El tren catal¨¢n hacia la independencia
El pacto fiscal es para Artur Mas el primer paso hacia la emancipaci¨®n
La pol¨ªtica catalana no abusa de la sensatez. Para muestra, la de siempre. Seg¨²n parece, estudiar tambi¨¦n en la lengua com¨²n y mayoritaria de los catalanes ¨Cy de buena parte de los inmigrantes-- divide a la ciudadan¨ªa. Seg¨²n parece, no hace falta aprenderla en la escuela, porque es la que normalmente usan los catalanes y se aprende en la calle, lo que de paso demuestra, en una aportaci¨®n impagable a la pedagog¨ªa universal, que todas las escuelas del mundo deber¨ªan cerrar, o al menos, prescindir de la ense?anza en la lengua de sus ciudadanos. Seg¨²n parece, el biling¨¹ismo, la docencia de unas asignaturas en una lengua y otras en otra, con todos los alumnos juntos en todas partes, rompe la cohesi¨®n y los invita al fratricidio. Seg¨²n parece, hacemos pol¨ªtica con la lengua cuando criticamos la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica ¨Crepito, pol¨ªtica¡ªque regula la escuela, el comercio, las pel¨ªculas, el acceso al trabajo y todo lo que puedan imaginar. Lo dice un nacionalismo que ha hecho de la lengua el centro de su proyecto pol¨ªtico.
Parece lo de costumbre, pero hay novedades. Y no son buenas. El gobierno catal¨¢n ha ahondado su estrategia del conflicto. En apenas un mes mostr¨® su comprensi¨®n de la insumisi¨®n fiscal del ayuntamiento de Gerona y apoy¨® a los ayuntamientos que incumpl¨ªan la ley de banderas, una ley que impide patrimonializar las instituciones por parte de sus circunstanciales gestores. Como remate la reivindicaci¨®n de un Estado propio en el congreso convergente.
Con todo, la apuesta inmediata es otra: un pacto fiscal sostenido en una previa consulta popular. La idea viene de las auton¨®micas. Por entonces tambi¨¦n se acu?¨® su ret¨®rica: si no se acepta, habr¨¢ ¡°un choque de trenes entre Catalu?a y Espa?a¡±. Mas claro, Mas en La Vanguardia: ¡°si Espa?a no se mueve, habr¨¢ ruptura¡±.
No hay que enga?arse. El pacto fiscal es el instrumento para la independencia, no la alternativa. Seg¨²n Mas, es ¡°la primera estaci¨®n para la emancipaci¨®n nacional¡±. El dilema entre la ruptura o el pacto fiscal no es un dilema, sino un entretanto para lo mismo. El entretanto pasa por una consulta popular que dibuja el per¨ªmetro de una unidad de soberan¨ªa. Mas sabe que ganar¨ªa la consulta, como ganar¨ªa en mi escalera una consulta en contra de pagar impuestos municipales o en Barcelona una a favor de no transferir riqueza al resto de Catalu?a.
La crisis debilita la estrategia de confrontaci¨®n: Espa?a es el ¨²nico mercado seguro en estos tiempos de turbulencia
La estrategia ferroviaria parece clara. Pero, solo por conjeturar ?Y si no nos apartamos? ?Y si se aguanta el pulso y se recuerda el precio de las grandes palabras? El PP podr¨ªa hacerlo. Tiene mayor¨ªa absoluta y, de momento, resulta imprescindible para gobernar en Catalu?a. Adem¨¢s, la crisis debilita la estrategia de confrontaci¨®n. Por varias razones. La primera, Espa?a es el ¨²nico mercado seguro en estos tiempos de turbulencia. La segunda, los delirantes gastos en identidad resultan de mal digerir cuando se recorta en sanidad y educaci¨®n. La tercera, mal le ir¨ªa a las finanzas catalanas, a su deuda menesterosa, sin el respaldo del Estado, m¨¢s exactamente, sin el esfuerzo de las comunidades fiscalmente saneadas.
Pero, en Catalu?a, al PP ni est¨¢ ni se le espera. Sea por compartir la estrategia ante la crisis, sea por aceptar el relato convergente de la realidad catalana, el caso es que parece bastarle con que le dejen asistir --aunque sea para servir el catering¡ªa los festejos de la vida pol¨ªtica catalana. Alg¨²n d¨ªa habr¨¢ que explicar ese comportamiento. Sea como sea, lo cierto es que apenas rechista. Comprende, acepta, y, s¨ª acaso, sostiene que "ahora, con la crisis, no es el momento".
Pero ?y la izquierda? ?y si la izquierda no se aparta? Sin subir el tono, sin entrar al trapo del enf¨¢tico l¨¦xico nacionalista, o solo para aguar su cart¨®n piedra, con las preguntas inaugurales sobre las ficciones nacionalistas que siempre se evitan. Incluso podr¨ªa contraponer unas cuantas ideas. Argumentos no faltan, los de la igualdad, y, tambi¨¦n, los de la eficacia. Basta con pensar, por no ir m¨¢s all¨¢, en las consecuencias de la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica en el mercado de trabajo: no todos los espa?oles igualmente preparados pueden acceder en iguales condiciones en todas partes, una movilidad que, por cierto, ignora la reforma laboral. Y en bienestar tambi¨¦n perdemos todos, en primer lugar, los catalanes: no tenemos los mejores m¨¦dicos o docentes, sino, en todo caso, los mejores ¡°entre los que superan las barreras ling¨¹¨ªsticas¡±.
Los delirantes gastos en identidad resultan de mal digerir cuando se recorta en sanidad y educaci¨®n
Y ?qu¨¦ pasa con los votos? Tambi¨¦n aqu¨ª las cosas han cambiado. La izquierda catalana se hunde. No hay nada que esperar ni, por tanto, que perder. Al PSOE ya no le sirve lo de siempre: ir a Catalu?a a recaudar votos --o alianzas-- para gobernar y despreocuparse de lo que estaba en juego. Se evitaba la disputa pol¨ªtica, la discusi¨®n en serio del nacionalismo, quiz¨¢ pensando que era mejor no andarse con complicaciones, cuando tan pocos votos separaban la victoria de la derrota. Se tributaba lo que ped¨ªan, sobre todo en identidad, y se volv¨ªa con los apoyos. Algo que tambi¨¦n suced¨ªa en la relaci¨®n con el PSC cuyas amenazas operaban sobre id¨¦ntico paisaje de fondo: sus votos ¡°eran necesarios¡±. En los ¨²ltimos a?os, con ese cuento ha arrastrado al PSOE a apuestas que lo han dejado como lo han dejado, en los huesos, mientras, a la vez, parasitaba su marca. Ahora se apunta al pacto fiscal. Se confirma aquello de Ram¨®n y Cajal: ¡°hay tres tipos de ingratos: los que olvidan el favor, los que lo hacen pagar y los que se vengan¡±.
Si, por entretener la fantas¨ªa, sucediera que la izquierda recuperara la cordura, podemos conjeturar que pasar¨ªa. Por supuesto, los nacionalistas subir¨ªan el tono. Pero no hay que asustarse. Ya llevan tiempo en ello y, por lo dem¨¢s, ya no pueden levantar mucho m¨¢s la voz. Adem¨¢s, saben que, si se tensan las cosas, el primero en querer bajarse del tren ser¨¢ el pasaje. Pujol no lo ignora y de ah¨ª su advertencia: ¡°llegado el choque de trenes con Espa?a, nadie deber¨ªa huir¡±. En septiembre pasado volvi¨® sobre lo mismo en un art¨ªculo dirigido a ¡°gente que se asusta¡±, en particular, a un amigo suyo, empresario, al que inquietaba la independencia. Interesante, al dinero le asusta la independencia.
Ese es el asunto. Y la baza. El problema de la independencia es el entretanto. Porque mientras el final es incierto y nadie sabe c¨®mo le ir¨¢ a ¨¦l en particular, en lo inmediato cada cual est¨¢ seguro de que algo, bien concreto, perder¨¢: mercados, servicios y vida llevadera. No son tonter¨ªas. Esa es elecci¨®n de los pasajeros: costes ciertos, inmediatos y particulares, frente a hipot¨¦ticos beneficios, sin plazo preciso y difusos en su reparto. No estar¨ªa de m¨¢s que la izquierda se lo recordara a los ciudadanos. Si hay que hacer la pregunta ¨²ltima, se hace. Sin tr¨¢mites intermedios como el pacto fiscal. Eso s¨ª, con todos los datos sobre la mesa. El primero en querer evitar la colisi¨®n es el pasaje. Si ve que la v¨ªa no est¨¢ franca, no ser¨ªa raro que le pida al fanatizado maquinista que se detenga, que se apea. Ya lo ha hecho antes. Pero para eso alguien ha de recordar el precio de la frivolidad de los nacionalistas, decirles lo que nadie les ha dicho.
F¨¦lix Ovejero Lucas es profesor de Econom¨ªa de la Universidad de Barcelona.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.