Capitalismo: desaf¨ªos a la democracia
Para salir de este agujero se necesita un pacto de Estado. Nadie ha hecho caso y as¨ª estamos
Uno.- En los ¨²ltimos tiempos se debate sobre la crisis de la democracia representativa, es decir, la nuestra. Cabe preguntarse d¨®nde radica el origen primario de tal malestar. En mi opini¨®n, en la crisis sist¨¦mica del capitalismo, en su versi¨®n dominio financiero, con repercusi¨®n en la econom¨ªa productiva y en el deterioro social. Sumado lo anterior al hecho de que coincide con una crisis de alternativa real a lo existente. Esta profunda quiebra trae causa de dos fen¨®menos relacionados: uno, la creciente p¨¦rdida de hegemon¨ªa en la producci¨®n de bienes por parte de ¡°Occidente¡± en beneficio de los pa¨ªses emergentes (BRICS), con la consiguiente dilataci¨®n patol¨®gico-infecciosa de los productos financieros con objeto de mantener la posici¨®n dominante global; dos, una creciente distribuci¨®n injusta de la riqueza a nivel interno al tiempo que se mantiene, con artificio, la capacidad de consumo, lo que conduce a insoportables endeudamientos privados y, luego, p¨²blicos.
Dos.- Al estallar las burbujas ¡ªfinanciera, inmobiliaria¡ª cuya onda expansiva es global, los Estados-naci¨®n se ven impotentes para hacerla frente. Estado-naci¨®n que es el espacio hist¨®rico de esa forma de democracia que llamamos representativa, por cuanto la ciudadan¨ªa es estatal, pues no existe un demos global y, muy escaso, europeo. Esta insuficiencia de los Estados para afrontar la crisis no es obra del maligno. Las revoluciones tecnol¨®gicas han permitido globalizar los procesos, en consecuencia, tambi¨¦n los problemas y, por ello, las posibles soluciones. En una palabra, el capitalismo es global pero la pol¨ªtica-democracia no lo es. Por ejemplo, la UE no es, todav¨ªa, un sujeto pol¨ªtico y el G-20+ no deja de ser una coordinadora de reuniones no operativas. Al tiempo, muchos instrumentos econ¨®micos tradicionales del Estado se perdieron en los a?os 80/90 a partir del famoso consenso de Washington: desregulaciones, privatizaciones sin cuento, menos impuestos, es decir, menos Estado, predominio ideol¨®gico de lo privado, individual frente a lo p¨²blico y solidario. Ahora asistimos, al rebufo de la crisis, al asalto al Estado de bienestar porque la mundializaci¨®n y la crisis nos introduce en un c¨ªrculo diab¨®lico del que no atinamos como salir:
Los Estados se endeudan hasta las cejas para salvar y sanear bancos; para pagar la creciente factura del desempleo; abonar los abultados intereses de la deuda y, todo ello, con decreciente recaudaci¨®n fiscal por efecto de la falta de crecimiento, bajada de impuestos, evasi¨®n de tributos, para¨ªsos fiscales, etc. etc. (para los gobiernos ha sido m¨¢s indoloro endeudarse que subir impuestos a los votantes). Y este sistema financiero que el Estado ¡ªciudadanos¡ª ha salvado, ahoga a los pa¨ªses m¨¢s vulnerables al imponerles condiciones m¨¢s gravosas (intereses) para prestarles fondos, adem¨¢s de bajarles la nota si no hacen lo que desean, a trav¨¦s de agencias que ellos mismos controlan. El resultado es conocido: menos consumo e inversi¨®n p¨²blica, v¨ªa recorte presupuestario; menos consumo privado, por reducci¨®n de sueldos, pensiones y desempleo; menos inversi¨®n privada, v¨ªa sequ¨ªa crediticia. Solo quedan las exportaciones para mejorar el PIB, insuficiente para crear empleo con una Europa ¨¢tona. En el caso espa?ol, la conclusi¨®n ha sido la recesi¨®n, luego m¨¢s desempleo y vuelta a empezar.
Tres.- De aqu¨ª, la sensaci¨®n ciudadana de que no mandan los gobiernos que eligen sino los mercados ¡ªacreedores¡ª, como si se produjese un cierto vaciamiento de la democracia, pues como ya dec¨ªa Quevedo ¡°poderoso caballero es don Dinero¡±. Se est¨¢ m¨¢s pendiente de la prima de riesgo que de la tasa de paro. As¨ª, en la UE se ha impuesto la pol¨ªtica de recortes, sobre la falsa idea de que se ha gastado demasiado cuando la realidad es que se ha ingresado demasiado poco (las cifras de evasi¨®n fiscal y para¨ªsos fiscales son escandalosas). Una UE a la que ha embestido la crisis sin ¨²tiles id¨®neos para hacerla frente: sin gobierno econ¨®mico; sin un Banco Central adecuado; un Presupuesto rid¨ªculo, sin fiscalidad homog¨¦nea. De esta suerte, asistimos al fascinante espect¨¢culo de c¨®mo el BCE presta a los bancos billones de euros al 1% y algunos Estados tienen que pagar el 6% que estos ¨²ltimos les prestan, o c¨®mo Alemania obtiene cr¨¦dito al 0% y Espa?a o Italia al 5 o al 6%. C¨®mo a Bankia se le facilitan 20.000 millones de euros, mientras se recortan 10.000 millones en educaci¨®n y sanidad.
La insuficiencia fiscal es una cat¨¢strofe para la democracia
Cuatro.- Es cierto que en el capitalismo realmente existente la democracia siempre opera con l¨ªmites. Los poderes econ¨®micos ¡ªfinancieros, multinacionales¡ª no operan bajo el principio democr¨¢tico. Estos l¨ªmites se ampl¨ªan cuando la pol¨ªtica predomina sobre la econom¨ªa y no al rev¨¦s, como ahora. La gran cuesti¨®n es c¨®mo regresar al predominio de la pol¨ªtica democr¨¢tica para lo que ser¨ªa menester entre otras cosas:
Un sistema financiero europeo integrado y regulado con eficacia, al tiempo que se crean bancos p¨²blicos nacionales y europeos. Es divertido escuchar a liberales radicales decir que los dep¨®sitos m¨¢s seguros son los de los bancos nacionalizados. Los Estados deber¨ªan depender de los ciudadanos v¨ªa impuestos y no de los mercados v¨ªa d¨¦ficit/deuda. La insuficiencia fiscal es una cat¨¢strofe para la democracia. Hemos pasado del ciudadano-acreedor al mercado-acreedor. La democracia o es, tambi¨¦n, social o no es. No se puede regresa a la hip¨®tesis del ¡°Estado liberal¡±, es decir, capaz de sujetar a las personas pero no de administrar las cosas.
El espacio de la democracia tiene que ser, tambi¨¦n, europeo. La construcci¨®n pol¨ªtica de Europa es una condici¨®n, actual, de la democracia. Es peligrosa y falsa la idea de que s¨®lo en el Estado-naci¨®n es posible la democracia. Por eso, mantener el euro, sin vacilaciones, no es solo una cuesti¨®n econ¨®mica. Los partidos, como cauces de participaci¨®n, deber¨ªan transformarse en ¡°partidos de los ciudadanos¡± y ser operativos a nivel europeo. No es suficiente con partidos ¡°nacionales¡±. Las nuevas tecnolog¨ªas permiten un ensanchamiento de la participaci¨®n ciudadana. Hay que construir un ¡°nuevo internacionalismo¡± capaz de dirigir la globalizaci¨®n de manera democr¨¢tica, social y sostenible. De momento, hay que salir del abrazo mortal Bancos-Estado, con capitalizaci¨®n aut¨®noma de aquellos; al BCE hay que operarle de sus malformaciones; la mutualizaci¨®n de la deuda solo es posible en la virtud y con control mutualizado de los presupuestos, es decir, con m¨¢s Europa econ¨®mica y pol¨ªtica.
En conclusi¨®n, desde hace cuatro a?os algunos venimos sosteniendo que para salir de este agujero se necesita un gran pacto de Estado, similar a los de la Moncloa. Nadie ha hecho caso y as¨ª estamos.
Nicol¨¢s Sartorius es vicepresidente Ejecutivo de la Fundaci¨®n Alternativas.
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