Espa?a, Alemania y la salvaci¨®n del euro
Europa est¨¢ siendo desgarrada entre lo econ¨®micamente necesario y lo pol¨ªticamente posible
Final del partido en la crisis del euro. Hace unas semanas George Soros daba un plazo de tres meses para resolverla, antes de que Grecia nos sit¨²e otra vez al borde del abismo ¡ªel impago y la salida de la eurozona¡ª cuando ya la misma econom¨ªa alemana se vea arrastrada por la ca¨ªda de la periferia, y Berl¨ªn sea incapaz de reaccionar. Ahora es Espa?a, la cuarta econom¨ªa de la zona euro la que est¨¢ al borde de la intervenci¨®n total, gracias a una operaci¨®n pol¨ªtica del Banco Central Europeo (BCE) que nos rescata previa claudicaci¨®n. Tras la ¨²ltima raci¨®n de auto-canibalizaci¨®n econ¨®mica (65.000 millones en recortes que son otros tantos mordiscos a nuestra demanda interna, nuestra capacidad de crecimiento, nuestras necesidades sociales, nuestro futuro y nuestra dignidad) ni los mercados financieros ni las instituciones europeas ni nuestros socios en el euro ni, lo que es m¨¢s, los mismos ciudadanos, conced¨ªan a nuestro pa¨ªs ni una mijita de energ¨ªa econ¨®mica o voluntad pol¨ªtica propia. La tan celebrada victoria del eje Roma-Madrid-Par¨ªs sobre la intransigencia de Berl¨ªn, en el Consejo Europeo de junio, ha resultado ser un triunfo p¨ªrrico. Las ¡°concesiones¡± arrancadas a la canciller Merkel ¡ªrecapitalizaci¨®n directa de los bancos espa?oles (previa creaci¨®n de una supervisi¨®n bancaria europea), luz verde al Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEE) para comprar bonos italianos y espa?oles (sujeta a ¡°estricta condicionalidad¡±), y el esbozo de una futura Uni¨®n Bancaria¡ª est¨¢n siendo menos efectivas como cortafuegos del incendio financiero de lo que parec¨ªan en su momento. Ha sido necesario subcontratar al BCE una inyecci¨®n monetaria de caballo para reavivar las constantes vitales de una periferia moribunda. En cambio, el coste pol¨ªtico en Alemania ¡ªen t¨¦rminos de desgaste del Gobierno Merkel y de reducci¨®n de su margen de maniobra¡ª es m¨¢s elevado de lo que el resto de los europeos podemos permitirnos.
La eurozona necesita solidaridad financiera inmediata
Las cr¨ªticas a la ¡°encerrona¡± sufrida por Berl¨ªn y a las ¡°devastadoras¡± concesiones de la canciller combinan una reacci¨®n conservadora (¡°vienen a por nuestro dinero¡±) con otra nacionalista (¡°Alemania acorralada¡±); y una n¨¢usea casi fisiol¨®gica ante la inminente org¨ªa monetaria del BCE. El sentimiento de una Alemania emboscada por una alianza de la periferia (Italia y Espa?a) avalada por Francia, con lo que implica de ruptura de la lealtad en el eje Par¨ªs-Berl¨ªn, ha levantado ampollas. Horst Seehofer, l¨ªder de la Uni¨®n Social Cristiana b¨¢vara (partido hermano de la Uni¨®n Cristiano-Dem¨®crata de Merkel, cuyos esca?os sostienen el Gobierno de Berl¨ªn), amenaz¨® con hacer caer la coalici¨®n si hay otra cesi¨®n que comprometa m¨¢s al pa¨ªs en el rescate del sur. Hans-Werner Sinn, el economista m¨¢s famoso de Alemania, ha escrito una carta abierta a la canciller, firmada por m¨¢s de 200 economistas, en la que advierte que ¡°nuestros hijos y nietos sufrir¨¢n¡± si se concreta una uni¨®n bancaria. A lo que se suma el horror de la prensa alemana ante el plan de compra ¡°ilimitada¡± de bonos aprobado por el BCE ¡ªcon el ¨²nico voto en contra del Bundesbank¡ª: ¡°Cheque en blanco a los Estados deudores¡±, titula Bild; ¡°Muerte del Bundesbank¡±, se indigna Die Welt. La actitud contraria al rescate del euro es ya mayoritaria: un 54% ¡ªseg¨²n una encuesta de Der Spiegel¡ª se opone si implica m¨¢s dinero alem¨¢n en nuevos rescates.
La imagen, al otro lado del Rin, es la de un Gulliver alem¨¢n, sano y fuerte, maniatado por las deudas financieras, las debilidades econ¨®micas y las trampas sociales de sus liliputienses socios mediterr¨¢neos. ¡°La Uni¨®n Europea ¡ªeditorializa el S¨¹ddeutsche Zeitung¡ª se encuentra amenazada por un corrosivo conflicto Norte-Sur que podr¨ªa devorar todo lo conseguido hasta ahora en la integraci¨®n europea. Un ingrediente es la inquebrantable convicci¨®n entre los alemanes, claramente fomentada por el Gobierno, de que la crisis ha sido creada exclusivamente por los perezosos europeos del sur que han vivido por encima de sus posibilidades. El otro ingrediente es la visi¨®n de que los alemanes, como principales beneficiarios del euro, han estado viviendo a expensas del resto. Ning¨²n rescate puede salvar el euro, si la Uni¨®n Europea no puede superar esta desconfianza¡±.
Europa est¨¢ siendo desgarrada entre lo econ¨®micamente necesario y lo pol¨ªticamente posible. Mientras lo primero (salvar a la periferia de su vulnerabilidad fiscal-financiera) es urgente y se vuelve m¨¢s costoso cada d¨ªa; lo segundo (crear las condiciones institucionales que legitimen el rescate y refuercen la gobernanza del euro) es importante y necesario, pero el margen pol¨ªtico cada vez m¨¢s estrecho y el horizonte temporal m¨¢s largo. La eurozona necesita solidaridad financiera inmediata (instrumentada a trav¨¦s del BCE y el MEE, que tendr¨¢ que dotarse de una licencia bancaria para multiplicar su potencia financiera) y, eventualmente, eurobonos. Para evitar un p¨¢nico bancario (fuga de dep¨®sitos desde el Sur) es preciso un seguro de dep¨®sitos y un fondo de recapitalizaci¨®n y resoluci¨®n bancaria comunes. Pero Alemania y los pa¨ªses del n¨²cleo no pueden soportar pol¨ªticamente la solidaridad fiscal y la mutualizaci¨®n del riesgo sin avanzar hacia la uni¨®n fiscal y la uni¨®n bancaria ¡ªes decir, hacia el control centralizado de los presupuestos nacionales y de los bancos¡ª. Algo impensable sin una uni¨®n pol¨ªtica. Todo lo cual conlleva una compleja, lenta e incierta revisi¨®n de los Tratados de la Uni¨®n (que precisa unanimidad de los 27). Hasta ahora, la postura de la canciller Merkel se ha limitado a decir ¡°nein¡± a casi todo, evitando ¡°soluciones m¨¢gicas¡± a corto plazo y el gran dise?o a largo plazo que horrorizaba a Jean Monnet. Que el fuego lento de los mercados imponga a las econom¨ªas del Sur la medicina de la austeridad fiscal y el ejercicio de las reformas estructurales parece ser la ¨²nica estrategia discernible.
Espa?a har¨ªa bien en equilibrar su alianza con Italia y Francia, para suavizar la rigidez impuesta por Berl¨ªn
Es ingenuo creer que Alemania vaya a rendirse econ¨®micamente ¡ªponiendo en riesgo su cr¨¦dito y su competitividad, tan duramente ganados¡ª sin exigir a cambio control pol¨ªtico. Es c¨ªnico sospechar que su exigencia de Uni¨®n Pol¨ªtica sea s¨®lo un farol o una forma ret¨®rica y evasiva de seguir diciendo ¡°nein¡±. Las palabras de Wolfgang Sch?uble a Der Spiegel planteando la necesidad de un ministro de Finanzas europeo, bajo un presidente de la Comisi¨®n elegido directamente ¡ªen elecciones ¡°que galvanizar¨ªan al electorado desde Portugal a Finlandia¡±¡ª y un Parlamento Europeo reforzado, no suenan a fuego de artificio. Francia, que siempre ha so?ado con un ¡°Gobierno econ¨®mico¡± (pagado con dinero alem¨¢n) con la m¨ªnima cesi¨®n real de soberan¨ªa, apuesta a que es un bluff. Pero la personalidad del profundamente europe¨ªsta ministro de Finanzas alem¨¢n no encaja con esa frivolidad. Y el gran dise?o fiscal, bancario y pol¨ªtico federalista es la ¨²nica manera que Alemania tiene de cuadrar el c¨ªrculo entre lo econ¨®micamente necesario y lo pol¨ªticamente posible. El drama es que, en ambos campos, la brecha entre norte y sur no deja de agrandarse. Espa?a est¨¢, sin embargo, en una posici¨®n ¨²nica para servir de puente. Har¨ªa bien en equilibrar su alianza con Italia y Francia, para suavizar la rigidez de la pol¨ªtica econ¨®mica impuesta por Berl¨ªn, con el apoyo decidido a Alemania en el gran dise?o de una uni¨®n fiscal y pol¨ªtica basada en una aut¨¦ntica democracia europea. Lo primero es cuesti¨®n de inter¨¦s, lo segundo de convicci¨®n.
Javier de la Puerta Gonz¨¢lez-Quevedo es profesor de Pol¨ªtica Internacional en la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo (Estudios para Extranjeros) en Sevilla, y Editor del Informe Tendencias Globales de Thinking Heads Research.
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