?Por qu¨¦ dicen que el d¨¦ficit p¨²blico es tan malo?
Es indemostrable que el famoso l¨ªmite del 3% sea mejor para la econom¨ªa y el empleo que otro del 2%, del 6% o del 7%
?Obedece el empe?o pol¨ªtico en la reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico, es decir, del desequilibrio negativo entre los ingresos y los gastos del Estado, a un car¨¢cter intr¨ªnsecamente nocivo del mismo en la econom¨ªa?
Repasemos algunas cifras. La UE ha fijado en un 3% el objetivo de d¨¦ficit para el 2013, en l¨ªnea con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento adoptado en 1997. En la actualidad solo Suecia y Noruega superan el objetivo, ambas con super¨¢vit, a la conclusi¨®n del a?o 2010 (0,2%, Suecia; y 10,6%, Noruega). Seg¨²n datos oficiales, Espa?a cerr¨® el a?o 2011 con un 8,5% de d¨¦ficit. En un principio, el Gobierno espa?ol, con Mariano Rajoy a la cabeza, reafirm¨® el compromiso con el mandato europeo de reducirlo al 4,4%. Sin embargo, el pasado 2 de Marzo, tras la Cumbre de la Austeridad de Bruselas, que reuni¨® a los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, Mariano Rajoy anunci¨® ante la prensa la flexibilizaci¨®n de la meta de d¨¦ficit fij¨¢ndola en un 5,8%, sin que ello pudiera suponer ninguna variaci¨®n en el sacrosanto objetivo del 3% para 2013.
El 6 de Marzo, en el Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera, que re¨²ne a los consejeros de Econom¨ªa de todas las comunidades aut¨®nomas espa?olas, los consejeros del Partido Popular, que gobierna en 13 de las 17 comunidades, cerraron filas en torno al ministro de Hacienda y Administraciones P¨²blicas, Crist¨®bal Montoro, que ya hab¨ªa declarado su oposici¨®n a cualquier relajaci¨®n del objetivo de d¨¦ficit de las comunidades aut¨®nomas, establecido en el 1,5% frente al 1,3% anterior y al 2,9% de 2011. El 12 de Marzo, el Gobierno espa?ol termin¨® por aceptar, bajo la presi¨®n de la Comisi¨®n Europea, el objetivo definitivo de d¨¦ficit para el a?o en curso: el 5,3%.
El juego pol¨ªtico en torno a este conjunto de magnitudes puede inducir a pensar que detr¨¢s de ellas hay concienzudos an¨¢lisis cient¨ªficos solo al alcance de un reducido n¨²mero de expertos en econom¨ªa y contabilidad. Nada m¨¢s lejos de la realidad. ?No resulta llamativo que, desde el poder econ¨®mico, financiero o pol¨ªtico, nadie haya explicado de manera clara, m¨¢s all¨¢ del t¨®pico simplista de Mariano Rajoy de que "no se puede gastar lo que no se tiene", la relaci¨®n entre la carrera por reducir el d¨¦ficit p¨²blico, la tan cacareada "austeridad", y la reactivaci¨®n econ¨®mica con la consiguiente creaci¨®n de empleo? ?A qu¨¦ se debe esta falta de claridad? La respuesta es sencilla: es indemostrable que la reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico, la estabilidad presupuestaria o el mantenimiento del l¨ªmite del famoso 3% sea mejor para la econom¨ªa y el empleo que un d¨¦ficit del 2%, del 6% o del 7%.
En momentos de recesi¨®n, el recurso al d¨¦ficit p¨²blico, sin? despilfarro,? ayuda a que la econom¨ªa se capitalice
Es m¨¢s, en momentos de recesi¨®n, el recurso por el Estado al d¨¦ficit p¨²blico, con un gasto orientado hacia el bienestar social y evitando el despilfarro o la inversi¨®n improductiva, ayuda a que la econom¨ªa se capitalice y siente las bases de un rendimiento futuro mayor. Suecia, por ejemplo, super¨® la crisis generada en los a?os treinta del pasado siglo por el crash de 1929 en Wall Street con una pol¨ªtica basada en la expansi¨®n del gasto p¨²blico, la extensi¨®n de las prestaciones sociales y la redistribuci¨®n de la renta con un sistema tributario progresivo, rehuyendo la tentaci¨®n de recurrir al gasto militar. Los resultados llegan hasta hoy. Islandia, gobernada por la socialdemocracia, est¨¢ superando la crisis econ¨®mica actual tras la revuelta que impuls¨® dos referendos en los que la ciudadan¨ªa islandesa se pronunci¨®, mayoritariamente, en contra del pago de la deuda p¨²blica, y despu¨¦s de haber sentado en el banquillo al ex-primer ministro, Geir H. Haarde, por su presunta responsabilidad en el colapso del sistema bancario que coloc¨® a Islandia al borde de la quiebra. Su previsi¨®n de crecimiento es del 2,5% en 2012 y una ca¨ªda del paro de hasta el 7%, gracias a la aplicaci¨®n de una pol¨ªtica econ¨®mica que ha incluido una quita del 70% de su deuda p¨²blica y un aumento del gasto social.
La demonizaci¨®n oficial del d¨¦ficit p¨²blico, paralela, en un flagrante contrasentido, a la apuesta por un sistema fiscal regresivo que penaliza las rentas del trabajo por encima de las del gran capital, a la permisividad frente a la evasi¨®n y el fraude fiscales, a la financiaci¨®n de instituciones con un alto nivel de poder f¨¢ctico, como la Iglesia Cat¨®lica y el Ej¨¦rcito, y al despilfarro en inversiones ruinosas, encierra un doble inter¨¦s. En primer lugar, que el Estado est¨¦ cada vez m¨¢s incapacitado para proporcionar a la econom¨ªa el capital social necesario en infraestructuras, servicios p¨²blicos como la educaci¨®n y la sanidad, y servicios sociales y, de esta forma, sembrar el camino para las privatizaciones. Y en segundo lugar, que el Estado disponga de unas cuentas lo suficientemente saneadas para responder a los requerimientos del capital financiero, m¨¢s interesado en que la deuda p¨²blica favorezca las pr¨¢cticas especulativas que en garantizar la satisfacci¨®n de las necesidades sociales, presentes y futuras. En el fondo constituye una forma de violencia institucional.
En efecto, no puede caracterizarse de otro modo la traducci¨®n de los porcentajes aleatorios de los objetivos de d¨¦ficit p¨²blico en las cantidades contantes y sonantes del ajuste presupuestario, el mayor de la historia democr¨¢tica espa?ola, que acompa?¨® los Presupuestos Generales del Estado del 30 de Marzo, cifrado en 27.300 millones de euros y el ajuste adicional de 10.000 millones de euros en sanidad y educaci¨®n (7.000 millones en sanidad y 3.000 millones en educaci¨®n), anunciado, el 8 de Abril, mediante una simple nota de prensa y sin una comparecencia p¨²blica del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y sancionado por el Consejo de Ministros del 20 de Abril. Lo cual incumpli¨®, dicho sea de paso, otra de las promesas del per¨ªodo electoral: la de no tocar el gasto social.
Los Presupuestos para? 2012? ponen en evidencia el inter¨¦s por adelgazar al Estado en beneficio del capital financiero
En una coyuntura econ¨®mica marcada por una recesi¨®n que se calcula que va a generar 630.000 parados m¨¢s durante 2012, con un desempleo de larga duraci¨®n del 40% en relaci¨®n al paro total, con 1,7 millones de desempleados sin ning¨²n tipo de ingreso p¨²blico, con el 50% de los j¨®venes menores de 25 a?os sin acceso al trabajo, este ajuste, que penaliza la calidad de vida de la mayor¨ªa de la ciudadan¨ªa y salvaguarda las fortunas de los poderes econ¨®micos y financieros, constituye una verdadera agresi¨®n a derechos b¨¢sicos de la ciudadan¨ªa y pone en evidencia el inter¨¦s por adelgazar al Estado en beneficio del capital financiero. ?Qu¨¦ mejor negocio que exponer los servicios p¨²blicos y las prestaciones sociales al "mercado"? Un negocio para unos pocos, pero contraproducente para el conjunto de la sociedad.
Un Gobierno responsable, que situara a la ciudadan¨ªa por encima del servilismo hacia los "mercados", hubiera debido empezar su mandato exigiendo una moratoria de la deuda, para impulsar una pol¨ªtica basada en un sistema tributario progresivo y en una expansi¨®n del gasto-p¨²blico-social, que en Espa?a, para m¨¢s inri, es inferior al del conjunto de la UE de los 15 (la anterior a la ampliaci¨®n de la UE a los pa¨ªses del Este de Europa).
Francisco Javier Segura Jim¨¦nez es profesor de Historia.
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