Princesa Sara: ¡°He sido v¨ªctima de abusos f¨ªsicos y mentales¡±
La sobrina del Rey Abdal¨¢ solicita asilo pol¨ªtico al Reino Unido ante el temor de regresar a Arab¨ªa Saud¨ª
Resulta infrecuente que una princesa que reside en un hotel de cinco estrellas pida asilo pol¨ªtico. Pero nada en la vida de Sara Bint Talal Bin Abdulaziz al Saud ha sido ordinario. Desde su crianza entre algodones en un palacio saud¨ª hasta su mudanza a Londres hace cinco a?os tras un enfrentamiento con su padre. Ahora, la princesa Sara, sobrina del rey? Abdal¨¢ y una de los cientos de nietos del fundador de Arabia Saud¨ª, denuncia un compl¨® de la familia para devolverla a ese Reino del Desierto en el que las mujeres no tienen ni voz ni derechos. Aduce que sus problemas se deben a que es una reformista, pero no se le conocen actividades pol¨ªticas ni de defensa de los derechos humanos.
¡°He sido v¨ªctima de abusos f¨ªsicos y mentales. Mis haberes han sido congelados. Me acusan de estar en la oposici¨®n, con Ir¨¢n, no han dejado nada. Me han crucificado de todas las formas posibles¡±, asegura Sara en The Sunday Telegraph. Seg¨²n ese semanal brit¨¢nico, el pasado viernes los abogados de la princesa notificaron al Ministerio del Interior su solicitud de asilo pol¨ªtico para ella y sus cuatro hijas.
Sara, de 38 a?os, es hija de Talal, m¨¢s conocido como el Pr¨ªncipe Rojo por su coqueteo con el naserismo en los a?os sesenta del siglo pasado y sus inclinaciones liberales, y su tercera esposa, Mudie Bint Abdulmohsen Alangary. Apodada Barbie, como ella recuerda en la entrevista, fue criada por una gobernanta brit¨¢nica, estudi¨® en la Universidad Rey Saud de Riad y se cas¨® joven con un primo, como es costumbre en Arabia Saud¨ª, del que se divorci¨® pocos a?os despu¨¦s.
Era la ni?a de los ojos de su padre. Hasta que en 2007 por un asunto que Sara no aclara, se enfrent¨® a ¨¦l y decidi¨® establecerse en Londres con sus hijas. Su pasaporte caduc¨® dos a?os despu¨¦s y ahora corre el riesgo de ser deportada dado que su visado tambi¨¦n ha vencido y las autoridades brit¨¢nicas rechazaron su extensi¨®n el a?o pasado. En la entrevista con el?Telegraph, expresa su convicci¨®n de que altos funcionarios saud¨ªes planean secuestrarla y llevarla de vuelta a Riad.
Desde la muerte de su madre en 2008, Sara ha batallado con su hermano mayor, el pr¨ªncipe Turki, por la herencia de aqu¨¦lla valorada en unos 440 millones de euros y que incluye, adem¨¢s de dinero y joyas, propiedades en Arabia Saud¨ª, Suiza, Egipto y L¨ªbano. Las autoridades saud¨ªes le han pedido que regrese a Riad para defender su causa en lugar de airearla en el extranjero. Pero el asunto puede ir m¨¢s all¨¢ de la pataleta de una princesa mimada. Su petici¨®n de asilo, justo tras la muerte del pr¨ªncipe Nayef que estaba enfrentado a su padre y le brind¨® su protecci¨®n cuando se enfad¨® con ¨¦l, da pistas sobre las tensiones dentro de la familia real saud¨ª.
¡°Soy una amenaza porque soy una reformista desde dentro. Mi manera es la manera isl¨¢mica moderna¡±, dice al peri¨®dico. Aunque la princesa viste a la occidental y no lleva el preceptivo velo que la sociedad saud¨ª impone a sus mujeres, no cuestiona ni la autoridad absoluta de su t¨ªo, el rey Abdal¨¢, ni la de la Shar¨ªa, o ley isl¨¢mica, que se utiliza en el reino para justificar la sumisi¨®n de las mujeres.
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