G¨¹rtel y los trajes a medida

El juicio por la presunta financiaci¨®n ilegal del PP en Valencia que acaba de comenzar ha puesto al descubierto que el apego a los trajes a medida de la trama G¨¹rtel trasciende la literalidad del asunto. La red de Francisco Correa y ?lvaro P¨¦rez El Bigotes no solo se dedicaba a regalar chaquetas y pantalones a medida a pol¨ªticos valencianos, como se demostr¨® en el juicio en el que, sin embargo, qued¨® absuelto el expresidente valenciano Francisco Camps. Estos empresarios, ahora en prisi¨®n preventiva, echaron mano de un recurso infalible para conseguir los contratos que le adjudic¨® la Generalitat Valenciana entre 2005 y 2009: redactar ellos mismos las bases del concurso p¨²blico, con cl¨¢usulas dise?adas a la medida de la empresa propia para lograr la designaci¨®n.

Es verdad que no se trata de un sistema muy imaginativo y que, probablemente, est¨¢ m¨¢s extendido de lo que uno pueda imaginar. Al fin y al cabo es m¨¢s f¨¢cil seleccionar, por ejemplo, un candidato para un puesto y despu¨¦s publicar el perfil que debe cumplir el elegido, que no al rev¨¦s.

La novedad de este caso est¨¢ en que no siempre el ama?o puede ser demostrado, lo que ahora, sin embargo, parece haber quedado en evidencia gracias al an¨¢lisis que ha hecho la Intervenci¨®n General del Estado sobre el concurso organizado por la Agencia Valenciana de Turismo para el montaje de su pabell¨®n en la feria tur¨ªstica Fitur.

El Bigotes logr¨® para su empresa Orange Market las adjudicaciones entre 2005 y 2009 gracias a este sistema. Su falta de experiencia en el sector no fue un impedimento. Las bases del concurso hab¨ªan eliminado sabiamente ese requisito antes elegido que la firma de P¨¦rez no hubiera podido cumplir. En su lugar, las bases ofrec¨ªan una alt¨ªsima puntuaci¨®n a conceptos como la creatividad o la est¨¦tica.

Y ah¨ª El Bigotes, seg¨²n los funcionarios valencianos acusados, era un aut¨¦ntico crack. Ya lo dijo el jueves el abogado de uno de ellos; que en ese terreno Orange Market era un Jaguar frente a un seiscientos. Le falt¨® decir que el Jaguar es un poco m¨¢s caro, pero entonces hab¨ªa dinero en las arcas de la Generalitat Valenciana y, por suerte, no faltaron unos cuantos millones para esa trama tan est¨¦tica.