Un sindicato en los brazos del patr¨®n
El 1 de mayo ni un solo pu?o se levanta en se?al de protesta
Si algo distingue al primero de mayo de otros d¨ªas del a?o, no es el desfile, ni tampoco la muchedumbre que agita sus banderitas de papel. Lo m¨¢s llamativo resulta el silencio que cae sobre La Habana despu¨¦s de que terminara el acto masivo en la Plaza de la Revoluci¨®n. Una quietud apenas interrumpida por los pocos autos que recorren las calles y por alg¨²n polic¨ªa que suena el silbato en una esquina. Todas las escuelas, los centros laborales, las dependencias oficiales y hasta las paradas de ¨®mnibus se quedan vac¨ªas. Ese escenario se ha repetido por d¨¦cadas, pero en este 2012 algo rompi¨® el tedio habitual de la jornada de los trabajadores. Muchos negocios particulares, conocidos aqu¨ª con el calificativo de cuentapropistas, abrieron sus puertas a pesar del feriado, se saltaron la conmemoraci¨®n para volcarse en el comercio de pizzas, helados o batidos de frutas. Mientras otros lanzaban consignas de reafirmaci¨®n revolucionaria, ellos vend¨ªan sus productos; pescaban en el r¨ªo apacible dejado por los comercios estatales cerrados.
Se espera que al finalizar este a?o alrededor de 600.000 cubanos ostenten una licencia para trabajar en el sector privado. Entre ellos se incluir¨¢n muchos de los que quedar¨¢n sin empleo a ra¨ªz de la reducci¨®n de plantillas que se lleva a cabo por todo el pa¨ªs. En los pr¨®ximos meses m¨¢s de 170.000 plazas ser¨¢n cerradas en diferentes esferas pertenecientes al Estado y al personal se le reubicar¨¢ en otras labores o ir¨¢ al despido. Los eufemismos que caracterizan al lenguaje oficial han llegado a su m¨¢xima expresi¨®n a la hora de hacer referencia a este impopular proceso. Han dado en llamar a los recortes ¡°reordenamiento laboral¡± y a las personas que est¨¢n en el paro les han colgado el calificativo de ¡°disponibles¡±. Como si no bastaran tales peculiaridades en el plano nominal, el ¨²nico sindicato autorizado en el pa¨ªs ha apoyado la decisi¨®n de ¡°desinflar las plantillas para lograr eficiencia¡±. La Central de Trabajadores de Cuba ha dejado claro que su papel est¨¢ m¨¢s al lado del empleador que de los empleados. Postura que no ha sorprendido a ninguno de sus casi tres millones de miembros, acostumbrados a pagar disciplinadamente su cuota pero conscientes de que esta organizaci¨®n representa los intereses del poder frente a la base y no a la inversa.
A ese mismo obediente sindicato ha ido a parar m¨¢s del 80% de los m¨¢s de 370.000 trabajadores por cuenta propia y una representaci¨®n de ellos desfil¨® el pasado primero de mayo. No se han inscrito en ¨¦l buscando representatividad o amparo, sino para evitarse problemas. Intuyen ¡ªcon raz¨®n¡ª que de no afiliarse podr¨ªan se?alarse como ¡°ap¨¢ticos¡±, ¡°burgueses¡± y en el peor de los casos como ¡°contrarrevolucionarios¡±. Todos ellos, sin dudas, preferir¨ªan una asociaci¨®n que los defendiera de los altos impuestos, convocara a protestas por la ausencia de un mercado mayorista y reclamara pr¨¦stamos bancarios con los que sostener sus negocios. De poder elegir, ni siquiera hubieran votado por Salvador Vald¨¦s Mesa, el actual secretario general de la CTC, cuya ocupaci¨®n anterior fue en el antag¨®nico Ministerio del Trabajo. En lugar de la Iglesia en manos de Lutero, el nuestro parece ser un sindicato atrapado en los brazos del patr¨®n. Una federaci¨®n que ha respaldado la supresi¨®n de medio mill¨®n de empleos que se implementar¨¢ hasta el a?o 2015 y que ha llamado a una mayor compromiso con el Gobierno de Ra¨²l Castro. Como legado negativo de esa actitud pasiva y c¨®mplice, quedar¨¢ el rechazo futuro de muchos obreros a integrar sus filas o las de otra organizaci¨®n proletaria. A la palabra sindicato habr¨¢ que sacudirle en Cuba sus actuales connotaciones de inacci¨®n para devolverle aquel papel irreverente y aut¨®nomo que una vez tuvo.
?Por el momento, en la tribuna del primero de mayo en lugar de un mensaje reivindicativo se imponen como lemas los llamados a la disciplina, la exigencia y el control. La inconformidad laboral no tiene cabida en una Plaza de consignas triunfales y loas al sistema. Ni un solo bloque representa a los desempleados, ni un solo pu?o se levanta en se?al de protesta, ni un s¨®lo cartel pone en jaque a las autoridades. Muchos de los all¨ª presentes han asistido por la misma raz¨®n que se han inscrito en la CTC, para no marcarse como desafectos a un proceso pol¨ªtico en el que ya apenas si creen. Sonr¨ªen a la c¨¢mara y algunos lleven a sus hijos sentados sobre los hombros; pero nada queda en ellos de la esencia contestataria del D¨ªa de los Trabajadores. Cuando termina el acto regresan a casa o se adentran en las calles de los alrededores en busca de algo para comer o beber. Terminan comprando en el mostrador de alg¨²n cuentapropista no sindicalizado que mantuvo abierto su negocio durante el feriado. A la ma?ana siguiente, el peri¨®dico oficialista Granma publica un orgulloso titular en letras rojas ¡°este ha sido el desfile m¨¢s organizado y m¨¢s r¨¢pido¡± de nuestra historia. Y por esta vez, Granma tiene raz¨®n.
Ni un solo bloque representa a los desempleados, ni un solo cartel pone en jaque a las autoridades
Yoani S¨¢nchez es periodista cubana y autora del blog Generaci¨®n Y.
? Yoani S¨¢nchez / bgagency-Milan.
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