En el peor momento
El pacto fiscal de Mas es inoportuno en una situaci¨®n de emergencia econ¨®mica nacional
Aunque el presidente de la Generalitat, Artur Mas, haya empe?ado muchas de sus expectativas pol¨ªticas en el pacto fiscal, esa no es la soluci¨®n para los males de la econom¨ªa catalana. La econom¨ªa espa?ola, como a su nivel la catalana, sufre de las consecuencias de una recesi¨®n de intensidad desconocida en los ¨²ltimos 30 a?os y de una grave crisis de confianza de los inversores y de las entidades europeas que se agrava peligrosamente trasladando la respuesta pol¨ªtica desde el ¨¢mbito nacional al auton¨®mico. Por el contrario, el llamado pacto fiscal no es una prioridad en una coyuntura de emergencia; es m¨¢s, parece una frivolidad despu¨¦s de que la Generalitat haya mostrado su disposici¨®n a acogerse al Fondo de Liquidez para salvar la refinanciaci¨®n de los m¨¢s de 5.000 millones de deuda catalana que vencen este a?o.
La insistencia en el pacto fiscal ser¨ªa discutible incluso en una fase de crecimiento, pero en la situaci¨®n presente parece m¨¢s un recurso ideol¨®gico que una opci¨®n real. La apelaci¨®n al d¨¦ficit fiscal, un lugar com¨²n en el nacionalismo catal¨¢n, es una excusa poco argumentada, porque, aunque se admita la identificaci¨®n de Catalu?a con otras econom¨ªas nacionales, es evidente que pa¨ªses que registran un d¨¦ficit fiscal acusado con las econom¨ªas de su entorno no est¨¢n sufriendo los da?os de la desconfianza inversora y la recesi¨®n.
La econom¨ªa catalana no podr¨ªa sobrevivir a la crisis global de liquidez con una autonom¨ªa fiscal impostada; y la idea de que con un pacto fiscal la deuda catalana ser¨ªa menor o cero es ret¨®rica vac¨ªa. El coste p¨²blico de Catalu?a requiere en todo caso una financiaci¨®n externa que el modelo de una econom¨ªa de ¡°solidaridad limitada¡±, como define Mas el pacto fiscal, no estar¨ªa en condiciones de avalar. Est¨¢ por ver adem¨¢s c¨®mo recibir¨ªan Bruselas, el BCE y los mercados una nueva fragmentaci¨®n de los compromisos de deuda; salvo que lo que CiU proponga sea un modelo confederal con el techo de endeudamiento avalado por el Tesoro espa?ol. En cuyo caso volver¨ªamos al sinsentido de una comunidad que reclama plena autonom¨ªa mientras recurre al Fondo com¨²n de Liquidez.
Este no es el momento de encampanarse reclamando un pacto fiscal. Es un ejercicio de oportunismo que el propio Mas no ha ocultado en el Parlament: ¡°Espa?a en su conjunto est¨¢ bajo la mirada del mundo y no se trata de una mirada amable, sino de desconfianza. En este contexto, Catalu?a tiene la oportunidad de hacerse valer como pa¨ªs¡±. La verdad pol¨ªtica desnuda es que la apelaci¨®n al pacto fiscal permite a Mas competir en el flanco del nacionalismo radical, dividir a los socialistas, excluir al PP y ofrecer al nacionalismo moderado un discurso a medio plazo. Pero en t¨¦rminos de racionalidad econ¨®mica, el pacto fiscal votado ayer es un brindis al sol. Mejor har¨ªan Mas y su consejero de Hacienda en negociar un plan serio de reducci¨®n de la deuda auton¨®mica y control del d¨¦ficit; y volver a la ¡°solidaridad limitada¡± cuando la recuperaci¨®n econ¨®mica sea un hecho.
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