"Me preguntaron qu¨¦ har¨ªa en la mina cuando tuviera la regla"
¡°Me llegaron a preguntar qu¨¦ har¨ªa en la mina cuando tuviera la regla¡±. ?Por qu¨¦? ¡°No s¨¦, pensar¨ªan en mujeres que no se lavaban la cabeza y esas cosas¡±. Concepci¨®n Rodr¨ªguez denunci¨®la prohibici¨®n del trabajo femenino en la miner¨ªa y el Constitucional le dio la raz¨®n en 1993. Dos a?os despu¨¦s cinco trabajadoras accedieron a un pozo. Ahora, las mujeres del carb¨®n est¨¢n movilizadas contra el recorte de las ayudas al sector. En un mundo eminentemente masculino (apenas 300 de los casi 7.000 trabajadores de las explotaciones de carb¨®n son mujeres, el 4,5%, y solo 124 trabajan en el interior, seg¨²n datos de 2010 del Ministerio de Industria),ellas dicen mucho. ¡°Y no solo somos las esposas, somos trabajadoras, hijas, hermanas o, simplemente, vecinas luchando por el futuro de nuestra tierra¡±, recalca Concepci¨®n Rodr¨ªguez.
Su caso explica la historia reciente de las mineras espa?olas. En 1985, cuando ten¨ªa de 27 a?os Rodr¨ªguez solicit¨® con otro centenar de mujeres una plaza de ayudante de minero en Hunosa, empresa p¨²blica y principal del pa¨ªs, en Langreo (Asturias). ¡°El a?o anterior se hab¨ªa presentado una, pero no le hicieron caso¡±. Esta vez, con apoyo de pol¨ªticas como Carlota Bustelo, primera directora del Instituto de la Mujer, lograron que, dos a?os despu¨¦s (mientras los aspirantes masculinos ya estaban trabajando), les convocaran para las pruebas m¨¦dicas. Nueve pasaron. Pero la empresa, en base a una norma de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo de 1935, no las contrataba. Y Rodr¨ªguez fue a juicio.
Todav¨ªa se emociona cuando recuerda que su hijo, con diez a?os, le ped¨ªa llorando que no fuera minera. "Aqu¨ª se relaciona la mina con la muerte y, la seguridad ha mejorado mucho, pero cuando fallece alguien, lo sientes como cercano". Ella no lleg¨® a bajar al pozo (donde las condiciones laborales son mejores, para compensar la penosidad), porque ya hab¨ªaentrado como pe¨®n exterior y aspiraba a un puesto de administrativo. "Me arrepiento, pero me preocup¨® no estar a la altura de ser la primera minera". Toda su vida, como hija, nieta, hermana y sobrina de mineros, trabajadora de Hunosa durante casi 20 a?os y vecina de la cuenca del Nal¨®n, ha estado vinculada al cab¨®n. "Desde mi ventana veo el pozo Cand¨ªn, que acoge uno de los encierros de mineros que apenas salen en los medios", dice, siempre reivindicativa.
Rodr¨ªguez forma del movimiento de mujeres del carb¨®n, que ha surgido de forma paralela a las movilizaciones de los trabajadores que comenzaron a finales de mayo en contra del recorte de ayudas. Muchas veces se les identifica con las esposas de los mineros, critica, pero son mucho m¨¢s: "Ellos empezaron a moverse y nosotras decidimos que no pod¨ªamos quedarnos atr¨¢s, yo recuerdo que mi madre, mi abuela, siempre han estado al frente de las movilizaciones", detalla Bel¨¦n Pi?uelo, una de las promotoras de la Plataforma Mujeres Mineras.
No solo est¨¢n en la retaguardia. Al frente de la marcha negra, en la que mineros de diversos puntos han recorrido m¨¢s de 400 kil¨®metros hasta llegar a Madrid el pasado martes, iban minerascomo Concepci¨®n Alonso, tocaya de la pionera queabre esta entrada y tambi¨¦n asturiana, aunque de Pola de Laviana, en la comarca de La Ferrera.Con 34 a?os yuna ni?a de ochomeses,decidi¨® sumarse a la marcha como forma de apoyar a"los compa?eros que llevan casi 50 d¨ªas bajo tierra", en varios pozos mineros. Ella tambi¨¦n sabe lo que es bajar, ya que empez¨® como ayudante de minero, aunque ahora, como delegada sindical, trabaja en el servicio jur¨ªdico del Soma-UGT, ya que es abogada,y preside el comit¨¦ de empresa intercentros de Hunosa. Antes trabaj¨® en los juzgados, pero entr¨® en la mina buscando la estabilidad: "Mucha gente se sorprende, pero para entenderlo hay que ser de aqu¨ª, hay que vivir esto".
Tambi¨¦n la representante de l a patronal del carb¨®n es, desde hace siete a?os, una mujer, Mercedes Mart¨ªn, ingeniera de minas. Es otro ejemplo de que ellas cada vez tienen m¨¢s presencia en el sector minero. Ya no se conciben aquellos abucheos que, seg¨²n recuerda Concepci¨®n Rodr¨ªguez, recibieron las primeras que comenzaron a trabajar en el exterior de la mina. "Nos criticaban por robarle el trabajo a los hombres, pero todos, ellos y ellas".
El factor masculino est¨¢ todav¨ªa muy presente en un ¨¢mbito copado por hombres. Valga como muestra los continuos elogios estos d¨ªas a los "huevos" de los trabajadores del carb¨®n. Concepci¨®n Alonso, que ha recorrido 400 kil¨®metros con160 compa?eros, entre ellos otras tres mujeres, se toma a broma la referencia viril: "En la marcha, recurr¨ªamos al neutro, en plan 'ten¨¦is un par' y luego que cada uno a?adiera lo que fuera". M¨¢s all¨¢ de an¨¦cdotas, lo importante es avanzar hacia la igualdad incluso en los sectores m¨¢s complicados y a pesar de las cr¨ªticas de quienes las sit¨²an en los lugares "m¨¢s c¨®modos": "Es lo de siempre. Habr¨¢ algunas que soporten mejor el trabajo f¨ªsico que algunos", apostilla la pionera Concepci¨®n Rodr¨ªguez, recordando "lo bien" que se le daba manejar la pala en el exterior de la mina.
Fotos: En la primera imagen, una mujer en la zona de descanso de los mineros que han participado en la columna norte de la 'marcha negra', en el madrile?o barrio de Aravaca, el pasado 9 de julio, por SAMUEL S?NCHEZ. En la segunda, la minera asturiana Concepci¨®n Alonso, que ha participado en esta protesta, en su llegada a Madrid, por ?LVARO GARC?A.
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