Perjudicar al otro
En pa¨ªses intervenidos est¨¢n desapareciendo los convenios y vuelve la negociaci¨®n directa individual y desigual
Se cre¨ªa que el mundo hab¨ªa aprendido unas cuantas cosas (pocas, pero sustanciales) de la otra gran crisis mayor del capitalismo, la Gran Depresi¨®n de los a?os treinta. Entre ellas, la bondad de incorporar a cada vez m¨¢s gente a los sistemas de protecci¨®n social que se denominan Estado de bienestar, y la necesidad de evitar las pol¨ªticas proteccionistas de s¨¢lvese quien pueda como m¨¦todo por el que un pa¨ªs sale de sus dificultades y se las coloca al de al lado.
Pues bien, ambos avances est¨¢n en cuesti¨®n. En vez de tratar de universalizar los pilares del welfare ¡ªque en el mejor de los casos disfruta alrededor de una sexta parte de la humanidad¡ª ahora se trata de restringirlos, hacerlos selectivos entre los que disponen de ellos. No solo la educaci¨®n, pensiones, sanidad, sino el mismo derecho del trabajo y la negociaci¨®n colectiva. Con motivo de las ¨²ltimas medidas de austeridad exigidas a Grecia se han eliminado multitud de convenios colectivos y se han sustituido por acuerdos individuales entre el trabajador individual y el empresario, como si no existiese desproporci¨®n entre el poder de negociaci¨®n de los dos interlocutores.
Se est¨¢ obviando el principio del cura dominico Lacordaire (escrito en a?o 1848, el a?o del Manifiesto comunista de Marx y Engels) de que entre el fuerte y el d¨¦bil, entre el rico y el poderoso, entre el amo y el criado, la libertad es lo que oprime y la ley lo que libera. Menos mal que no se han acordado de ello en la reciente reforma laboral de Espa?a.
Otro aspecto que distanciaba la depresi¨®n de los a?os treinta y la Gran Recesi¨®n es que ahora los casos de proteccionismo no son generalizados. Pascal Lamy, presidente de la Organizaci¨®n Mundial de Comercio (OMC) ha hablado de ¡°proteccionismo de baja intensidad¡±. Pero comentarios reiterados como los del presidente franc¨¦s Nicolas Sarkozy o los del tecn¨®crata italiano Mario Monti procurando la desviaci¨®n de sus graves problemas econ¨®micos se?alando los de Espa?a o Grecia (y unificando demag¨®gicamente los de estos dos pa¨ªses, tan diferentes) recuerdan las tesis de una de las disc¨ªpulas predilectas de Keynes, la catedr¨¢tica de Cambridge Joan Robinson, cuando calific¨® ¡°las pol¨ªticas de empobrecimiento al vecino¡± al describir las decisiones de los gobiernos que procuraban superar sus dificultades econ¨®micas a expensas de otras naciones.
En el periodo que va desde los a?os 1914 a 1945, con dos guerras mundiales en medio, esas pol¨ªticas de perjuicio al vecino se manifestaron en forma de aranceles, impuestos, cierre de fronteras... Ahora se practican desviando la mirada sobre lo propio y se?alando a los otros, en una coyuntura de mercados desregulados, instant¨¢neos y que funcionan en bucle 24 horas al d¨ªa, 365 d¨ªas a la semana.
A los efectos cotidianos de la crisis hay que a?adir estas secuelas que, cre¨ªamos, no volver¨ªan porque su superaci¨®n formaba parte de la civilizaci¨®n.
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