplom¨¢tico y escritor
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.