Una gran coalici¨®n para defender el euro
La intervenci¨®n acabar¨¢ con el despilfarro p¨²blico, pero certifica el fracaso de las pol¨ªticas del Gobierno
El Eurogrupo aprob¨® el 20 de julio la concesi¨®n de un cr¨¦dito del MEEF (Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera) al FROB (Fondo de Reestructuraci¨®n Ordenada Bancaria) por valor de hasta 100.000 millones de euros para que este, a su vez, inyecte capital a bancos con activos da?ados. No se trata de un rescate incondicional; tampoco es la primera vez que un Gobierno espa?ol solicita ayuda exterior para solucionar los problemas de casa, pero desde el Plan de Estabilizaci¨®n (1959) no nos dec¨ªan c¨®mo nos ten¨ªamos que gobernar.
Entre aquel ajuste y este hay enormes diferencias, entonces sufr¨ªamos la dictadura, hoy disfrutamos de un sistema democr¨¢tico, aunque de pobre calidad; antes la pol¨ªtica econ¨®mica ten¨ªa m¨¢s herramientas aut¨®nomas y pod¨ªamos devaluar la peseta, pero ahora estamos obligados a hacer todo el ajuste internamente, lo que deprime la econom¨ªa, presiona al alza la prima de riesgo, y entorpece nuestra recuperaci¨®n. La intervenci¨®n acabar¨¢ con el despilfarro p¨²blico, pero certifica el fracaso de las pol¨ªticas del Gobierno. Las condiciones del rescate, coinciden grosso modo con las que plante¨¦ en 2008 en este mismo peri¨®dico, pero al llegar casi cuatro a?os tarde, obligar¨¢ a medidas adicionales. Por ello, ser¨ªa conveniente avanzar hacia una Gran Coalici¨®n que asuma la defensa del euro.
La econom¨ªa espa?ola necesita reformas estructurales y ajustes, pero hay muchas formas de aplicarlos seg¨²n los plazos de cumplimiento y la distribuci¨®n de la carga. Tanto o m¨¢s que el tama?o del ajuste interesa su calidad. Necesitamos que el ajuste sea justo y no desmantele el Estado de bienestar, si es que a¨²n creemos que ¡°la justicia es la primera virtud de las instituciones sociales¡± (Rawls, Teor¨ªa de la justicia). No debemos renunciar al Estado de bienestar porque no podamos financiarlo: podremos reducir su tama?o y adaptarlo a lo que seamos capaces de permitirnos, pero el principio es irrenunciable. Aunque ahora seamos m¨¢s pobres, no debemos ser menos justos. Las reformas del Gobierno, sin embargo, est¨¢n fuertemente ideologizadas e inspiradas en el libertarianismo anarquizante. As¨ª ocurre con la reforma laboral, que persigue una flexibilidad ramplona, pero apenas roza las pol¨ªticas activas del mercado de trabajo, que robustecen la empleabilidad, o las pol¨ªticas de conciliaci¨®n laboral, que son atributos de la flexiguridad vigentes en aquellos pa¨ªses de la UE que exhiben las menores tasas de paro. Esta ideolog¨ªa se refleja tambi¨¦n en la amnist¨ªa fiscal y en el aumento del IVA ?Con qu¨¦ fuerza moral pide esfuerzos el Gobierno a funcionarios, parados, y contribuyentes por IVA, cuando amnist¨ªa al defraudador o permite que los bancos act¨²en de forma irresponsable a sabiendas de que el Gobierno, llegado el momento, les rescatar¨¢?
El Gobierno no puede parapetarse en la necesidad del ajuste, sino empezar por las instituciones de conducta ejemplar como ¡°el Trono y el Altar¡±, recaudar el IBI a la Iglesia y reducir los gastos de la Casa Real. Las remuneraciones y pensiones vitalicias de nuestros pol¨ªticos deben correr parejas con la rebaja del 30% en retribuciones establecida por Hollande para su Gobierno y la clase pol¨ªtica francesa. Se?or Rajoy, liquide ordenadamente los bancos inviables, pues si quiere que sus beneficios est¨¦n moralmente justificados, tienen que poder ser liquidados o quebrar como cualquier empresa. Los bancos esperaban que pasase la crisis para poder vender a precios exorbitantes lo que financiaron especulando, pero se equivocaron, y no quieren asumir ahora los costes de su mala gesti¨®n. Pase a continuaci¨®n a recaudar impuestos de las multinacionales y grandes empresas espa?olas; y, al tiempo, con la credibilidad y autoridad moral ganadas, dir¨ªjase a los contribuyentes, sindicatos y empresarios y recl¨¢meles los sacrificios necesarios para cuadrar la hacienda p¨²blica que los poderosos se encargaron de malbaratar. En pol¨ªtica, como en econom¨ªa, siempre se elige el mal menor, pero el orden de las acciones s¨ª altera el producto.
Lo que presiona a la prima de riesgo es la? situaci¨®n de Espa?a, pero tambi¨¦n el dise?o cojitranco del euro
Para que el euro funcione correctamente los Gobiernos tienen que respetar su regla de oro: el ajuste empieza en casa. Ello significa corregir el exceso de ahorro en algunas econom¨ªas y, en otras, como la espa?ola, el exceso de gasto que nos ha llevado a un nivel insostenible de endeudamiento del sector privado, sobre todo, de empresas e instituciones financieras. El d¨¦ficit p¨²blico, en s¨ª mismo, no es un problema econ¨®mico serio; tampoco el nivel de deuda, si tuvi¨¦semos moneda propia, pero la mala gesti¨®n del gasto p¨²blico s¨ª que lo es, como tambi¨¦n incumplir los compromisos de estabilidad financiera a los que se comprometi¨® Espa?a al firmar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. El meollo del problema, sin embargo, no es el d¨¦ficit p¨²blico sino el privado.
No est¨¢ garantizado que podamos pagar la hipoteca de hasta 100.000 millones, ni que podamos ahorrar los 65.000 millones de euros del recorte, pero que el cr¨¦dito al FROB compute como deuda y no como d¨¦ficit, a diferencia de Irlanda, suavizar¨¢ las condiciones de cr¨¦dito, y la presi¨®n para reducir el gasto p¨²blico. Tambi¨¦n ayudar¨ªa una suavizaci¨®n adicional, la tercera, en el calendario de objetivos de d¨¦ficit, aunque no nos inmunice frente al rescate total. Los ajustes recientes y los que llegar¨¢n en verano ser¨¢n incapaces de rebajar la prima de riesgo. Adem¨¢s, una nueva rebaja de la nota de Espa?a por la agencia de riesgo Ficht, que ahora est¨¢ a dos pelda?os del bono basura, reducir¨¢ la capacidad del Tesoro para obtener financiaci¨®n.
Para que funcione la moneda com¨²n? hay que respetar la regla de oro: el ajuste empieza en casa
Parte de la presi¨®n sobre la prima de riesgo es resultado de la mala gesti¨®n macroecon¨®mica de los gobiernos espa?oles, pero esa presi¨®n subsistir¨¢ porque son esos mismos recortes los que generan incertidumbre sobre la capacidad de resistencia de las empresas y sobre la eficacia recaudatoria de las medidas del Gobierno. Lo que presiona a la prima de riesgo es, sobre todo, la penosa situaci¨®n de Espa?a, pero tambi¨¦n el dise?o cojitranco del euro que conlleva el riesgo de que explote y desaparezca. Ello es el resultado de la obstinaci¨®n alemana en no querer hacer su parte del ajuste, no movilizar su exceso de ahorro y no expandir sus costes laborales y precios, lo que ayudar¨ªa a soslayar una recesi¨®n en Alemania, y al reequilibrio de los perif¨¦ricos. Los alemanes ajustaron m¨¢s de lo necesario y deben realizar ahora una revaluaci¨®n interna si no quieren que los perif¨¦ricos entren en deflaci¨®n. Adem¨¢s, la negativa del BCE a generar m¨¢s inflaci¨®n y a comprar deuda en el mercado secundario condena a m¨¢s recortes a la periferia. El BCE tiene la obligaci¨®n de defender la estabilidad de precios, pero tambi¨¦n el euro. Por eso, esperamos que Rajoy, al igual que hiciera Monti, exhiba con Merkel la misma determinaci¨®n que la aplicada con los ajustes, para que la canciller active una revaluaci¨®n interna en Alemania y persuada, de inc¨®gnito, al BCE para que compre deuda.
Como en el dilema del prisionero, estamos ante un juego de muchos actores con estrategias no cooperativas. Mientras, resulta dif¨ªcil estimar cu¨¢nto puede aguantar nuestra econom¨ªa financi¨¢ndose a tipos punitivos como los actuales antes de colapsar. Si fuesen dos o tres meses la situaci¨®n reclamar¨ªa un gobierno de concentraci¨®n nacional, salvo que, como en el dilema del prisionero, lancemos antes una amenaza cre¨ªble de abandono del euro que despierte a Merkel de su ensue?o nacional y la confronte con la necesidad de adoptar una soluci¨®n europea a la crisis, en lugar de dejar como herencia una rebaja de calificaci¨®n de la deuda alemana, y una zona marco como reminiscencia de la eurozona actual. No ser¨ªa la primera vez que fracasase una uni¨®n monetaria en Europa, pero, como en el juego de las canicas, la diversi¨®n se termina cuando el pa¨ªs que ha ganado todas las canicas no las vuelve a poner en movimiento.
Manuel Sanchis i Marco es profesor de Econom¨ªa Aplicada de la Universitat de Val¨¨ncia e Investigador Asociado del AQR-IREA de la Universitat de Barcelona.
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