?Deben nuestros dirigentes boicotear la Eurocopa de Ucrania?
?Deben nuestros dirigentes ver los partidos en Ucrania? Mientras Yulia Timoshenko siga en la c¨¢rcel, no.
?Deben asistir nuestros dirigentes a los partidos de f¨²tbol que se celebrar¨¢n en Ucrania dentro de la Eurocopa 2012 que comienza la semana que viene? ?O deben boicotearlos en protesta por el encarcelamiento por motivos pol¨ªticos de la l¨ªder de la oposici¨®n, Yulia Timoshenko, la corrupci¨®n mafiosa que envenena el pa¨ªs y el racismo violento de sus hinchas de f¨²tbol? ?O deben asistir pero exigir una entrevista con Timoshenko o hacer alg¨²n otro gesto de protesta?
Todo parec¨ªa muy distinto hace cinco a?os, cuando se concedi¨® el campeonato a la candidatura conjunta de Polonia y Ucrania. Entonces, segu¨ªa identific¨¢ndose a Ucrania con la revoluci¨®n naranja. Se esperaba que la Eurocopa 2012 le animara a seguir los pasos de Polonia en su ¡°vuelta a Europa¡±. Pero ha ocurrido todo lo contrario: Ucrania ha avanzado sin cesar en la direcci¨®n equivocada.
Timoshenko no es ning¨²n ¨¢ngel, pero la farsa de su juicio y su encierro actual en la c¨¢rcel de Jarkiv, una de las ciudades que van a albergar el campeonato, son un ejemplo de puro matonismo. El analista pol¨ªtico ucraniano Mykola Riabchuk dice que el presidente V¨ªktor Yanuk¨®vich persigue ¡°una venganza al estilo de la mafia¡±. Tambi¨¦n se podr¨ªa decir ¡°al estilo de Donbass¡±, la dura regi¨®n industrial del este de Ucrania en la que creci¨®, que se caracteriza por esa forma de hacer pol¨ªtica. O¨ªr a Yanuk¨®vich justificar el encarcelamiento haciendo referencia a la independencia judicial y el Estado de derecho, como le o¨ª yo en un encuentro a principios de este a?o, era estar ante un homo sovieticus al que ni siquiera se le daba bien mentir. En otras conversaciones privadas anteriores hab¨ªa asegurado a los dirigentes polacos y de otros pa¨ªses europeos que iba a cambiar la ley o encontrar alguna otra soluci¨®n al problema de Timoshenko; de modo que sab¨ªa, y nosotros sab¨ªamos que sab¨ªa, y ¨¦l sab¨ªa que sab¨ªamos que sab¨ªa, que estaba mintiendo como un bellaco.
?O ser¨ªa mejor decir que ment¨ªa como un oligarca? Es dif¨ªcil saber hasta qu¨¦ punto el hecho de que Yanuk¨®vich no haya cumplido sus promesas electorales es producto de su temible y obstinado empe?o en eliminar a una rival pol¨ªtica, o m¨¢s bien consecuencia de la implacable hostilidad hacia Timoshenko que muestra el oligarca Dmitri Firtash [vean los art¨ªculos http://www.guardian.co.uk/world/2010/dec/01/wikileaks-cables-russian-mafia-gas y http://www.guardian.co.uk/world/us-embassy-cables-documents/182121], de quien se dice que es uno de los principales patrocinadores del presidente. La empresa de Firtash, RosUkrEnergo, fue la que result¨® perjudicada por el acuerdo sobre el gas que firm¨® Timoshenko con Vladimir Putin y por el que ahora sufre castigo. Por supuesto, ¨¦l dir¨ªa que actu¨® como hombre de negocios y en inter¨¦s de Ucrania.
Nuestro objetivo debe ser castigar al presidente Yanuk¨®vich, no al pueblo ucraniano. ?Pero c¨®mo?
Pero m¨¢s grave que el sucio pasado y la sucia venganza posterior es el sucio presente. Un funcionario de la UE dice en privado que Ucrania es un pa¨ªs en plena transici¨®n de una econom¨ªa olig¨¢rquica a una econom¨ªa mafiosa. Seg¨²n una lista de millonarios de Forbes, el hijo mayor de Yanuk¨®vich, Oleksandr, en teor¨ªa dentista, tiene una fortuna de 99 millones de euros. Incluso si viviera en Estados Unidos, eso le convertir¨ªa en el dentista m¨¢s caro del mundo. Pero claro, ¨¦l tambi¨¦n es un hombre de negocios, y es posible que todo ese dinero sea resultado del trabajo honrado y un talento comercial incomparable.
La presunta corrupci¨®n llega hasta los exorbitantes precios de las habitaciones de hotel en algunas de las ciudades anfitrionas de la Eurocopa, que movieron al presidente de la UEFA, Michel Platini, a hablar de ¡°bandidos y estafadores¡±. Y, como mostraba un reportaje reciente en la BBC, m¨¢s le vale a cualquier aficionado al f¨²tbol que tenga la piel oscura mantenerse apartado de los hooligans ucranianos. ¡°Qu¨¦dense en casa, v¨¦anlo por televisi¨®n¡±, exclam¨® el antiguo capital de la selecci¨®n inglesa Sol Campbell, despu¨¦s de ver las escandalosas im¨¢genes de violencia racista en el estadio del FC Metalist en Jarkiv.
Podr¨ªan pensar ustedes que los l¨ªderes polacos, en el pa¨ªs que vivi¨® la experiencia del sindicato Solidaridad, deber¨ªan recordar lo marginados que se sent¨ªan en los a?os ochenta, cuando los l¨ªderes de Europa occidental, y en particular los pol¨ªticos alemanes, visitaban a sus opresores, y ahora deber¨ªan ser los primeros en proponer que nadie vaya a Ucrania. Pues no. Por el contrario, la semana pasada, el primer ministro polaco, Donald Tusk, regres¨® de la cumbre informal de la UE diciendo que hab¨ªa convencido ¡°a casi todos¡± sus colegas europeos para que asistieran a los partidos en Polonia y Ucrania. ¡°Casi¡± es mucho decir. Aunque la mayor¨ªa de los dirigentes de la UE se reservan por ahora su postura, los presidentes de la Comisi¨®n Europea y el Consejo Europeo han dicho que no piensan ir. El presidente franc¨¦s, Fran?ois Hollande, y el alem¨¢n, Joachim Gauck, han dado fuertes indicios de que lo m¨¢s probable es que no asistan.
Es decir, parece casi que los alemanes se comportan como los polacos y los polacos como los alemanes. Hay que mantener un di¨¢logo constructivo; la diplomacia discreta es mejor que la de meg¨¢fono; si no, el pa¨ªs se ver¨¢ empujado otra vez a caer en brazos de Mosc¨²: todos esos son los argumentos que les o¨ªamos utilizar a los pol¨ªticos alemanes en los a?os ochenta, cuando ignoraban a los disidentes polacos.
Pero los polacos tambi¨¦n tienen hoy otros argumentos mejores. Uno es espec¨ªfico de su situaci¨®n: no pueden boicotear un campeonato del que son coanfitriones (?Por favor, no veng¨¢is a nuestra fiesta!) Pero eso no quiere decir que tengan que presionar a otros dirigentes de la UE para que visiten Ucrania.
El argumento polaco es que hay que encontrar unas medidas, tanto simb¨®licas como pr¨¢cticas, que marquen una clara distinci¨®n entre Yanuk¨®vich y Ucrania. Algunos ucranianos est¨¢n de acuerdo. ¡°?Boicot a Yanuk¨®vich, no a los ucranianos!¡±, escribe el distinguido historiador y comentarista Jaroslav Hrycak. La propia Timoshenko declar¨® a un parlamentario polaco que la ha visitado que est¨¢ en contra del boicot; claro que habr¨ªa que ver qu¨¦ otra cosa pod¨ªa decir sin empeorar su propia situaci¨®n y sin dar pie a que Yanuk¨®vich la calificara de traidora ante la opini¨®n p¨²blica de Ucrania.
Lo dif¨ªcil es c¨®mo van a hacer las autoridades europeas para dejar clara esa diferencia entre el malvado presidente y el noble pa¨ªs. ?Van al partido pero no le dan la mano a Yanuk¨®vich ni se sientan en su palco? El protocolo diplom¨¢tico no lo va a permitir, y a la televisi¨®n ucraniana, af¨ªn al r¨¦gimen, le bastar¨¢ con que se les vea pr¨®ximos a su amado l¨ªder. ?Ir, pero ofrecer una rueda de prensa en la que hablen con firmeza sobre el caso Timoshenko, los derechos humanos y la corrupci¨®n en Ucrania? Muy bien, pero ?cu¨¢nto de eso le llegar¨ªa al ucraniano medio que ve la televisi¨®n? ?O intentar el malabarismo propuesto por el ministro del Interior alem¨¢n, Hans-Peter Friedrich: ir, pero solo con la condici¨®n de poderse entrevistar con Timoshenko?
No existen reglas universales para decidir si hay que boicotear un acto cultural o deportivo concreto, ni la Eurocopa 2012, ni los Juegos Ol¨ªmpicos de Mosc¨² y Pek¨ªn, ni el reciente Festival de Eurovisi¨®n en un pa¨ªs todav¨ªa m¨¢s represivo y corrupto, Azerbaiy¨¢n. La peculiar circunstancia de Polonia impide que la UE adopte una postura ¨²nica al respecto. Por tanto, cada dirigente tendr¨¢ que actuar por su cuenta.
Resulta interesante ver que, en un art¨ªculo publicado en www.guardian.co.uk [http://www.guardian.co.uk/commentisfree/2012/jun/01/euro-2012-poland-ukraine-donald-tusk] al d¨ªa siguiente de que apareciera all¨ª mismo la presente columna [http://www.guardian.co.uk/commentisfree/2012/may/30/ukraine-euro-2012-cameron-tymoshenko], Tusk matizaba su postura y escrib¨ªa: ¡°La Eurocopa 2012 se organiza para los aficionados al f¨²tbol, no para unos pol¨ªticos cuya presencia en los estadios es innecesaria¡±.De modo que la canciller alemana Angela Merkel tendr¨¢ que tomar una decisi¨®n muy dif¨ªcil si Alemania llega a la final.
Es posible que el primer ministro brit¨¢nico, David Cameron, y el ministro de Exteriores, Wiliam Hague, se ahorren estos angustiosos dilemas morales gracias a la actuaci¨®n de la selecci¨®n inglesa. Ahora bien, si Inglaterra llega a los cuartos de final en Ucrania, y Timoshenko sigue en la c¨¢rcel, creo que no deber¨ªan ir. De todas, formas, no est¨¢ claro que ese tipo de turismo deportivo-pol¨ªtico sirva de mucho, no es m¨¢s que una peque?a vacaci¨®n encubierta bajo una p¨¢tina diplom¨¢tica, y tienen cosas m¨¢s importantes que hacer en casa, como salvar la econom¨ªa brit¨¢nica. ?Qu¨¦ es lo que arriesgan si no van? ?Tal vez que el presidente Yanuk¨®vich boicotee los Juegos Ol¨ªmpicos de Londres en venganza? Ojal¨¢.
Timothy Garton Ash es catedr¨¢tico de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford, investigador titular en la Hoover Institution de la Universidad de Stanford. Su ¨²ltimo libro es Los hechos son subversivos: ideas y personajes para una d¨¦cada sin nombre.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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