El riesgo de las agencias de riesgo
Espa?a ha sido una de las grandes v¨ªctimas de esas agencias, que son la chispa que provoc¨® el incendio
Espa?a necesita un poco de solidaridad. El pa¨ªs fue sometido y es v¨ªctima de una coyuntura que es casi una conspiraci¨®n.
Problemas reales fueron maximizados e inflados por un ataque psicol¨®gico y por el pesimismo que agrav¨® la b¨²squeda de soluciones y superaciones. Dentro de ese cuadro las agencias de riesgo cumplen con su misi¨®n de casandras.
?stas nacieron para valorar la solidez de entidades estatales o particulares que ofrecen productos financieros, mas su influencia de actuaci¨®n va m¨¢s all¨¢, direccionando los rumbos del capital.
Los historiadores econ¨®micos registran esa actividad, por primera vez, en 1833 y atribuyen su origen al franc¨¦s Eugene-Fran?ois Vidocq, un polic¨ªa que abri¨® en Par¨ªs una oficina de informaciones y de espionaje sobre deudores.
En 1931 los Estados Unidos obligaron a los bancos a fundamentar sus acciones en notas de agencias de calificaci¨®n. En ese mismo a?o, a ejemplo de lo que ocurre actualmente, Moody¡¯s rebaj¨® la nota de Grecia, llev¨¢ndola en aquel momento a la bancarrota y empuj¨¢ndola, como lo valoran algunos historiadores, a la guerra civil de 1936. Que no se vuelva a repetir.
Ese poder de influencia sigue atormentando al mercado, agravado por el hecho de que se concentra sobre todo en las manos de tres empresas: Standard & Poors, Moody¡¯s y Fitch. Eso ocurre en raz¨®n de que se han vuelto, desde 1975, las ¨²nicas empresas habilitadas por el organismo regulador de las bolsas norteamericanas que califican el riesgo en los Estados Unidos.
Esa decisi¨®n les confiere un enorme poder, que viene siendo cuestionado en forma creciente en raz¨®n de las innumerables incorrecciones y errores groseros, como la calificaci¨®n de investment grade que recibi¨® ¡ªde las tres agencias¡ª Enron, cuatro d¨ªas antes de su bancarrota en el a?o de 2001, o m¨¢s recientemente, con las evaluaciones positivas como la de Penn Central, Pacific Gas & Electric, Lehman Brothers y Washington Mutual, pocos meses antes de que entraran en default.
Exigir mayores restricciones es desconocer que la econom¨ªa fue hecha para el hombre y no para que sea inmolado por ella
Esa falta de confiabilidad en las calificaciones que son divulgadas, sobre todo en momentos de crisis y para las cuales las evaluaciones deber¨ªan ser de alguna utilidad, provoca no solamente un clima de p¨¢nico como el que fomenta la especulaci¨®n, sino que produce efectos funestos para empresas y pa¨ªses, que se reflejan inmediatamente en la vida econ¨®mica y social.
Desde 2000 las agencias de calificaci¨®n rebajaron m¨¢s de 75 veces las notas de los pa¨ªses europeos, para no mencionar la de Estados Unidos, en este a?o, desparramando el pesimismo y alimentando la inseguridad.
Espa?a ha sido una de las grandes v¨ªctimas de esas agencias de riesgo y su fiscal¨ªa anticorrupci¨®n fue blanda al rechazar el a?o pasado una investigaci¨®n penal en su contra, por no ver indicios en su acci¨®n de delito contra el mercado o los consumidores. Tambi¨¦n en Estados Unidos ya se abri¨® una investigaci¨®n contra Moody?s.
Mientras tanto y sin que le pesara el resultado mediocre de su trabajo, Moody?s vio su lucro cuadruplicarse de 2000 a 2007. De 2008 a 2010, en plena crisis econ¨®mica, sus ganancias y las de la Standard & Poors fueron del orden de un 45%.
En Brasil el efecto es otro, pero causa bloqueos y cuidado. Recibimos mucho capital especulativo que huye de la incertidumbre provocada por esas calificaciones, que entran en nuestro mercado en busca de ganancias m¨¢s altas. ?Hasta qu¨¦ punto la especulaci¨®n est¨¢ ligada a ese juego de calificaci¨®n de las agencias en relaci¨®n a empresas y pa¨ªses?
Es as¨ª que la crisis europea nos obliga a adoptar una posici¨®n m¨¢s firme para poder ayudar a Espa?a y Portugal. Nuestro ejemplo en Am¨¦rica Latina est¨¢ en que vivimos 10 a?os de recesi¨®n con desastrosas consecuencias para el ¨¢rea y para el aumento de la pobreza. La pol¨ªtica del FMI ¡ªla misma de la UE en este momento¡ª no resuelve los problemas reales de los pa¨ªses. Las medidas del garrote fiscal o de la desvalorizaci¨®n de la fuerza de trabajo han creado ¨²nicamente desempleo, estancamiento del crecimiento y la amenaza de desintegraci¨®n pol¨ªtica. La crisis mundial no tendr¨¢ soluci¨®n por este camino. La reciente huelga general en Espa?a se inserta en este cuadro. Exigir mayores restricciones es desconocer que la econom¨ªa fue hecha para el hombre y no para que sea inmolado por ella.
Entre nosotros, en Brasil, despu¨¦s que abandonamos esos remedios suicidas salimos del hoyo y retomamos el desarrollo.
Redistribuci¨®n de la renta, apoyo a los m¨¢s pobres, d¨¢ndoles condiciones para entrar al mercado interno e incrementarlo, el incentivo a la industria, adem¨¢s de otras medidas estructuradoras son en estos momentos, instrumentos prioritarios.
Bajar los salarios sin controlar a los bancos, dejarlos que s¨®lo miren hacia arriba y no hacia abajo, no conduce a la retomada del desarrollo y provoca una reacci¨®n popular, adem¨¢s del sacrificio de los asalariados. Ese entramado comienza por los riesgos de las agencias de riesgos, la chispa que provoc¨® el incendio. Ser¨ªa mejor recordar a Drummond el gran poeta brasile?o, que al contemplar el rodar del mundo mostraba su perplejidad: ¡°Mundo mundo vasto mundo, /si me llamara Raimundo/ seria una rima, no ser¨ªa una soluci¨®n¡±.
Jos¨¦ Sarney, pol¨ªtico y escritor, miembro de la Academia Brasile?a de Letras, fue presidente de la Rep¨²blica de Brasil (1985-1990).
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