La Espa?a dual y la salida de la crisis
Hay un sector que mira al mundo y ya ha hecho los deberes mientras otro no se ha dado cuenta de la situaci¨®n. El Gobierno debe decidir por mantenernos en la eurozona o huir hacia adelante
Todos los indicadores econ¨®micos apuntan a la existencia de una Europa dual, la del Norte o central con Alemania al frente, y la del Sur o perif¨¦rica en la que nos encontramos. La dualidad se refleja en t¨¦rminos de perspectivas de crecimiento, tasas de desempleo, evoluci¨®n de la productividad, de los precios y costes laborales unitarios, as¨ª como niveles de endeudamiento privado y de inversi¨®n en investigaci¨®n y desarrollo, por no hablar de las primas de riesgo para financiar la deuda p¨²blica. El gran problema de la periferia es que tiene unos niveles de productividad bajos y que necesita al mismo tiempo rebajar sus niveles de deuda ¡ªen Espa?a, sobre todo, privada y contra¨ªda con el exterior¡ª y bajar precios y costes para ser m¨¢s competitiva.
Esta dualidad entre pa¨ªses en Europa esconde otra dualidad interna en Espa?a. En efecto, la cuota mundial de las exportaciones de bienes y servicios de Espa?a desde que se cre¨® el euro ha resistido bien el proceso de globalizaci¨®n y el ¨ªmpetu de los pa¨ªses emergentes. De hecho, los dos ¨²nicos pa¨ªses grandes de Europa que la han mantenido son Alemania y... Espa?a, mientras que Francia, Italia, e incluso EE UU, pierden posiciones. En exportaciones de servicios, Espa?a mejora cuota por encima de Alemania. Esto indica que el sector exportador espa?ol es fuerte y, seg¨²n el anglicismo de moda, resiliente. De hecho, es sorprendente que el sector haya podido mantener cuota cuando el pa¨ªs en conjunto perd¨ªa competitividad a marchas forzadas. La raz¨®n est¨¢ en que las empresas de sectores exportadores han aumentado su productividad mucho m¨¢s que las que est¨¢n en sectores de bienes no comerciables y que hay un sector de empresas medianas y grandes cuya productividad est¨¢ en la frontera de las mejores empresas internacionales.
Hay que imitar a Suecia, que en respuesta a su crisis financiera potenci¨® la productividad
Asimismo, las empresas que se han abierto al mundo tambi¨¦n tienden a innovar m¨¢s y, por ende, a mejorar todav¨ªa m¨¢s su productividad. El ¨¦xito internacional en el sector textil, en la gesti¨®n de infraestructuras, en banca, en energ¨ªa y telecomunicaciones, por mencionar solo algunos casos, son evidentes. En resumen, tenemos un sector exportador tremendamente competitivo. Es cierto que todav¨ªa hay elementos que mejorar como el marketing de los productos de consumo. En esto deber¨ªamos aprender de Italia, donde, por ejemplo, la marca Italia en alimentaci¨®n (?incluido el aceite!) arrasa.
El sector de empresas que exportan est¨¢ mucho m¨¢s abierto al mercado internacional en t¨¦rminos de importaciones e intercambios de tecnolog¨ªa y, lo que quiz¨¢s es m¨¢s importante, en t¨¦rminos de cultura empresarial. Este sector tiene personal cualificado y que habla idiomas extranjeros, tiene la excelencia como meta y, por tanto, es meritocr¨¢tico. Es decir, tiende a colocar a cada persona dentro de la empresa seg¨²n sus m¨¦ritos profesionales y capacidad, m¨¢s que por razones de amistad o conexiones y afinidades personales. Al mismo tiempo, es un sector que intenta solucionar sus problemas sin recurso sistem¨¢tico a la intervenci¨®n o subvenciones p¨²blicas. Esta, desafortunadamente, no es la regla en Espa?a. En efecto, hay otra Espa?a que mira hacia dentro, que tiene problemas para comunicarse en otras lenguas, que mira hacia el sector p¨²blico para solucionar sus problemas, que conf¨ªa en el amiguismo para conseguir negocios y subvenciones. Esta es una Espa?a donde la gente piensa m¨¢s en defender derechos adquiridos que en c¨®mo generar la riqueza necesaria para hacer efectivos estos derechos. En esta Espa?a tambi¨¦n hay un segmento productivo muy importante de peque?as y medianas empresas que sufre tremendamente la crisis y que no sobrevivir¨¢ si no se transforma y aumenta su eficiencia.
Podemos decir que la Espa?a que mira al mundo ya ha hecho buena parte de los deberes necesarios para estar en una uni¨®n monetaria como el ¨¢rea euro, mientras que la otra todav¨ªa no se ha dado cuenta de la situaci¨®n. Y aqu¨ª llegamos al n¨²cleo de la cuesti¨®n: la sociedad espa?ola tiene que decidir si quiere hacer lo necesario para estar integrada en la moneda ¨²nica o no. No basta con las declaraciones de los Gobiernos sucesivos, m¨¢xime cuando tienden a oscurecer la alternativa a la que nos enfrentamos. La batalla est¨¢ entre mirar hacia fuera, ser competitivos y mantenernos en la zona euro o mirar hacia adentro, reclamar nuestros derechos nominales heredados y, o bien retroceder al modelo tradicional espasm¨®dico de desarrollo espa?ol de sucesivas devaluaciones de la peseta donde la restricci¨®n exterior dicta nuestra suerte, o bien lograr mantenernos en el euro en un estancamiento de largo recorrido.
Las medidas tomadas han oscilado entre la t¨¢ctica del avestruz y el arrastrar los pies
Espa?a necesita unas reformas en profundidad y que salgan de la misma sociedad y no impuestas desde fuera. Espa?a necesita hacer lo que Suecia hizo en los a?os noventa en respuesta a su crisis financiera. Necesita implementar un conjunto muy profundo de reformas que potencien la productividad. En Suecia se abord¨® la crisis bancaria de manera exitosa minimizando el coste para el contribuyente, se impuls¨® la productividad con inversiones en investigaci¨®n y desarrollo (I+D) y la introducci¨®n de un mayor grado de competencia en los mercados de productos y de servicios, se reform¨® el mercado laboral y el sector p¨²blico de manera radical. Se crearon agencias p¨²blicas con misiones bien definidas, cuyo rendimiento se puede controlar, y se elimin¨® el funcionariado excepto en algunos casos como la judicatura. Adem¨¢s se introdujeron agencias independientes para controlar el gasto p¨²blico y la ejecuci¨®n del presupuesto al mismo tiempo que se reduc¨ªa el d¨¦ficit. El resultado fue espectacular en t¨¦rminos de crecimiento y consolidaci¨®n fiscal.
Ahora bien, Suecia devalu¨® su moneda al mismo tiempo, y eso impuls¨® las exportaciones. En Espa?a lo podemos hacer todo menos devaluar, a menos que nos salgamos de la zona euro. Por tanto hay que insistir m¨¢s en las mejoras de productividad y en mecanismos de devaluaci¨®n interna como la rebaja de las cotizaciones sociales, compensadas con aumentos del IVA y con una reforma de la negociaci¨®n colectiva para que deje de ser inflacionista. La limpieza de los balances bancarios est¨¢ en marcha con ayuda de los fondos europeos. Hay que esperar que la reestructuraci¨®n del sector bancario, tutelada por Europa, reduzca de manera dr¨¢stica el exceso de capacidad del sector y restaure la disciplina de mercado.
Las medidas que los Gobiernos de Espa?a han tomado para hacer frente a la crisis han oscilado entre la t¨¢ctica del avestruz y el arrastrar los pies frente a cualquier reforma significativa. De hecho, algunas medidas, como el aumento de la imposici¨®n de la renta y la rebaja dr¨¢stica en inversi¨®n en I+D, atacan la l¨ªnea de flotaci¨®n del sector abierto al mundo. Ser¨ªa desastroso que la respuesta a la crisis debilitara al sector que debe ser nuestro futuro. El tiempo se ha acabado hace mucho ya. Hay que recuperar la credibilidad perdida tomando la iniciativa en las reformas pendientes, que son casi todas, incluyendo la culminaci¨®n de la reforma laboral para acabar con la lacra de la dualidad de nuestro mercado de trabajo. Piedras de toque ser¨¢n la nunca abordada reforma de la Administraci¨®n, estabilizar nuestro Estado de bienestar en una senda sostenible, y un plan de mejora de la productividad que, a la vez que consolide a las empresas que ya est¨¢n en la frontera internacional de buenas pr¨¢cticas, ayude a transformar a las que no lo est¨¢n. La inversi¨®n en capital humano y la excelencia en la investigaci¨®n han de formar parte integral de este plan para ensanchar la proyecci¨®n exterior de nuestra econom¨ªa.
El Gobierno deber¨ªa dirigirse al pa¨ªs planteando la alternativa que tenemos: reforma en profundidad para mantenernos en la zona euro o huida hacia adelante con el espejismo del mantenimiento nominal de nuestro nivel de vida. La primera opci¨®n implica un revulsivo y transformar una parte importante del pa¨ªs con la complicidad de la sociedad, y es el ¨²nico camino para recuperar la credibilidad externa que hemos perdido. La segunda significa retroceder a la inestabilidad de tiempos pasados previos a nuestra entrada en el mercado com¨²n europeo.
Xavier Vives es director del Centro Sector P¨²blico-Sector Privado de IESE.
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