Aforismos

El exceso de informaci¨®n nos ha convertido en una sociedad ignorante al modo en que la abundancia de libertades econ¨®micas nos ha hecho esclavos de los poderes financieros. Ya ven: todo conduce a su contrario. As¨ª, Bankia fue intervenida porque funcionaba bien y a Rato lo arrojaron por la borda para premiar una gesti¨®n brillante como pocas en el panorama actual. En realidad, no lo arrojaron por la borda, se fue porque quiso, pero se fue porque quiso al mismo tiempo que lo arrojaban por la borda. Estas acciones simult¨¢neas y excluyentes, tambi¨¦n muy de la ¨¦poca, ya no nos causan extra?eza. Ni el mismo Rato sabe, a estas alturas, si se lo quitaron de encima o se march¨® de forma voluntaria. Adem¨¢s le da igual, pues lo importante es que entre lo que pill¨® tacita a tacita mientras hund¨ªa Bankia y lo que le hemos dado de indemnizaci¨®n por dejar de hundirla, se va con el ri?¨®n forrado. Cabe preguntarse por qu¨¦ indemnizamos a quien nos lleva a la ruina en lugar de a sus v¨ªctimas. Pues por la misma l¨®gica que el exceso de informaci¨®n nos ha conducido a la ignorancia y el de libertades a la esclavitud. Para recuperar la l¨®gica de anta?o, y con ella la libertad y el conocimiento, tendr¨ªamos que volver a la sencillez afor¨ªstica, que es lo que hizo Bot¨ªn el otro d¨ªa al proclamar que el banco malo no es bueno.

?Cu¨¢nta sabidur¨ªa hay en lo obvio! El banco malo no es bueno; el hombre alto no es bajo; la mujer rubia no es morena; el ascensor estrecho no es ancho; el caballo no es perro, etc. Comparen ese discurso di¨¢fano con el de Luis de Guindos acerca del Banco de Espa?a: el Banco de Espa?a, dijo, es una instituci¨®n muy prestigiosa que pronto recuperar¨¢ su prestigio. ?C¨®mo va a recuperar lo que no ha perdido?

O ment¨ªa en la primera parte de la proposici¨®n o ment¨ªa en la segunda, aunque, conoci¨¦ndole, quiz¨¢ mintiera en las dos.