Retirarse en Marte
Siempre hay un magnate con tiempo libre dispuesto para el turismo espacial
Entregar a la Estaci¨®n Espacial Internacional (ISS) media tonelada de suministros no es la operaci¨®n con m¨¢s glamour que cabe imaginar, pero seguramente quedar¨¢ para la historia como el vuelo que inaugur¨® la era de las misiones espaciales privadas. Tanto la c¨¢psula Dragon que el viernes atrac¨® con ¨¦xito en los muelles de la ISS como el cohete Falcon que la puso en ¨®rbita han sido fabricados enteramente por SpaceX, una firma de California que ha firmado con la NASA un contrato por 1.600 millones de d¨®lares. Tras el ¨¦xito de la primera entrega, y si la Dragon ameriza dentro de unos d¨ªas en el Pac¨ªfico, la empresa fabricar¨¢ otra docena de estas c¨¢psulas y le servir¨¢ a la NASA como una especie de subcontrata para transportes y suministros. Es el primer negocio serio que ha salido del espacio exterior en medio siglo; el glamour vendr¨¢ despu¨¦s. La empresa SpaceX ha dise?ado sus c¨¢psulas de modo que tambi¨¦n puedan servir para llevar astronautas. Ahora los astronautas norteamericanos tienen que volar como pasajeros en cohetes rusos, lo que adem¨¢s de constituir una humillaci¨®n hist¨®rica le cuesta a la NASA un potos¨ª. El transporte privado es mucho m¨¢s barato en este caso.
Siendo propiedad de una empresa, ser¨¢ inevitable que vuelva a hablarse de turismo espacial, para el que siempre hay dispuesto alg¨²n millonario amante del riesgo y mucho tiempo libre. El propio fundador de SpaceX, el tycoon de Silicon Valley Elon Musk, ha declarado su deseo de retirarse en Marte. Para alivio de sus competidores, cabe suponer. Las agencias espaciales p¨²blicas pueden salir beneficiadas por la iniciativa de SpaceX, y por otras similares que puedan emprender firmas como la francesa Arianespace, que ya lleva a?os en el negocio.
Hacer de transportista de suministros y torniller¨ªa a la estaci¨®n espacial no es una imagen de la conquista del espacio muy atractiva para la opini¨®n p¨²blica. En tiempos de recesi¨®n, parece incluso de mal gusto recordar los 100.000 millones de d¨®lares que ha costado esa estaci¨®n. La NASA dice que dejar la intendencia en manos privadas le permitir¨¢ concentrarse en mandar astronautas ¡°a distancias donde nunca han llegado¡±. En el peor de los casos, acabaremos todos retir¨¢ndonos en Marte.
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