Ni la Fanta
?Por qu¨¦ un ser feliz necesita restregar por la cara a los otros su bienestar?
Abr¨®chense los cinturones porque resulta que no solo existe el escritor m¨¢s le¨ªdo del mundo y el cantante m¨¢s escuchado y el pol¨ªtico m¨¢s poderoso, existe tambi¨¦n el hombre m¨¢s feliz del mundo, el m¨¢s feliz, un monje tibetano al que patrocina Coca-Cola sin que, por razones urgentes de simetr¨ªa, Pepsi-Cola subvencione al m¨¢s desdichado (o la m¨¢s desdichada: el gen¨¦rico, que no funciona). ?Qu¨¦ necesidad, piensa uno, tendr¨¢ el hombre m¨¢s feliz del mundo de anunciar un refresco? ?Qu¨¦ le falta a¨²n, qu¨¦ carencia fundamental le aqueja para acudir a un congreso sobre la felicidad organizado por una multinacional? Un congreso que dejar¨¢ sin duda a los parias de la Tierra como a una panda de gilipollas, de leprosos, de gente con pocas habilidades sociales. ?Por qu¨¦ un ser feliz necesita restregar por la cara a los otros su bienestar? Se?or feliz, as¨®mese usted, por favor, a una vida cualquiera, a la de ese hombre, por ejemplo, que acaba de levantarse de la cama y que en el desayuno ha de lidiar con un hijo adolescente en v¨ªas de escaparse del sistema (quien dice un hijo dice una hija, otro puto gen¨¦rico que no rula). F¨ªjese, si lo prefiere, en el hijo (o hija) que no comprende por qu¨¦ el bobo de su padre, a punto de ser sodomizado por la reforma laboral, contin¨²a obedeciendo ¨®rdenes. Da igual, qu¨¦dese con el padre o con el hijo, el que m¨¢s rabia le d¨¦, los dos habitan en un mundo donde el griego, que hasta ayer era un beso, ha devenido en una forma de suicidio. M¨ªrelos en el metro, enter¨¢ndose por un peri¨®dico gratuito de que existe el hombre m¨¢s feliz del mundo y que se exhibe sin pudor como un fen¨®meno de feria. A ver qu¨¦ hacen los pobres, aparte de cagarse en todo, aun sabiendo como saben que si eres de los que te cagas en todo (o de las que te cagas en todo, otra vez el maldito gen¨¦rico) no te patrocina ni la Fanta.
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