En Atenas
S¨®lo m¨¢s democracia evitar¨¢ el premeditado desmantelamiento de la democracia
Circunstancias personales me han tra¨ªdo a Atenas, coincidiendo con la jornada electoral de supuesto infarto europeo, seguida de presunto alivio ¨ªdem, y presidida por la coacci¨®n y el miedo provocados hasta el final por los administradores del poder econ¨®mico y por sus voceros.
Por suerte, ajena a titulares cl¨®nicos y a consignas ciegamente admitidas por quienes deber¨ªan pensar y pensarse antes de acatar y someterse, he repensado Grecia ¡ªla que tanto nos dio¡ª en compa?¨ªa de Pedro Olalla. El helenista asturiano, afincado en la capital griega, siempre alza la voz para recordarnos que s¨®lo en el reforzamiento de la ciudadan¨ªa ¡ªeso que naci¨® aqu¨ª, hace tantos a?os¡ª hallaremos la fuerza para resistir los dictados de los poderes econ¨®micos que nos sojuzgan a trav¨¦s del manejo de la deuda que ellos mismos nos ayudaron a crear. S¨®lo m¨¢s democracia evitar¨¢ el premeditado desmantelamiento de la democracia. Pedro tiene blog y legiones de seguidores en Youtube, y acaba de sacar un nuevo libro imprescindible, Historia menor de Grecia (Acantilado).
Recorr¨ª con Olalla el ?gora, y penetr¨¦ lentamente con ¨¦l, a la sombra de olivos y laureles, y entre el perfume dulz¨®n y enga?oso de las adelfas ¡ªlaureles amargos, se llaman, en griego: un potencial veneno¡ª, en el proceso que condujo a la creaci¨®n de la democracia y de la noci¨®n de individuo responsable y con derechos ciudadanos. El ayer y el hoy se fund¨ªan, con sencillez y claridad. C¨®mo hemos podido renunciar a tantas parcelas de libertad, y c¨®mo hemos permitido que nos gobiernen los lacayos de quienes nos han convertido en sus clientes entrampados.
Tal vez fuera la luz, la luz de Atenas ¡ªde aquella que nos fund¨®¡ª, lo que me anud¨® el pecho ayer, cuando volv¨ª los ojos hacia este sumidero de mediocres sumisos en que hemos devenido.
Volver a empezar, m¨¢s que nunca.
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