Cuando reivindicar a Isabel II es moderno
Vivienne Westwood y Alexander McQueen reclaman atenci¨®n sobre un 'look' que juzgan ic¨®nico
En lo que a la realeza brit¨¢nica respecta, reclamar a la muy convencional reina Isabel II como s¨ªmbolo de la elegancia es la opci¨®n heterodoxa. La moda siempre ha preferido a su pol¨ªticamente incorrecta t¨ªa, Wallis Simpson, o a la primera reina Isabel; mujeres de atuendo tan arriesgado como sus vidas. Pero, claro, eso termina por ser una convenci¨®n en s¨ª mismo. Entonces, con esa actitud circular y mareante que caracteriza al sistema, reivindicar a Isabel II se convierte en el gesto m¨¢s transgresor. As¨ª lo hicieron los italianos Dolce & Gabbana en su colecci¨®n de oto?o-invierno 2008. Y ahora se apuntan la firma Alexander McQueen (con un bolso homenaje) o la mism¨ªsima reina del punk: este mes, Vivienne Westwood lanza una l¨ªnea de 10 trajes de noche inspirados en modelos hist¨®ricos de la reina y recorridos por el uso de la Union Jack.
Desde su juventud, Isabel II ha sido la viva imagen de la correcci¨®n y la solemnidad. De lo apropiado. Su falda nunca ha subido por encima de su rodilla; sus escotes siempre han sido modestos, y sus abrigos, perfectamente previsibles. Ya exhib¨ªa esa actitud en las fotos de juventud junto a su hermana Margaret, pero ?qui¨¦n puede culpar a una mujer que fue aupada al mayor trono europeo a los 27 a?os de querer proyectar seriedad y de no arriesgarse con frivolidades? Cuando se cas¨®, en 1947, eligi¨® un vestido de Norman Hartnell inspirado en Botticelli que, seg¨²n la leyenda, pag¨® con cartillas de racionamiento. Y el mismo dise?ador la visti¨® en su coronaci¨®n un lustro despu¨¦s. La alta costura brit¨¢nica languideci¨® a partir de 1960, pero eso no fue motivo para que se alejara de los salones de su pa¨ªs.
Acaso el mayor rasgo estil¨ªstico de Isabel II es su fidelidad. Defiende una f¨®rmula reconocible, basada en colores s¨®lidos y vivos (un estudio de Vogue revel¨® que solo lleva estampados un 13% de las veces), broches y perlas en el cuello y un bolso que parece siempre el mismo. Y tambi¨¦n es leal a las personas. Durante buena parte de su vida confi¨® en Hart??nell para los trajes de ceremonia, y en Hardy Amies para los de d¨ªa. Pero el primero falleci¨® en 1979 ¨Csu casa cerr¨® en 1992¨C y el segundo se retir¨® en 2001. As¨ª que en la ¨²ltima etapa, la reina ha tenido de buscar otras soluciones que le aseguren parecida estabilidad. Desde hace 20 a?os ha forjado una relaci¨®n de f¨¦rrea confianza con Angela Kelly. Esta mujer, divorciada y de 60 a?os, empez¨® como una de sus vestidoras en 1993 hasta convertirse en la primera en recibir el t¨ªtulo de ayudante personal y asesora de la reina en joyer¨ªa, insignias y vestuario. Se dice que su relaci¨®n se estrech¨® en 2002 cuando, en el mismo a?o, murieron la madre y la hermana de Isabel II. Hoy no solo le ayuda a elegir la ropa, sino que tambi¨¦n dise?a muchos de los trajes que lleva. Entre ellos, el conjunto y sombrero amarillo que llev¨® a la boda de su nieto y Kate Middleton. Medios brit¨¢nicos han publicado que ese equipo interno liderado por Kelly le ha permitido ahorrar 250.000 libras anuales en vestuario.
¡°Hace mucho tiempo, la reina me invit¨® a una conversaci¨®n con sus dise?adores, Hardy Amies y otros¡±, explicaba Kelly en una rara entrevista concedida en 2007. ¡°Me pidi¨® mi opini¨®n y se la di sin tapujos. La reina ama la ropa y es una aut¨¦ntica experta en materiales. Yo no le he ense?ado nada a ella, ha sido al rev¨¦s¡±. Camuflada bajo el manto de la correcci¨®n, la determinaci¨®n con la que Isabel II ha defendido una personalidad est¨¦tica durante sus 60 a?os de reinado es una muestra de seguridad incontestable. Si eso resulta infrecuente en casi cualquier aspecto de la vida, en la moda destaca como un rasgo de car¨¢cter m¨¢s singular que la m¨¢s llamativa de las excentricidades.
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