Malas perspectivas
Siete meses despu¨¦s de la designaci¨®n del nuevo equipo econ¨®mico, la confianza en Espa?a de la inversi¨®n extranjera ha descendido estrepitosamente
Todas las previsiones macroecon¨®micas indican que el ¨²ltimo semestre de 2012 ser¨¢ muy duro para el crecimiento y el empleo. La recesi¨®n tiende a acentuarse y el aumento continuado del paro est¨¢ tensando peligrosamente la estabilidad social. El Bar¨®metro de Empresas que publica Negocios confirma que las compa?¨ªas espa?olas perciben con detalle la profundidad de la recesi¨®n; esperan dos trimestres intensamente recesivos y tambi¨¦n se advierten muchas dudas sobre la hip¨®tesis de un punto de inflexi¨®n de la econom¨ªa en alg¨²n momento de 2013. Los factores recesivos son los conocidos: depresi¨®n de la demanda interna, una ca¨ªda del empleo inducida por los ajustes p¨²blicos y privados y la persistencia de una contracci¨®n del cr¨¦dito que dificulta la supervivencia de las empresas, incluso de las rentables.
El per¨ªmetro de una crisis tan compleja ¡ªuna combinaci¨®n de deuda p¨²blica pr¨®xima al colapso, congelaci¨®n del cr¨¦dito, ca¨ªda de la demanda interna, ahorro insuficiente y costes sociales disparados¡ª obliga a una pol¨ªtica econ¨®mica muy clara, gradual y selectiva que este Gobierno no ha sabido desarrollar hasta el momento. El primer paso l¨®gico era atajar las dudas sobre la solvencia exterior espa?ola, pero siete meses despu¨¦s de la designaci¨®n del nuevo equipo econ¨®mico, ese objetivo no solo no se ha conseguido, sino que la confianza en Espa?a de la inversi¨®n extranjera ha descendido estrepitosamente.
A grandes rasgos, la situaci¨®n de las empresas espa?olas parece separada estrictamente por la barrera de la posici¨®n exterior. Aquellas que disponen de presencia, filiales o inversiones propias en otros pa¨ªses est¨¢n en mejores condiciones de sostener el grado suficiente de rentabilidad y evitar as¨ª ajustes dr¨¢sticos; porque mientras el negocio interno se hunde, el externo permite equilibrar los balances. Esto es especialmente cierto en el caso de las empresas que operan en mercados regulados. No obstante, hay casos de sectores casi inmunes a la crisis hasta el momento que pueden verse afectados por un empeoramiento notable de las circunstancias financieras. El ejemplo m¨¢s llamativo es el el¨¦ctrico. El volumen de endeudamiento del conjunto de las empresas llega a cotas que producen una cierta preocupaci¨®n, debido a las dificultades evidentes de refinanciaci¨®n en unos mercados pr¨¢cticamente cerrados para las sociedades espa?olas.
No solo no hay mejoras previsibles de la demanda a corto plazo, sino que tampoco hay razones para suponer que est¨¦ mejorando la condici¨®n fundamental para la reactivaci¨®n, que es recuperar el flujo normal del cr¨¦dito, entre bancos y desde la banca a los ciudadanos. La llamada reforma laboral aumenta el paro de forma inmediata (en el segundo trimestre ya est¨¢ en una tasa del 24,6%, seg¨²n la Encuesta de Poblaci¨®n Activa) y aumentar¨¢ m¨¢s debido a los recortes de plantilla pendientes en el sector privado y en el p¨²blico. La reforma financiera parece sometida a un tr¨¢mite relativamente largo. Tampoco se detectan sectores o mercados que puedan impulsar la recuperaci¨®n con la misma intensidad que el boom inmobiliario cebado por los Gobiernos de Aznar ni hay esperanza de inversi¨®n p¨²blica o privada. Las empresas solo tienen hoy en perspectiva m¨¢s ajuste en inversi¨®n y empleo, y las que puedan, vender activos. Durante lo que resta de 2012, seguro, y quiz¨¢ tambi¨¦n en casi todo 2013.
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