Las 'giocondas' no se miran
En su exposici¨®n dedicada a Leonardo, el Louvre sit¨²a a la obra del Prado lejos de su pieza emblem¨¢tica
La llamada Gioconda espa?ola ha viajado a Par¨ªs, invitada por el Louvre. Era l¨®gico que hubiera curiosidad por las cuestiones de protocolo y que interesara sobremanera conocer d¨®nde iba a ser colocada para su exhibici¨®n. La excusa para el desplazamiento es la gran exposici¨®n que la pinacoteca francesa dedica a Leonardo, que se inaugur¨® ayer, y que ha concebido para celebrar la imponente (y pol¨¦mica) restauraci¨®n de Santa Ana, una de sus obras m¨¢s ambiciosas. El asunto que ten¨ªa en vilo a estudiosos, expertos y aficionados era si la c¨¦lebre Gioconda del Louvre iba a recibir personalmente a la Gioconda del Prado y si estaba dispuesta a acogerla en un lugar pr¨®ximo para que el p¨²blico pudiera admirar la belleza de ambos cuadros, uno frente al otro. O, si prefieren, una al lado de la otra.
Tambi¨¦n pod¨ªa ocurrir que la gran dama del arte occidental se negara a tener cerca a esa impertinente se?orita que acaba de recuperar el esplendor de sus colores originales. As¨ª podr¨ªa evitar que se pudiera caer en la tentaci¨®n de las comparaciones odiosas.
Y eso es lo que ha hecho el Louvre. Dejar a la gran dama en su sitio y colocar a la visitante en las salas del entresuelo, muy cerca del San Juan Bautista y a unos 25 metros de Santa Ana, la verdadera estrella de esta exposici¨®n. Su restauraci¨®n dur¨® 18 meses y dimitieron dos de los 16 expertos del comit¨¦ cient¨ªfico internacional que supervis¨® el proceso: entend¨ªan que el trabajo hab¨ªa sido muy agresivo. El Louvre no lo ve as¨ª. Defiende que ha sido muy cuidadoso con el original.
El comisario de la exposici¨®n se dej¨® llevar por el entusiasmo ante el fascinante paisaje que emerge, despu¨¦s de la restauraci¨®n, detr¨¢s de santa Ana y exclam¨® que incluso se ve en el fondo un torrente de agua. Si hubiera dado unos pasos m¨¢s para detenerse ante la Gioconda espa?ola, ?qu¨¦ detalle habr¨ªa subrayado de los sutiles trazos con que su autor plasm¨® esos valles y monta?as que tanto se parecen a los que Leonardo pint¨® como fondo de su Santa Ana? Tanto esplendor encierra un mensaje cifrado: si t¨¦cnicamente es posible, ?qu¨¦ espera el Louvre para restaurar su obra m¨¢s emblem¨¢tica? ?No tendr¨¢n miedo de algo? Su Gioconda apoyar¨ªa el gesto. Si puede limpiarse el paso del tiempo, ?por qu¨¦ no lucir m¨¢s bella?
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