La ceguera moral
Al rey de Espa?a le viene de lejos lo de matar animales grandes. No es nuevo
La foto imp¨²dica que public¨® EL PA?S el domingo en primera plana del rey Borb¨®n y otro cazador, ambos con escopetas y atr¨¢s de ellos el elefante que acababan de matar, me produjo, ?otra vez!, un sentimiento que en m¨ª se ha vuelto recurrente: asco a la humanidad. Yo he visto de ni?o las fotos de los decapitados de mi pa¨ªs, en hileras de decenas, y a veces de centenares, de campesinos conservadores o liberales descalzos (pues entonces no ten¨ªan ni con qu¨¦ comprar zapatos) y con las cabezas cortadas a machete y acomodadas a los cuerpos a la buena de Dios: eran las del enfrentamiento entre el partido conservador y el partido liberal colombianos, que a mediados del siglo que acaba de pasar se estaban exterminando en esa guerra civil no declarada que conocimos como la Violencia, as¨ª, con may¨²scula como se pone en Espa?a el ¡°Rey¡±, y que incendi¨® y devast¨® el campo de Colombia.
Ninguna de esas fotos me produjo tanto dolor, tanta perturbaci¨®n como esta del peri¨®dico espa?ol. Tal vez porque desde ni?o no quiero a los seres humanos pero s¨ª a los elefantes. O tal vez por lo que enmarca la foto: arriba el nombre del peri¨®dico, EL PA?S, el ¨²nico que ha llegado ser transnacional en nuestro idioma, pues ni La Naci¨®n de Buenos Aires, el diario de los Mitre, con lo grande que fue, lo logr¨®: trascender las fronteras nacionales para ir a los cuatro rumbos del ¨¢mbito hisp¨¢nico, por sobre el mismo mar. Y debajo de EL PA?S el encabezado, el titular, insulso, banal, perverso: 'El Rey es operado de la cadera al caerse en un safari en Botsuana'.
Es el Rey que se merece Espa?a, el pa¨ªs que despe?a cabras desde los campanarios
La tragedia era esa, que el Rey con may¨²scula se hab¨ªa roto la cadera en un safari, no que acababa de matar a un animal hermoso, inocente, que ning¨²n da?o le hab¨ªa hecho. Para EL PA?S la matanza de animales grandes por diversi¨®n en ?frica es un simple safari: para m¨ª es un asesinato. Y adentro del peri¨®dico, llenando dos p¨¢ginas, la cr¨®nica banal del percance y otra foto del Rey con el mismo cazador y adelante de ellos dos b¨²falos que acaban de matar. Un destino habitual para la caza mayor, dice el correspondiente titular. ¡°Espa?a es de los pa¨ªses que m¨¢s trofeos de grandes especies importa de ?frica. Matar un elefante en Botsuana sale por m¨¢s de 44.000 euros¡±. Y que ¡°los m¨¦dicos le han tenido que colocar al Rey una pr¨®tesis que sustituye la cabeza del f¨¦mur y la zona donde esta se ensambla con la pelvis¡±, etc¨¦tera, en ese tono neutro, imparcial, que es el que le corresponde a un gran peri¨®dico.
De entonces ac¨¢, en las horas que han pasado, ha venido la condena en las redes sociales de Internet de muchos espa?oles indignados porque el Rey se est¨¢ gastando el dinero p¨²blico en diversiones cuando Espa?a pasa por uno de sus peores momentos, o porque la Casa del Rey no le inform¨® al presidente de su viaje, o por razones as¨ª. ?Y es que alguna vez le inform¨® a alguien cuando se iba a Ruman¨ªa a cazar osos con Ceausescu? Todav¨ªa en 2004, tiempo despu¨¦s de la ca¨ªda del tirano, segu¨ªa yendo a lo mismo. El 12 de octubre de ese a?o el peri¨®dico Romania Libera de Bucarest inform¨® de su cacer¨ªa en la regi¨®n rumana de Covasna, al pie de los C¨¢rpatos, en que mat¨® a escopetazos a nueve osos, una osa gestante y un lobo y dej¨® malheridos de bala a varios otros animales que medio centenar de ojeadores le iban poniendo a su alcance, de suerte que los pudiera abatir sin riesgo alguno. Varios miembros de la polic¨ªa secreta rumana disfrazados de campesinos e infiltrados entre los ojeadores proteg¨ªan de los osos y de cuanto peligro se pudiera presentar al distinguido personaje. La cacer¨ªa o masacre tuvo lugar desde el viernes 8 de octubre al domingo 10 y la organiz¨® la empresa Abies Hunting, experta en safaris. El Rey hab¨ªa llegado al aeropuerto Otopeni de Bucarest en su jet privado, y escoltado por 10 patrullas de la polic¨ªa y varios veh¨ªculos de acompa?amiento protocolario se hab¨ªa trasladado a las caba?as que ten¨ªa antes Ceausescu para sus cacer¨ªas en la regi¨®n. Los lugare?os de Covasna le depararon al Rey espa?ol un c¨¢lido recibimiento folcl¨®rico vestidos con trajes t¨ªpicos y lo agasajaron con palinca, un aguardiente de ciruela.
As¨ª que lo de matar animales grandes como el elefante y los b¨²falos de la semana pasada no es cosa nueva: le viene de lejos al Rey. Y se la va a dejar de herencia, junto con un dineral, a su nieto, quien se acaba de herir un pie por andar jugando con escopetas. ?Qu¨¦ ir¨¢ a cazar este ni?o cuando crezca y le permitan sus padres ir de cacer¨ªa? ?Elefantes? ?Osos? ?B¨²falos? Ya no van a quedar. Para entonces su abuelo habr¨¢ acabado con todos. Aunque las posibilidades que tiene el ni?o en cuesti¨®n de reemplazar andando el tiempo a su abuelo en su alt¨ªsima dignidad son pocas, alguna hay. Estar¨ªa perfecto ah¨ª, como fabricado a la medida del puesto. Es el Rey que se merece Espa?a, el pa¨ªs que despe?a cabras desde los campanarios de sus pueblos para celebrar, con la bendici¨®n de la Iglesia, la fiesta del santo patrono.
Fernando Vallejo es escritor. Autor de La virgen de los sicarios, ha ganado el ¨²ltimo Premio FIL de la Feria del Libro de Guadalajara.
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