La Pepa, versus Cortes de Le¨®n

En estos ¨²ltimos d¨ªas estoy sintiendo una nostalgia grande, o sana envidia, del 200 aniversario de La Pepa (Constituci¨®n de C¨¢diz, 1812), que est¨¢ ocupando todos los medios, reconociendo su importancia.

Sin quitarle un ¨¢pice de m¨¦rito a La Pepa, recuerdo el 1.100 aniversario de las Cortes de Le¨®n (1188, por Alfonso IX), que pas¨® sin pena ni gloria, ya no digo en Espa?a, sino en el mismo Le¨®n. La Junta, y nuestros pol¨ªticos apesebrados, siguieron las directrices de sus amos en Valladolid (la UPL trag¨®, estando en el gobierno municipal), y, en consecuencia, no trascendi¨®. Al fin y al cabo era lo que se pretend¨ªa, que la historia de Le¨®n no hiciera sombra al centralismo de Valladolid en la Junta y Comunidad Aut¨®noma.

Comparativamente, en funci¨®n de las ¨¦pocas, las Cortes de Le¨®n supusieron, en mi opini¨®n, un salto cualitativo (cu¨¢ntico, dir¨ªa yo) m¨¢s fuerte que el de C¨¢diz, teniendo en cuenta que fue nueve siglos antes de ¨¦sta.

En aquellas circunstancias sociales, permitir participar al pueblo en ellas, y establecer normas como la inviolabilidad del domicilio y correo, algunos derechos a las mujeres, derecho a la asistencia judicial contra la violencia o abuso de los poderosos o los soldados, a la aprobaci¨®n de las Cortes para declarar la guerra o la paz... supuso un salto tremendo en la justicia social, que dio paso a otras Cortes democr¨¢ticas (con participaci¨®n de representantes del pueblo), como las de Arag¨®n, o la propia Inglaterra.

Dicen los historiadores que incluso existe una Constituci¨®n fechada en julio de 1188.¡ª Ismael Gonz¨¢lez Mill¨¢n.