Mazazo a la Universidad
La urgencia de los recortes amenaza con hipotecar lo m¨¢s importante: la consolidaci¨®n de una ense?anza superior de mayor calidad que pueda capacitar a Espa?a para enfrentarse a los retos globales que nos esperan
El d¨ªa 14 de enero de este a?o, acud¨ª a Santander para impartir un curso de voluntariado en cooperaci¨®n internacional y me encontr¨¦ con la sorpresa de que, entre la docena de participantes, hab¨ªa nada menos que cuatro o cinco doctores. Me impact¨® profundamente que, en el coloquio final que mantuvimos, varios expresaran su decepci¨®n ante el hecho de que con 30 a?os estaban apurando una beca de formaci¨®n postdoctoral y que, debido a la crisis, no cre¨ªan que pudieran conseguir ning¨²n empleo en su campo de especializaci¨®n. Con cierta amargura, uno de los asistentes comparti¨® con nosotros la extra?a sensaci¨®n que experimentaba por el hecho de que, habiendo sido el ¨²nico de su ¡°quinta¡± que hab¨ªa salido del pueblo para estudiar en la Universidad, ahora observaba c¨®mo sus amigos hab¨ªan podido casarse, constituir una familia, encontrar una casa y trabajar, mientras ¨¦l se enfrentaba a un horizonte incierto. Cuando sus conocidos le preguntaban por su futuro a corto plazo no pod¨ªa contestar nada en concreto y, lo que es peor, se ve¨ªa con 40 a?os sin saber que ser¨ªa de su vida. El resto de los j¨®venes asistentes al taller afirmaba estar en la misma situaci¨®n, despu¨¦s de haber dedicado muchos a?os al estudio de su carrera, a aprender idiomas o a realizar viajes al extranjero para mejorar su formaci¨®n acad¨¦mica. Inmediatamente pens¨¦ en la situaci¨®n de tantos profesores universitarios j¨®venes con los que me relaciono.
El pasado s¨¢bado 21 de abril el Gobierno aprob¨® un Real Decreto-Ley de ¡°Medidas urgentes de racionalizaci¨®n del gasto p¨²blico en el ¨¢mbito educativo¡± que amenaza con arrasar a la instituci¨®n universitaria. En concreto, de aplicarse en su integridad el conjunto de las disposiciones, podr¨ªa acabar con m¨¢s de un tercio de las plantillas docentes y, precisamente, haciendo recaer ese sacrificio sobre la generaci¨®n m¨¢s prometedora. Con la amenaza de recortar a¨²n m¨¢s los fondos dedicados a la educaci¨®n superior, el decreto pende cual espada de Damocles sobre el conjunto de la comunidad universitaria. Las diversas normas aprobadas a lo largo del presente mes de julio (p.e. la Ley 4/2012 del 4 de julio de la Comunidad de Madrid o el Real Decreto-Ley 20/2012 del 13 de julio) han confirmado la gravedad del escenario en el que nos encontramos. De hecho, son numeros¨ªsimas las universidades de nuestro pa¨ªs que han procedido ya a eliminar docentes.
Empecemos por reconocer expresamente que, en tiempos tan dif¨ªciles como los actuales, todos ¨Ctambi¨¦n las universidades- estamos moralmente obligados a asumir restricciones financieras. Vaya tambi¨¦n por delante la aceptaci¨®n de que resulta necesario racionalizar el gasto universitario en aquellos lugares, centros y titulaciones en los que no existe un n¨²mero razonable de alumnos y que se encuentran, por consiguiente, sobredimensionados. Incluso me parece razonable elevar las tasas sensiblemente, siempre que un sistema efectivo de becas haga factible la igualdad de oportunidades de acceso a la ense?anza superior al margen de la capacidad econ¨®mica de las familias
Pero, m¨¢s all¨¢ de estos supuestos, existe una amenaza real de descapitalizaci¨®n de la universidad que puede tener consecuencias de enorme calado y que no se justifica en modo alguno. De hecho, se est¨¢ produciendo una escisi¨®n esquizofr¨¦nica entre el discurso oficial de los responsables ministeriales ¡ªempe?ados en hablar de ¡°excelencia¡±, ¡°investigaci¨®n¡±, ¡°calidad¡±, ¡°internacionalizaci¨®n¡±, ¡°ense?anza personalizada¡±, ¡°Espacio Europeo de Educaci¨®n Superior¡± o la consideraci¨®n de la formaci¨®n superior como la ¡°herramienta estrat¨¦gica para el desarrollo del pa¨ªs¡±¡ª y la praxis presupuestaria restrictiva de los ¨²ltimos a?os que revierte una tendencia hacia el fortalecimiento de la ense?anza superior que ha sido reconocida por la OCDE y que hab¨ªa conducido a resultados muy positivos tanto en t¨¦rminos de logros acad¨¦micos como en el terreno del incremento de la investigaci¨®n, algo que recordaron acertadamente los rectores hace pocas semanas.
Los docentes con dedicaci¨®n parcial? imparten un 75% de las clases y cobran menos de la mitad
De aplicarse el decreto literalmente, la carga lectiva de muchos docentes con dedicaci¨®n exclusiva podr¨ªa incrementarse un 33% ¡ªel equivalente a elevar de 40 a 53 horas la jornada de trabajo¡ª lo que unido a la eliminaci¨®n o fusi¨®n de grupos o la minusvaloraci¨®n de otras actividades docentes permitir¨ªa recortar dr¨¢sticamente las plantillas. Lo que conviene poner de relieve es que la medida resulta ineficiente desde el punto de vista econ¨®mico y profundamente injusta desde el social. El motivo es f¨¢cil de entender. Una parte importante de las plantillas universitarias corresponde a los profesores asociados, ayudantes e interinos, cuyas plazas se renuevan cada a?o o cada tres. Este hecho los sit¨²a en una posici¨®n extremadamente vulnerable. Basta con no renovarles para que dejen de formar parte de los cuerpos docentes y, adem¨¢s, no se hace necesario indemnizarles. Para colmo de males, la pol¨ªtica de ahorro que se lleva aplicando desde hace muchos a?os, conduce a que sus jornadas no sean completas y que, as¨ª mismo, sus derechos laborales en caso de despido sean m¨ªnimos Estas plazas est¨¢n ocupadas, muy mayoritariamente, por j¨®venes que desean hacer una carrera acad¨¦mica, pero que no han podido acceder a una plaza fija por la falta de fondos. Lo significativo de este amplio n¨²mero de ¡°descartables¡± es que son, precisamente, los que se han preparado durante m¨¢s tiempo para llegar a poder ser profesores y los que siguen con mayor rigor los criterios de exigencia acad¨¦mica establecidos por la ANECA, dado que son requisito imprescindible para obtener la ansiada acreditaci¨®n.
Es decir, buena parte de los mejores estudiantes del pa¨ªs ¡ªen capacidad y esfuerzo¡ª, despu¨¦s de diez o m¨¢s a?os dedicados intensamente a la formaci¨®n (licenciatura, doctorado, idiomas, estancias en centros for¨¢neos, experiencia docente y elaboraci¨®n de publicaciones) no pueden obtener la m¨ªnima estabilidad laboral en la situaci¨®n actual. Ning¨²n colectivo de trabajadores de nuestro pa¨ªs tiene que acumular tantos m¨¦ritos para acceder a un puesto de trabajo, durante un periodo de prueba tan dilatado y padeciendo una situaci¨®n tan precaria. Tengamos en cuenta que son el recambio natural de los profesores veteranos y corremos el riesgo de perderles definitivamente, creando un hueco generacional que no podremos cubrir.
Se est¨¢ produciendo una escisi¨®n esquizofr¨¦nica entre el discurso oficial de los responsables ministeriales y la praxis presupuestaria restrictiva de los ¨²ltimos a?os
Pero si desde el punto de vista acad¨¦mico esta situaci¨®n que afecta a personas que superan los 30 a?os es lamentable, la consideraci¨®n de la variable econ¨®mica resulta simplemente indignante. A la mayor¨ªa de estos docentes las universidades les contratan con dedicaci¨®n parcial por lo que impartiendo un 75% de las clases de quienes tenemos la dedicaci¨®n exclusiva, pueden llegar a cobrar ¡ªseg¨²n las categor¨ªas¡ª mucho menos de la mitad. Eso s¨ª, a pesar de no poder acceder a la dedicaci¨®n exclusiva que muchos de ellos desear¨ªan, se ven afectados por las normas de incompatibilidad. En este contexto, la aplicaci¨®n del Decreto-Ley har¨¢ recaer el ajuste sobre quienes son m¨¢s j¨®venes, est¨¢n haciendo un mayor esfuerzo formativo e investigador, cobran menos y dan relativamente m¨¢s clases. Por ese motivo, no hay proporci¨®n entre el ahorro econ¨®mico, muy moderado, que se deriva de su despido y la p¨¦rdida de capital humano que representar¨¢ para las universidades a medio y largo plazo.
Muchos de estos j¨®venes profesores iniciaron su carrera profesional merced a la ampliaci¨®n de becas pre-doctorales y post-doctorales que llevaron a cabo los gobiernos recientes, convencidos de que la preparaci¨®n cient¨ªfica y profesional era una de las carencias hist¨®ricas de nuestro pa¨ªs. Durante muchos a?os Espa?a ha invertido recursos p¨²blicos en la preparaci¨®n de sus estudiantes m¨¢s destacados para, finalmente, desperdiciar el esfuerzo. Muchos de ellos abandonar¨¢n la actividad investigadora y docente de modo irreversible, mientras otros, los m¨¢s motivados o desesperados, saldr¨¢n de nuestro pa¨ªs y enriquecer¨¢n con su inquietud y conocimientos a otros Estados capaces de ofrecerles oportunidades. No olvidemos que la valoraci¨®n que hacen de nuestros graduados en Europa y Estados Unidos es muy alta en muchas ramas del conocimiento: matem¨¢ticas, biolog¨ªa, ingenier¨ªas, inform¨¢tica, profesiones sanitarias, arquitectura, etc.
Curiosamente, el panorama educativo de nuestro pa¨ªs se encuentra muy polarizado. Mientras presentamos uno de los ¨ªndices m¨¢s altos de fracaso escolar de la OCDE, tenemos tambi¨¦n unos resultados notables en materia de educaci¨®n superior. Mantener o mejorar este ¨²ltimo logro y superar el desaf¨ªo que representa el fracaso escolar reclaman m¨¢s y mejores profesionales de la educaci¨®n, no menos y m¨¢s desbordados.
En cierta ocasi¨®n la entonces primera ministra de la India ¡ªIndira Gandhi¡ª viendo el tratamiento que daban en la televisi¨®n los reporteros occidentales a su pa¨ªs dijo: ¡°nos vemos con los ojos de quienes nos desprecian¡±. Quienes somos profesionales de la educaci¨®n en nuestro pa¨ªs en estos dif¨ªciles tiempos podemos cambiar algo la expresi¨®n y afirmar ¡°estamos gobernados por quienes desconf¨ªan de nosotros¡±. Ya lo dec¨ªa Mafalda: ¡°lo urgente no deja tiempo para lo importante¡±. En este caso, la urgencia de los recortes, amenaza con hipotecar lo m¨¢s importante: la consolidaci¨®n de una ense?anza superior de mayor calidad que pueda capacitar a nuestro pa¨ªs para enfrentarse a los retos globales que nos esperan. Lo siento, yo tambi¨¦n estoy indignado.
Pedro Jos¨¦ G¨®mez Serrano es director del Departamento de Econom¨ªa Aplicada I en la Universidad Complutense de Madrid.
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