El jard¨ªn de las delicias
Un libro muestra las ruinas que son hoy varios proyectos urban¨ªsticos de los a?os de la rapacidad
Se hace dif¨ªcil elegir entre tantos f¨®siles del para¨ªso. Carreteras que no conducen a ninguna parte, playas en medio de las monta?as, pistas de esqu¨ª alpino en estepas resecas, v¨ªas para trenes invisibles, desolados aer¨®dromos que albergan el vuelo de los cuervos. Cualquiera de los rastros es la materia prima de un sue?o y la tumba de una pesadilla. Si ustedes quieren disponer de una gu¨ªa para viajar al jard¨ªn de las delicias les recomiendo fervientemente el libro Ruinas modernas. Una topograf¨ªa del lucro (editorial Ambit). Creo que ni siquiera Las c¨¢rceles imaginarias de Giovanni Battista Piranesi contienen tantas fantas¨ªas.
Su autora es la arquitecta alemana Julia Schulz-Dornburg, y el tema no puede ser m¨¢s id¨®neo en nuestros d¨ªas: la exhibici¨®n de las ruinas en que se han convertido decenas de proyectos urban¨ªsticos en los a?os de la rapacidad, la megaloman¨ªa y la estudipez. Schulz-Dornburg ha hecho un concienzudo trabajo de arque¨®logo. Estamos acostumbrados a que los arque¨®logos se lancen sobre vestigios muy antiguos en el tiempo; sin embargo, la voracidad constructiva y destructiva de nuestra ¨¦poca permite crear una "antig¨¹edad reciente" donde las ruinas se solapan con los cimientos. De hecho, el ciclo estudiado en el libro se extiende s¨®lo a lo largo de dos d¨¦cadas (aproximadamente de 1992 a 2012) y demuestra la eficacia del v¨¦rtigo devastador cuando se a¨²nan lo grotesco con la codicia y la corrupci¨®n. La colecci¨®n de desastres, a cual m¨¢s espectacular, es tan enorme que la pregunta obligada es: ?c¨®mo pudieron concebirse y ejecutarse desvar¨ªos de esta naturaleza, no ¨²nicamente esperp¨¦nticos en s¨ª mismos sino evidentemente destinados al fracaso? Esta pregunta hace obligatoria otra: ?c¨®mo pudo, durante a?os, un entero pa¨ªs permanecer ciego ¡ªo c¨®mplice¡ª mientras se ejecutaban tropel¨ªas de todo tipo ante los ojos de todos?
?C¨®mo pudieron concebirse y ejecutarse desvar¨ªos de esta naturaleza?
El estudio de Schulz-Dornburg es implacable gracias a la frialdad con que maneja los datos, que a veces recuerda a la metodolog¨ªa del forense en el momento de realizar la autopsia. Solo que el cad¨¢ver, en este caso, son millones de metros cuadrados construidos a toda prisa y luego abandonados con celeridad todav¨ªa mayor. Tras el cad¨¢ver de ladrillo y hormig¨®n se apostan muchos fantasmas: los estafados, los estafadores, los inductores, los beneficiarios, lo que ahora se lamentan, los que entonces se lucraron y, sobre todo, los que quisieron olvidar sin poder librarse de la tenaz acusaci¨®n presente en estas ruinas modernas. La autora traza su topograf¨ªa, sin met¨¢fora alguna, con la exclusiva utilizaci¨®n de informaciones que proceden de las promotoras inmobiliarias o de los archivos municipales. Es una cr¨®nica rigurosa del enga?o y de la malversaci¨®n, en la que el lector puede encontrar un permanente desprecio a cualquier ley por parte de autoridades pol¨ªticas evidentemente corruptas. La arque¨®loga ha puesto fechas de nacimiento y muerte para cada uno de sus conjuntos ruinosos. Paralelamente los ha diseccionado visualmente: fotograf¨ªas a vista de p¨¢jaro al principio para, luego, en un zoom hacia el detalle, mostrar el desastre en su minuciosa monstruosidad. Las im¨¢genes, espl¨¦ndidas, muestran los extremos que alcanz¨® nuestro jard¨ªn de las delicias.
Los delincuentes eran tambi¨¦n poetas. Malos poetas pero poetas, al fin y al cabo. Con gran acierto Schulz-Dornburg ofrece como p¨®rtico de cada templo arruinado el lema publicitario usado por los promotores para atraer a los clientes. Las promesas son maravillosas e inigualables. Les sugiero leer con atenci¨®n estos lemas para comprender las complejidades del alma humana. "Las villas ofrecen un valor excelente por el dinero, con una gran cantidad de espacio de vida": una joya po¨¦tica y filos¨®fica creada por Fortuna Hill Nature and Residential Golf Resort, un monstruo de nombre modesto, como puede advertirse, nacido en 2004 y muerto en 2010 en la provincia de Murcia. Y as¨ª, los que quieran. Se puede escoger. Mis favoritos son tres.
El primero es Complejo de Aventuras Meseta Ski, una gran iluminaci¨®n visionaria que deb¨ªa transformar a Villavieja del Cerro, una aldea de 103 habitantes, en un centro cosmopolita que llevar¨ªa a la planicie de Valladolid 70.000 visitantes cada a?o. Para conseguirlo nada m¨¢s adecuado que montar una pista de esqu¨ª seco, practicable en todas las estaciones, que descendiera desde lo alto del cerro hasta las callejuelas de Villavieja. Como la visi¨®n se congel¨® en 2010 en la actualidad el aspecto que ofrece el lugar es el de una peque?a poblaci¨®n amenazada por una serpiente blanca ¡ªde una blancura sucia y quebrada¡ª dispuesta a engullir a todo ser vivo que se le ponga por delante. Lema: "Vive la aventura todo el a?o".
Es una cr¨®nica rigurosa del enga?o y de la malversaci¨®n
El segundo prueba que estamos dispuestos a tropezar las veces que sea con la misma piedra con tal de buscar el camino aparentemente m¨¢s c¨®modo desde el punto de vista de la picaresca. Se trata de El Reino de Don Quijote, un Eurovegas avant la lettre, situado en plena La Mancha, con el benepl¨¢cito de las autoridades y con el habitual escarnio para la pobre criatura literaria de Cervantes. El conjunto ten¨ªa como coraz¨®n un gran hotel-casino, el Caesar's Espa?a, y a su alrededor muchos otros edificios prodigiosos para albergar a 44.000 habitantes. Muerto, por suspensi¨®n de pagos, en 2011 parece que en efecto, por lo fantasmag¨®rico, sea una recreaci¨®n de los reinos on¨ªricos de Alonso Quijano. Nada se puede distinguir en la realidad del gran hotel-casino, que ten¨ªa que ser el tesoro de los lud¨®patas, ni del gran lago artificial que cubrir¨ªa la estepa, ni del tren ligero que unir¨ªa el casino que no ha llegado a tener jugadores con el aeropuerto de Ciudad Real que no ha llegado a tener aviones. Alguien deber¨ªa llevar de visita al se?or Adelson a El Reino de Don Quijote. Lema: "Ocio con juegos de azar, negocio, viviendas y campo de golf".
El tercero, Campo de Vuelo Residential, es el m¨¢s apabullante y el que merecer¨ªa el primer premio en el campeonato mundial de la estulticia. No puedo retrasar el recuerdo del lema porque en ¨¦l se resume a la perfecci¨®n el proyecto: "?Qu¨¦ piloto no ha so?ado alguna vez con aterrizar sobre la pista de su comunidad y guardar su avi¨®n en su propio jard¨ªn?". En efecto, nada hay m¨¢s natural. Por eso alguien, en la provincia de Murcia, y tambi¨¦n con el elogio de las autoridades, se empe?¨® en realizar el sue?o para 3.600 habitantes que guardar¨ªan en sus jardines 166 avionetas. La muerte de la empresa, por quiebra, en 2009 ha dejado como regalo para el paisaje murciano un solitario aer¨®dromo que pronto cubrir¨¢ la maleza, unos cuantos hangares y algunos grupos de viviendas esparcidos en el pedregal.
Todas esas ruinas modernas, como muy bien indica Julia Schulz-Dornburg en su libro, son los testigos acusadores en el juicio que Espa?a deber¨ªa tener la valent¨ªa de realizar tras el gigantesco fraude que ha tenido la cobard¨ªa de permitir. Pero aunque este juicio nunca llegue a concretarse siempre, a trav¨¦s de estas ruinas, quedar¨¢ la huella de la locura codiciosa que se apoder¨® de un pa¨ªs durante un par de d¨¦cadas en medio del silencio de los ciudadanos y de la impunidad de los saqueadores.
Rafael Argullol es escritor.
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