Hacia el rescate suave
Espa?a e Italia pagar¨¢n con m¨¢s ajustes la intervenci¨®n del BCE en el mercado de deuda
Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), dej¨® claro ayer que la entidad no comprar¨¢ deuda ni aplicar¨¢ ¡°otras medidas no convencionales¡± si los pa¨ªses en apuros de solvencia no lo solicitan previamente al Fondo de Rescate Europeo; es decir, si no aceptan una condicionalidad macroecon¨®mica de mayor o menor intensidad como contrapartida a la intervenci¨®n del BCE. No es extra?o que las palabras de Draghi provocaran una convulsi¨®n en los mercados (el Ibex cay¨® el 5,14% y la prima de riesgo espa?ola volvi¨® a rondar los 600 puntos) porque de ellas se desprende que, en el futuro, queda cancelada la compra de deuda si no media petici¨®n de rescate. En este caso, no se trata de un rescate como el de Grecia, Portugal o Irlanda, sino de la imposici¨®n y aplicaci¨®n de condiciones macroecon¨®micas estrictas que, en funci¨®n de lo que se negocie con cada pa¨ªs, podr¨ªan implicar la p¨¦rdida de autonom¨ªa de la pol¨ªtica econ¨®mica nacional.
El Consejo del eurobanco aplic¨® ayer un doloroso correctivo a quienes supon¨ªan que la instituci¨®n estaba dispuesta a intervenir masivamente y de forma inmediata en el mercado de la deuda para reducir el diferencial asfixiante de la deuda espa?ola e italiana respecto de Alemania. La presi¨®n del Bundesbank, celoso guardi¨¢n de la esencia antiinflacionista del BCE, ha impuesto su modelo unidimensional: ajuste del d¨¦ficit y compra condicionada en el mercado de deuda. Draghi, si acaso, introdujo un peque?o resquicio de flexibilidad (probablemente mal visto por Alemania), al anunciar que ¡°reconsiderar¨¢¡± la preferencia de la deuda que tengan los pa¨ªses con el BCE. Transmite as¨ª a los inversores la idea de que no permitir¨¢ una declaraci¨®n de impago de la deuda, puesto que en ese caso el banco asumir¨ªa las p¨¦rdidas en las mismas condiciones que la deuda privada.
En s¨ªntesis, el BCE anunci¨® que las relaciones con los pa¨ªses que tienen dificultades de solvencia cuentan con unas nuevas reglas de juego que estar¨¢n vigentes al menos mientras se concretan los poderes del Mecanismo Europeo de Estabilidad. En el caso de Espa?a, las consecuencias son muy claras. El Gobierno tendr¨¢ que pensar si acude al Fondo de Rescate en solicitud de ayuda y cu¨¢ndo es el momento de hacerlo, una vez que se ha cerrado la puerta de la intervenci¨®n directa del BCE en el mercado secundario de deuda. La actitud del presidente del Gobierno a la pregunta directa de si Espa?a solicitar¨ªa la ayuda del Fondo de Rescate fue decepcionante. Ignor¨® en la pr¨¢ctica la cuesti¨®n mientras a su lado el primer ministro italiano, Mario Monti, respond¨ªa correcta y prudentemente que pensar¨ªa su decisi¨®n.
Despu¨¦s del rescate bancario, el Gobierno repiti¨® con insistencia que la econom¨ªa espa?ola no iba a necesitar un segundo rescate. Pues bien, las condiciones de refinanciaci¨®n de la deuda espa?ola hacen presumir que el Gobierno tendr¨¢ que solicitar la intervenci¨®n del BCE y que romper¨¢ una vez m¨¢s sus enf¨¢ticas promesas. La subasta de deuda de ayer consigui¨® colocar t¨ªtulos a 10 a?os al 6,7% y bonos a cuatro a?os al 6,05%. Una econom¨ªa en recesi¨®n no puede soportar durante mucho tiempo costes financieros del 6%. De hecho, los mercados suponen que Espa?a har¨¢ uso del camino trazado ayer por Draghi, puesto que la curva de la deuda a dos a?os, sobre la que actuar¨¢ el BCE en caso de intervenci¨®n, se estaba relajando ayer, mientras que los t¨ªtulos a 10 a?os exig¨ªan una rentabilidad mucho m¨¢s alta.
El euro no se va a romper, prometi¨® con ¨¦nfasis Draghi. Las v¨ªas de intervenci¨®n anunciadas ayer parecen garantizarlo. Pero es dif¨ªcil evitar la percepci¨®n de que la moneda ¨²nica se mantendr¨¢ a costa de m¨¢s ajustes draconianos en Espa?a e Italia, cuyas consecuencias sociales son imprevisibles.
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